Tras el inesperado éxito mundial de «Parásitos», merced a los Oscars pues el cine de Bong Joon-Ho ya gozaba de prestigio y, sin ir más lejos, este filme había conseguido la Palma de Oro en Cannes, su figura ha pasado de ser “carne” de festivales y cineclubs a ser de dominio de un público más amplio. Y eso que el realizador coreano había dirigido hace poco “Okja” para el gigante Netflix, que causo cierta polémica al llegar a las muestras cinéfilas vía “streaming” y no por los canales convencionales. Ahora Netflix (en colaboración) adapta en formato serie otro insólito proyecto de Bong Joon-Ho como es “Rompenieves”, otro duro alegato del clasismo social, donde unos políticos errados intentan evitar el cambio climático, acabando con la civilización al congelar el planeta. Los únicos supervivientes viven en un tren de movimiento perpetuo, donde los últimos habitantes de la Tierra son separados en categorías, como antaño. Y así los de primera poseen todos los lujos a su alcance, segunda es la clase media y tercera, los proletarios que malviven. Las clases dirigentes no dudan en sofocar cualquier rebelión mediante el uso de la fuerza y el monopolio de la violencia. Una interesante muestra de cine de catástrofes, ciencia ficción y denuncia social. Entretenido y con un reparto donde destacaba Chris Evans y Tilda Swinton.
Sin ser una obra maestra, hay que reconocer que era inmensamente superior a esta traslación a la pequeña pantalla, que manteniendo la historia y espíritu del original, termina por hundirse en una narración que no termina de “despegar” en ningún momento, pues todo parece impostado y plegado a los postulados de la “corrección política” actual, a ese pensamiento “woke” donde lo importante parece que los roles tengan diversidad racial y sexual, entre los personajes positivos, pues los negativos todos son blancos y heterosexuales. Además el cambio de protagonista femenino no se entiende bien, pues en el largometraje Tilda Swinton resultaba irreal, una creación de cómic, una vulgar empleada del “maquiávelico” Wilford de Ed Harris, que lo único que le importaba era mantener el tren en marcha a costa de personas y cosas, reflejado en su impactante final con el trato dado a los niños, frente a una hierática Jennifer Connelly, demasiado fría para resultar creíble y en un ridículo cambio de personalidad para dotarle de dotes de mando femeninas. No sé qué han pretendido pero no funciona. Tampoco el hecho de añadir una clase más, ya que a las tres se une una cuarta llamada “La Cola”, de gente que ha entrado sin permiso en el pasaje y que se convierten en unos parias, unos apestados que de vez en cuando sustituyen a algún muerto de tercera clase para trabajar, como los “sin papeles” en los países del primer mundo.
Y para colmo, los episodios avanzan a trompicones, con situaciones cada vez más irreales e inventando una historia detectivesca que a poco que se rasque en la superficie no tiene sentido alguno, y lo que es peor hastía, por lo que al final los personajes que deberían caernos en gracia resultan odiosos y las situaciones rozan la inverosimilitud casi en todo momento, comenzando por el crimen, siguiendo con el juicio- farsa y terminando por todo lo relacionado a “los cajones”. Y es una lástima, pues una serie de diez episodios puede completar y mejorar una distopía de dos horas pero parece que sus responsables tenían más en mente el rédito económico y no molestar a los nuevos inquisidores. Y eso que aparece como productores ejecutivos gente del talento del también coreano Park Chan-Wook o Scott Derrickson, junto a Bong Joon- Ho. “Snowpiercer (Rompenieves)” es un ejemplo claro de cómo realizar un producto no necesario y de cómo la corrección política lamina el arte, tanto como creer en que la “masa” a la que va destinada no piense en exceso, ofreciéndole todo lo más simple y aligerado, con voces en off explicativas o diálogos que dirijan al público. Y el final abierto, ofrece una continuación, que no tenemos claro (con probabilidad sea que no) si llegaremos a ver.
En un principio no sabía si verla, ya me gustó mucho la película (nunca he leído el comic) y no sabía si mantendría mis expectativas, pero decidí darle una oportunidad. Me gustó mucho y me atrapó desde el primer capítulo. La sentí un poco más cercana a la realidad de lo que es la película.