34 años llevaba nada más y nada menos Graham Bonnet sin meter en estudio a sus Alcatrazz. Bonnet no solo ha puesto su voz al servicio de grandes guitarristas como Blackmore o Schenker, – «Assault Attack» es un de mis discos fetiche – además en Alcatrazz consiguió hacer militar a otros dos guitarristas que con diferente destino en la actualidad consiguieron la fama y la notoriedad por su forma de tocar, Yngwie Malmsteen y Steve Vai. Aunque Bonnet si que había editado material en directo con su banda – a fin de cuentas Alcatrazz es Bonnet – ahora por fin nos presenta una serie de nuevas canciones para disfrute de aquellos que amamos el hard rock. Junto a Jimmy Waldo y Gary Shea, compañeros de correrías del vocalista, nos encontramos completando la alineación al batería Mark Benquechea y en la complicada situación de tocar la guitarra en una banda donde dicho puesto ha estado siempre en muy alta consideración, el elegido es Joe Stump, guitarrista de dilatada carrera y experiencia, bien conocido en el mundo del hard rock por sus discos en solitario y de estilo cercano al de Yngwie, lo que augura en principio un acercamiento a sus dos primeros discos – los de Alcatrazz – más que al tercero, «Dangerous games» que aunque reconozco que es un disco que personalmente siempre me gustó, es evidente que queda en un plano inferior a «Disturbing the peace» y «No parole from rock and roll». ¿Qué nos vamos a encontrar en este «Born innocent»?.
Pues desde que arranca la grabación con la canción que le da nombre, la satisfacción es plena al escuchar esa guitarra y la forma de cantar de Bonnet que nos lleva rápidamente a principio de los ochenta rememorando el sonido clásico de unos tiempos de gloria. Otro viejo amigo de Bonnet, Chris Impelliteri aparece en la canción. «Polar bear» posee otro estupendo arranque de guitarra a lo Blackmore/Malmsteen con una gran actuación vocal de Bonnet y una potencia muy bien medida que no da lugar a la tregua. «Finn McCool» en la que colabora el guitarrista Nozomu Wakai presume de corte directo con un estribillo bien planteado y un enorme despliegue guitarrero, aunque queda un poco por debajo de las dos canciones anteriores. Pero ojo, no porque no sea una buena canción, sino porque el arranque del álbum es brutal. «We still remember» se pone al nivel de las dos primeras canciones. La forma de cantar de Bonnet te transporta a sus grabaciones de los ochenta y la labor de Stump – durante todo el disco – es la guinda al pastel. Esos teclados que te llevan directos al estribillo, una maravilla.
«London 1666» pone al límite la garganta de Bonnet que sale triunfante mientras Stump acelera la canción a base de una guitarra fuerte y agresiva que puede recordar los mejores tiempos de Yngwie Malmsteen. «Dirty like the city» está compuesta por Steve Vai. Aún así no llega al nivel de las canciones que le preceden a pesar del buen solo de Stump y el juego de melodías de Bonnet. Recupero sensaciones con «I am the king, compuesta por el recientemente fallecido – mayo – Bob Kulick, quien también puso su guitarra al servicio del disco. De nuevo Bonnet conjugando perfectamente agresividad con melodía y ese fondo de hard clásico acompañándolo. «Something that I am missing» es otra de las joyas de este disco. Una banda plena – y pletorica – y un Bonnet que no se queda atrás en una muy complicada intrepretación de la que sale muy bien parado. «Paper flags» cuenta con otra colaboración de lujo, el hacedor de riffs, Jeff Waters. Preponderancia de los teclados en la canción. «The wound is open» es puro y furioso hard rock, de esos que te acompañan devorando kilómetros en carretera.
En «Body beautiful» Joe Stump se desmelena – y nos es que esté maniatado durante todo el disco ni mucho menos – demostrando que Graham Bonnet cuando pone el ojo en un guitarrista es por algo. «Warth lane» nos planta en la cara esos sonidos arábigos tan bien conocidos en el hard rock clásico en una extensa canción de aires épicos. El disco lo cierra «For Tony» con un desconcertante inicio en tono de musical, y que a mi me desentona dentro de este fabuloso disco de hard rock que Graham Bonnet se ha marcado para deleite de muchos. Posiblemente se le podrán poner muchas objeciones – o quizás no tantas – y buscar al gato los pies que os de la gana, pero este «Born innocent» no es un simple ejercicio nostálgico ni mucho menos, sino un más que aceptable y digno disco, que estoy seguro de que no seré el único al que le va a hacer disfrutar a base de bien. Tal vez sea porque hace mucho que dejé de buscar el Santo Grial y me centré en disfrutar la música y porque no pretendo que mi opinión sea más que eso, una forma de entender la música que me hace disfrutar. Voy a ponerlo de nuevo, y ya he perdido la cuenta en estos últimos par de meses.
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