Tras los éxitos de “Europa, Europa” y “Olivier, Olivier”, la realizadora polaca Agnieszka Holland conseguía que el mismísimo Francis Ford Coppola estuviese en la producción de “El jardín secreto”, una interesante adaptación al cine por obra de Caroline Thompson de un clásico de la literatura familiar, como es la famosa novela de Frances Hodgson Burnett, autora que ha gozado de prestigio con esta y “El pequeño Lord”. Holland, en el momento álgido de su carrera, conseguía la mejor traslación al cine de Frances Hodgson Burnett, lo cual dejaba a esta nueva versión un punto difícil de igualar o, mucho menos, superar.
El trabajo del casi debutante en el cine Marc Munden no logra la compleja misión de compararse con el largometraje de Agnieszka Holland, a pesar de contar con los medios actuales, donde se pueden reflejar con más facilidad esos universos metáforicos que narra la historia, en esta ocasión con libreto de Jack Thorne. El argumento es el de siempre, y aquí no hay novedad: una niña de clase alta pierde a sus padres en la guerra de independencia de la India, por lo que tiene que emigrar a Inglaterra a casa de su amargado tío, que vive casi recluido en su mansión desde el fallecimiento de su esposa. Junto a su enfermizo primo y el hermano pequeño de su sirvienta descubren un “jardín secreto” mágico donde los sueños se hacen realidad. En su puesta en escena tiene detalles interesantes pero adolece de ritmo, como defecto principal pero no único. En el lado positivo es maravillosa la banda sonora de Dario Marianelli e interesante la idea de fotografía de Lol Crawley, con un uso del colorido que funciona en los ueños de la India y en el jardín, el verde de la mansión de día y del páramo y los rojos y la atmósfera sombría, casi de cinta de terror, en los interiores nocturnos. Sin duda es lo mejor de la producción que, por desgracia, se hace pesada en buena parte de sus escasos cien minutos de metraje, quizás recalcando en demasía la amargura de todos los ricos, en contraste de la alegría y las ganas de vivir de los sirvientes, salvo la estirada ama de llaves, un personaje donde se echa de menos a la impresionante Maggie Smith de la cinta de los noventa.
Aquí el actor más reconocido es Colin Firth como el tío Archibald Craven pero, seguro, que no se encontrará entre sus mejores creaciones, un papel secundario que no muestra la enorme talla como actor de Firth. Los niños cumplen a la perfección, como el resto del escaso reparto, cosa que no se puede decir de los efectos visuales, pues algunos, como toda la secuencia del incendio, “chirrían” lo suficiente para no resultar creíbles. Hay material como para rodar una cinta mejor pero tendrán que conformarse con una mediocre película, con buenos momentos, algunos hasta brillantes junto a plúmbeos pasajes y una indefinición manifiesta de hacia donde llevar este “jardín secreto”, lo cual siendo cine dirigido a la familia resulta imperdonable, pues dudo que los preadolescentes que se puedan sentir identificados con los protagonistas de su edad se diviertan…incluso entretengan.
0 comentarios