Era es el polisémico nombre elegido por León Benavente para su cuarto disco. Tras una vida dentro de la música como músicos de acompañamiento, por fin con este proyecto han visto cumplidas esas expectativas que todo músico tiene cuando decide lanzarse a esto de la música. Ya no son unos veinteañeros, ni falta que hace. León Benavente es un grupo de rock fruto de la experiencia acumulada y los miles de kilómetros por todas las carreteras de esta país.  Lejos de dormirse en los laureles y caer en ese autoplagio al que se suele llamar estilo, León Benavente han abandonado su zona de confort y se mueven hacia nuevas sonoridades. 

 La voz y las letras de Abraham Boba siguen ahí, cierto, pero han mutado la instrumentación, cambiado de instrumentos dentro de la banda y dando un mayor protagonismo a los teclados. Tranquilos, no se han pasado al techno. Bajo y sintetizadores han ganado terreno en detrimento de las guitarras pero León Benavente sigue siendo una banda de rock. Eso sí, se nota una mayor industrialización de su sonido. Un sonido que se expande hacia nuevos territorios con resultados más que satisfactorios. Era gustará a sus fans de siempre (que ya se eran legión) y les permitirá acceder a un nuevo público. Todo ello gracias a unas canciones tan trabajadas como siempre. Los autores de Ser Brigada no sólo dan una vuelta de tuerca a su sonido sino que retuercen con más ironía que nunca sus las letras. 

 Líbrame del mal abre el disco, un tema lleno de referencias que recuerda los primeros New Order o Depeche Mode. Todas las letras, Di no a la nostalgia, Persona y La gran muralla comparten esa sonoridad de los primeros ochenta pero son sus fascinantes letras las que nos acaban enganchando irremediablemente. La gran muralla es quizás el único tema que inicialmente baja un poquito el listón, nada grave, para ir creciendo poco a poco en un crescendo a partir del cual el disco ya no decae. Mítico es otro temazo de sonoridad techno (¿soy el único que piensa que podría ser un tema de Fangoria?) que sirve de aperitivo la gran Viejos rockeros viejos, con el imbatible estribillo: «Hay que saber irse de una fiesta«. Geniales dentro de esa mordaz ironía hacia las leyendas del rock. OJO que en Canciones para no dormir se pone hedonistas con un temazo genial para bailar y olvidarse de todo. Incluye referencias a The dark side of the moon e incluso nombran varias canciones de este mítico LP de Pink Floyd. El acelerador no da tregua y la industrial Te comes mi corazón (con colaboración de Triángulo de amor bizarro) es tan decadente y oscura como adictiva. Para finalizar tenemos la letra más autobiográfica de toda la letra de León Benavente en La cámara de los ecos. Un tema que recuerda levemente a Us & Them de los ya citados Pink Floyd pero que discurre por otros derroteros gracias a unos excelsos arreglos finales. Un emotivo y sorprendente final.

Era supone un paso adelante no exento de riesgo. Sin riesgo no hay emoción y en Era hay bastante de ambas cosas.

León Benavente: Era

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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