Andy McCoy es todo un personaje, emana rock and roll por todos sus poros y el simple hecho de estar frente a él, es para sentirse feliz y privilegiado.
Por una curiosa casualidad pude asistir a los bolos que ofreció en acústico en Los Boliches, una pequeña localidad de la Costa del Sol. Mas concretamente en el restaurante Kukko Events, un lugar donde te acogen con la hospitalidad escandinava y puedes ofrecer de música en directo muy a menudo. Traer a Andy, fue una apuesta acertada de Antti Pekkarinen que es el que coordina el tema.
Una sala amplia y acogedora con un pequeño escenario y con un sonido más que notable, fue suficiente para que la leyenda de los Hanoi Rocks desgranara un repertorio casi por completo improvisado, dejándose llevar por los temas que le venían en mente. Es verdad que la voz de Andy no es una gran voz y se estado estaba algo “achispado” por decirlo de alguna manera. Pero era algo que ya sabíamos de ante mano los que conocemos a McCoy. Dos sets, con un pequeño descanso donde entre bromas sarcásticas y blasfemantes palabras, pudimos oír temas de los Hanois Rocks, de los Suicide Twins, The Rolling Stones por dos veces con una versión de Angie muy cachonda, y un Wild Horse emotivo saliendo de la boca de un hombre que ha cabalgado a lomo de ese caballo salvaje durante años. También una magnifica versión de “Cry for Love “de Iggy Pop, no nos olvidemos que Andy fue el guitarrista de la Iguana en una de sus mejores giras. Y que bueno escuchar ese “Shuffle It All” de Izzy Stradlin. Buen gusto no le falta al bueno de Andy, que bordaba los temas cuando cantaba con su voz rasposa y profunda, a un estilo cercano a Tom Waits, pero que fallaba cuando quería alcanzar otras tonalidades, pero se le perdona por el buen rato que pasamos mi colega y yo.
De esta manera fue transcurriendo el bolo, con un Andy comunicativo y guardando su reputada mala baba cuando hacía falta como cuando mando “a la mierda” una fan algo colocada que le incordiaba sin cesar al borde del escenario, Mc Coy le soltó, que no estaba tocando flamenco, pero rock and roll y que estaba harto de ver su feo careto enfrente del suyo. Como siempre y es tradición en este país, durante el bolo los únicos que hablaban a voces y tenían comentarios de mal gusto, del estilo “no será por lo bien que canta que hemos venido” eran del sector nacional. Es algo que lleva años sea en la ciudad que sea el poco respeto que se le tiene al músico y al público que quiere ver y escuchar tranquilamente un bolo.
Ver a Andy en este formato fue algo como fuera de contexto, en eso estaba la gracia del asunto, y tener la posibilidad de ver y percibir la fragilidad de un tipo duro, una leyenda de la música, un sobreviviente de una era que jamás volverá a ser, fue un placer.
Pues sí, fue una actuación surrealista. Un restaurante finlandés que cierra a las diez, un Andy Mc Coy que estaba en otro planeta, una acústica perfecta, Todo lleno y, por supuesto, un grupo de nacionales que parecía que iban a aun concierto de ACDC. El bolo más raro que he visto en mucho tiempo. Mereció la pena.
Acabo de comentar que fue una cosa surrealista. Lo repito, un restaurante finlandés en Fuengirola. Abre de séis a diez. Andy McCoy en su mundo, acústica muy buena. Comensales en su mesa, cenando a las séis de la tarde. Andy mandando callar a los que le interrumpían constantemente. Los escandinavos perfectos en el trato, los demás como que no. El bolo más raro que he visto en mucho tiempo. Lo mejor la de Iggy.