Tercer disco de Myrkur y tercer cambio de estilo, desde el primero “M” donde se acercaba al nuevo Black Metal, al segundo “Maredidt” con fuerte influencia del folk pero con un acercamiento a la oscuridad del gótico, cosa que acrecentaba en directo, como pudimos comprobar en la edición del 2018 del Download Madrid, y ahora con un nuevo giro acometiendo un Lp de folk escandinavo, con predominio de la cuerda, con instrumentos tradicionales como la tagelharpa o nickelharpa, sumados a guitarras, pianos, percusión y la voz de “mezzo” de su auténtica lideresa; la danesa Amalie Bruun, auténtica “alma mater” de este inclasificable proyecto.
“Folkesange” comienza con “ELLA”, treinta segundos casi “a capella” para seguir con un pasaje de cuerda con algo de percusión y final en coro. Un precioso tema inicial. “FAGER SOM EN ROS” es menos intimista que la anterior y más en la línea de la canción popular, con buenos apuntes de cuerda en la parte instrumental. “LEAVES OF YGGDRASIL” es una canción reposada donde destaca el arpa antigua y las suaves voces femeninas a modo de coro “susurrante”, con una Bruun afinada y melodiosa. “RAMUND” posee pocos instrumentos para no restar protagonismo al característico tono de mezzosoprano, siguiendo el tono del rico cancionero nórdico. “TOR I HELHEIM” se inicia con uno de esos agudos “marca de la casa” (aunque es el único en “Folkesange”) que impregna un comienzo que pasa a piano, más cuerda, tanto pulsada como rasgada, y una parte vocal sugerente. Más de siete minutos (el más largo del álbum) líricos que invitan a la reflexión. “SVEA” es casi un instrumental que nos transporta a las bellas montañas de la portada de “Folkesange”, con esa inocente niña recogiendo flores, sugerida por el timbre de Amalie Bruun y un coro femenino. “HARPENS KRAFT” arranca con un doble coro de mujeres y lo que parece una guitarra española (seguro que algún lector podrá localizar cuál es su nombre exacto). Se une algún instrumento más pero nos evoca a esas canciones infantiles tradicionales cantadas con los amigos frente a una hoguera en el bosque cuando éramos más jóvenes, se hacían esas cosas y todo era más simple y sencillo. Tal vez no mejor pero sí más fácil. “GAMMELKÄRING” se anuncia con una bandada de pájaros. Otro corte que juega entre lo inocente y lo oscuro. La luz y la sombra. Murillo y Caravaggio. “HOUSE CARPENTER” ofrece guitarra y percusión en un ritmo más animado en otra de esas “tonadas populares” (también conocida como “The daemon lover”), en este caso escocesa, versionada, entre otros, en los sesenta por gente de la importancia de Joan Baez o Bob Dylan, o con posterioridad por Pete Seeger o Paul Simon. “REIAR” transita con piano, voz solista, coro y cuerda (en este orden) fusionándose en una eficaz mezcla. Tan dolorosa y humana como los “Stabat mater” en la música sacra. “GUDERNES VILJE” sigue con el tono ambiental, y casi etéreo. Agradable escucha que nos deja cerca de la cima de “Folkesange”, en una de las mejores composiciones de este trabajo para coronar con “VINTER”, un desenlace no obvio ya que el coro nos recuerda a los que suenan en las bandas sonoras de Danny Elfman y la música al romanticismo francés de Debussy o Ravel.
“Folkesange” es arriesgado en su propuesta pero demuestra como el folk cercano al Mar del Norte o a terrenos septentrionales en esta “vieja Europa” cada vez tienen más predicamento, incluso en estas tierras del soleado sur, en principio tan lejanas y ajenas pero que ganan adeptos, incluso abriendo un festival de cierta importancia como el extinto y efímero «Rock the Coast». Me malicio que esta nueva ola “vikinga” bebe bastante del éxito de la serie de televisión aunque, es cierto, que he conocido a gente que practicaba el “paganismo” desde tiempos inmemoriales. Descendientes de los Ragnar Lothbrock, con los que comparten presencia física imponente, largas cabelleras y, como en Nietzsche, exaltación de la fuerza frente al cristianismo, que ofrece la debilidad casi como virtud.
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