Sexta entrega ya de la saga iniciada por James Cameron allá por 1984. Nada menos que 35 años después Hollywood sigue empañado en explotar este filón del robot exterminador que viene del futuro. Lo cierto es que la franquicia no da para más hace lustros y los últimos intentos de reflotarla la habían hundido definitivamente en la miseria. Luego se quejan de que la gente no va al cine. Bodrios como Terminator: Salvation o Terminator: Genesis no eran dignos de llevar la palabra Terminator en el título. Peor todavía: se empeñaron en resetear la franquicia con unos inverosímiles (que ya es decir) giros de guión y recuerdos de un futuro no vivido (¿?). Tras la desastrosa Terminator: Genesis la franquicia había llegado a un absurdo punto muerto. O continuaban con esa línea temporal con una Sarah Connor reencarnada en la madre de los dragones (hay que ver lo mala actriz que es Emilia Clarke cuando se quita la peluca de Khaleesi) y el Terminator de Arnold Schwarzenegger convertido en el abuelo de Heidi o se olvidaban de las últimas películas y volvían a la fuente original. Por suerte, en Termiantor: Dark fate han optado por esta última opción. A la fuerza ahorcan.
Termiantor: Dark fate no es ninguna maravilla pero frena el descenso en picado de la saga. Dark Fate es mejor que sus dos inmediatas predecesoras básicamente porque se olvida de reiniciar la franquicia para centrarse en dar al aficionado lo que quiere ver. No se han roto la cabeza, tampoco echemos las campanas al vuelo. Esto es más de lo mismo y quizás ahí reside su mayor baza. Un objetivo a eliminar, un Terminator, un protector y acción a raudales. No hace falta nada más si todo ello está bien hilvanado. Al menos, en Termiantor: Dark fate tras las cámaras tenemos al eficiente Tim Miller (Deadpool) cuyo saber hacer se nota en las escenas de acción, de las mejores de la saga desde Terminator 2. Tanto las persecuciones (siempre el villano elige un vehículo más grande) como las peleas (siempre en alguna factoría con chispas y prensas) siguen los cánones fijados por James Cameron y resultan efectivas. El aficionado a la saga tendrá lo que necesita para pasar un buen rato.
A ello contribuye la presencia de una Linda Hamilton (63 tacos) que regresa a la saga y aquí se disipan todas las dudas: ella es la única Sarah Connor posible. Ha pasado el tiempo (sus arrugas son buena prueba de ello y de que no ha abusado del bótox) pero el film gana enteros cuando ella entra en escena. Puede que Mackenzie Davis (Tully) sea muy mona y haya trabajado muy duro pero Hamilton es mucha Hamilton. Todavía le queda como un guante la ropa paramilitar y reparte leña con bastante clase. Otro que reparte mamporros bastante bien para su edad de Arnold Schwarzenegger. A Schwarzenegger se le notan también los años (72) y un retiro no le vendría nada mal, incluso opino que la franquicia podría funcionar perfectamente sin él, aunque es innegable que el tipo cumple en las escenas de acción. Con poner cara de ladrillo tiene suficiente. La pena es que se han empeñado nuevamente en mostrar el lado humano de este Terminator convirtiéndolo en un padre de familia. Lo flipo. Este Terminator bueno acaba siendo más entrañable que letal. Una ocurrencia que resulta incluso más inverosímil que los viajes en el tiempo. ¿Nadie se ha dado cuenta de era un robot (o lo que sea)? No me lo trago. Sarah Connor tampoco.
Algo que sí aporta esta Termiantor: Dark fate es el mayor protagonismo de las mujeres y los personajes de color (ya sabes: latinos, negros,etc). Tanto el objetivo del terminator malo (Natalia Reyes) como la imagen del propio terminator (Gabriel Luna) son mexicanos. Por cierto, Gabriel Luna lo intenta pero no resulta aterrador. Por mucho que su Terminator se desdoble, no resulta lo amenazante que debiera. Volviendo al tema de la inclusión racial, no está mal que Hollywood deje de mirar su pálido ombligo y mire hacia las minorías, aunque lo haga demasiado tarde y obligado por las cisrunstancias. Ojo, el futuro de la humanidad depende de una mujer inmigrante ilegal. Toma, Trump, chúpate esa. ¿La escena de las tres mujeres luchando contra el terminator es lo más feminista que se le puede pedir a Hollywood?
Como apunte final debo mencionar que buena parte del film se rodó en España. Así en Teminator: Dark fate aparecen lugares como la Isleta del Moro y el desierto de Tabernas (Almería), la carretera del aeropuerto de Corvera (Murcia) y la impresionante presa de Aldeadávila (Salamanca). Todos ellos transformados gracias a la magia del cine en parajes de México o Texas. Igualmente aparecen en papeles secundarios varios actores españoles (interpretando a mexicanos) como Alicia Borrachero, Enrique Arce o Tristán Ulloa.
Resumiendo, Termiantor: Dark Fate es la mejor de la saga desde Terminator 2. Tampoco era tan difícil.
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