Casi veinte años sin nuevo material de una de las bandas más excitantes de la escena underground angelina. Desde 2005 con The Red Tape Diaries que no disfrutábamos de nuevo material de la banda de Frank Meyer & Cia y, por fin, desde su reunión en 2014, tras doce años de inactividad, han vuelto a coger el punch y las ganas de seguir demostrando su clase, actitud y prestigio encima de un escenario. En este último lustro les ha debido de ir de maravilla, refrescando ideas, jugueteando en su garage y en varios estudios porque, por fin, se han marcado un sexto disco de estudio a la altura de su nombre y de su espectacular trayectoria. Con todos ustedes, One More Drink (2021), justito tras el salto…
Y llegados a la ‘Zona de Guerra‘ Cheetahs tan sólo nos queda punk’n’rockear!!!!!…
Que un disco te empiece con un espectacular guiño/homenaje a Cheap Trick como es el caso de «Ain’t It Summer», ya es como para ponerse de rodillas y venerar a los californianos, ¡BRUTAL!. Y es que el powerpop encendido y luminoso hace acto de presencia en muchos momentos con esos particulares y característicos vientos que tanto y tan bien le hacen al sonido de los Cheetahs, éste es el caso también de «We Are The Ones (We’ve Been Waiting For)», «Scorpio Rising» y «One More Drink», pura magia, ¡creedme!, así es como me gusta el powerpop, encendido, con pelotas y rebosante de vida y luz. Sí, punk rock, cómo no, lo vas a tener en todos los morros con «Bad Vacation» y «The Rejected». Los punk’n’rollers/high energy no podían faltar y aquí nos sirven en bandeja y sin aditivos dos trallazos enérgicos y furiosos hasta decir basta con «Fast, Fucked And Furious» y «Rumblin’ Train». ¡Pero qué bien se les da ponernos a 100%!. Se tornan aussies que te cagas en «Warzone» y nos cierran el disco con «Switchblade Nights», una celebración Cheetahs en toda regla con casi siete minutos de rock’n’roll directo a la yugular con pianitos, saxos, feelin’ a expuertas y unos cambios de ritmo la mar de chulos que se suceden ‘in crescendo’ llegando al más absoluto clímax con todos los intrumentos (incluído cuerdas vocales) llevados hasta el límite del orgasmo sónico. Así son The Streetwalkin’ Cheetahs, puro placer para los oídos… ¡¡¡Gracias por volver a existir!!!
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