Cuando vimos a los Rolling Stones en el 2003, entre “Tumbling dice” y “Sympathy for the devil” Mick Jagger se tomó un pequeño descanso dejando la voz a Keith Richards que interpretó “Happy” del “Exile on main street” y “Thru and thru” del “Voodoo lounge”, disco del año 94 marcado en su sencillo principal “Love is strong” por el sonido de uno de los temas del “Main offender”, álbum de Keith Richards en solitario, algo que la leyenda de las seis cuerdas ha perpetrado en pocas ocasiones pues este Lp del 92 era sólo el segundo sin la banda matriz y hasta el 2015 no existió un tercero.
Así que para celebrar el treinta aniversario de este hito sonoro se reedita el “Main offender” en el que contó con la participación de Waddy Watchell como segunda guitarra y Steve Jordan como batería (recordemos que es quien ha sustituido a Charlie Watts en las baquetas de los Stones tras su fallecimiento). Así que ahora que los Jagger, Richards y Wood vuelve a girar por sus sesenta años es buen momento para recordar esta muestra del talento de insigne intérprete y compositor.
La cosa empieza fuerte con “999”, con un riff muy “stoniano” en un tema de puro rock y un estribillo con coros irresistible en casi seis minutos al que sigue “Wicked as it seems” que desde su inicio es imposible que no recuerde al “Love is strong” antes mencionado. Una tonada precursora pero sin la armónica ni la extraordinaria voz de Jagger que tanto brío le otorgaba a la canción. Prosigue el trabajo con “Eileen” un medio tiempo de sonido “stoniano” y donde se nota a Richards algo forzado con la voz suena estupenda merced a la pegadiza melodía y a unos músicos más que inspirados. De hecho es uno de nuestros cortes favoritos y superior al reggae casi de “jam sesión” de “Words of wonder”, bastante más prescindible que “Yap yap”, medio tiempo ochentero que recuerda el sonido de la banda madre en esa década al que sigue la bluesera “Bodytalks” de estructura repetitiva tan extraña como hipnótica que comenzaría la cara b de “Main offender”. El ritmo continua con “Hate it when you leave” donde destacan los poderosos golpes de batería de Steve Jordan, protagonistas casi tanto como las cuerdas y una producción con vientos y metales apuntando la intimista melodía bien cantada por un Keith Richards en su mejor registro como vocalista al que sigue otro tema reconocible en su influencia de los Rolling Stones como “Runnin’ too deep” que se escucha con agrado pero da la sensación de oído con anterioridad aunque tampoco vamos a pedir demasiada innovación a alguien que posee una fórmula para componer obras maestras de la historia de la música que nos acerca a la parte final con “Will but you won´t” que sigue la misma onda de mezclar con sabiduría el blues y el rock y que deja el paso a la final “Demon” a mitad de camino entre la balada y el medio tiempo de tono ligero y suave en la interpretación y que junto a las primeras “999”, “Wicked as it seems”, “Eileen” y la posterior “Hate it when you leave” son las que más posibilidades tuvieron de convertirse en imposibles “singles”.
La edición De Luxe por el treinta aniversario se completa con algunas actuaciones en directo del disco y otros regalos como “Take it so hard”, “Gimme shelter” o “Whip it up” o ese “Happy” que cantó con los Stones en ese mítico concierto en el Vicente Calderón de Madrid en el 2003 cuando llegaron a presentar su grandes éxitos “Forty licks” y que servía de nostálgica introducción a un disco que con sus defectos sigue siendo un formidable acercamiento a uno de los proyectos de una leyenda tan singular como Keith Richards pues tanto su corta carrera en solitario como con esa extraordinaria banda que fueron los The X-Pensive Winos merecen una siempre disfrutable revisión.
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