«Hyms of hope and rage» es ya el tercer disco de Amann & The Wayward Sons, banda liderada por Pablo Amann, y cuyo debut en 2018 les llevó a tocar aquel año en el BBK Music Legends Festival. La inspiración, no sé si añadir forzosa, del confinamiento sufrido llevó a Pablo a sumergirse en todas aquellas sensaciones elementales que contemplaba desde la incomunicación y todo ello se ha reflejado en este tercer disco de la banda que salía a luz justo el día 1 de enero de este 2022. La omnipresencia del nuevo rock americano en el sonido característico de la música de Pablo Amann se ve reforzado esta vez con el embrujo que el blues escenifica en las composiciones, haciendo acto de presencia, no como actor invitado, sino como fuerza natural que arropa unas canciones de fuerte contenido íntimo para a partir de ahí desarrollar una potencia natural que invade toda la grabación.
Abre el disco «Devil knows my name» donde se hace evidente lo dicho y además nos presenta un sonido potente, dando cancha a la distorsión para servirnos en bandeja un cruce de caminos entre el blues rock y sus acepciones más duras. Destaca la presencia rítmica de «Feel it in my bones» que aporta crudeza junto a unas guitarras distorsionadas que arropan con fuerza la línea más melódica de voz y el constante ataque solista de otra de las guitarras durante la canción. «I Just Wanna go my Way» te invita a no dejar de bailar de manera instintiva, recorriendo el camino por el que anteriormente me he encontrado con bandas como The Delta Saints. Amann & The Wayward Sons siguen recorriendo escalones para presentarnos «Once I’m gone» donde funden melodías propias del soul cuya intensidad va acrecentándose gracias a esos coros gospel y la sección rítmica.
«Train to Mars» presume de musculatura, con esa guitarra omnipresente cuyo riff se marca a fuego y unas fantásticas melodías vocales. Under pouring rain» puede recordar al Lenny Kravitz más rockero. «Something higher» es blues rock bien apoyado por los coros y de potencia aumentada, disparado con precisión. Cierra el disco una revisión acústica de «Feel it in my bones». Desde luego este «Hymns Of Hope And Rage» es un triunfo superlativo, donde melodías y distorsión se dan la mano de manera acertadas, un viaje por el blues escapando de su acepción más clásica sin perderla nunca de vista pero revistiendo su sonido en las orillas pantanosas donde acampan los mejores momentos de The Black Keys por recurrir a un nombre de sobra conocido.
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