Para los de mi generación las dos primeras películas de Terminator fueron todo un fenómeno. Aún recuerdo cómo flipamos de niños viendo en vhs Terminator (James Cameron, 1984), o años después, ya en cine, ese hito del cine de acción que fue Terminator 2. T2 supuso toda una revolución en los efectos digitales y era un entretenimiento perfecto que te clavaba al asiento desde el minuto 1 y no te soltaba en todo el metraje.
James Cameron demostró que era un mago del cine de acción. Lamentablemente, abrió la puerta a un espectáculo visual total que, mal entendido por negados como Michael Bay o Roland Emmerich, nos han llevado al desastroso, salvo honrosas excepciones, cine de acción actual. Un cine repleto de efectos digitales falto de alma y contenido.
James Cameron abandonó la saga tras T2, cuya continuación Terminator 3: La rebelión de las maquinas (Jonathan Mostow, 2003) tardó demasiado en llegar y supuso una gran decepción. Mejor hubiera no continuar con la franquicia. La historia de John Connor, su madre, el tipo enviado desde el futuro para protegerla y los Terminators enviados también desde el futuro no daba más de sí. De hecho, T2 siempre me pareció un remake con más dinero de la original. A pesar de que ya pocas vueltas se le podía dar, casi 25 años después seguimos con la dichosa saga a cuestas. Si T3 defraudó por su falta de ideas (vuelta a repetir esquemas), la cuarta, Termination Salvation (McG, 2009), por fin nos mostraba el futuro post apocalíptico. Sin embargo era un verdadero despropósito que se resentía, quién nos lo iba a decir, de la ausencia de ese inexpresivo muro de piedra llamado Arnold Schwarzenegger. Por mucho que le pegaran digitalmente su inexpresiva cara de 1984 a otro actor para darle algo de coherencia, la película era muy flojita.
Ahora nos ha llegado esta Terminator Génesis (o T5 a partir de aquí) que nos devuelve a Schwarzenegger como Terminator una vez que se le han pasado las ganas de ser político. Si lo de los reboots está tan de moda, era lógico que los listos de Hollywood lo fueran a intentar con esta agotada franquicia. La cosa funcionó muy bien con los Star Trek de J.J. Abrams. Abrams es todo un especialista en reflotar franquicias que parecían caducas, como Misión imposible o la citada Star Trek, veremos que hace con Star Wars. Pero Abrams no está a cargo de Terminator Génesis, sino un tal Alan Taylor que tiene bastante menos personalidad. Taylor se ha curtido rodando episodios de grandes series de televisión recientes como Juego de Tronos o Mad men y puede ser un artesano eficiente pero no es un director con la suficiente personalidad.
El principal problema de T5 radica en las vueltas de tuerca del guión. Buscando sorprender, han retorcido tanto las constantes de la franquicia que la han dejado casi irreconocible. No voy a adelantar nada, pero hay giros que no por inesperados me resultaron agradables. Cierto que no podemos buscar verosimilitud ninguna en este tipo de cine, pero, al menos, se agradece que el conjunto tenga algo de coherencia. Y en Terminator Génesis no hay coherencia con las dos primeras pelis, que destroza sin complejos. Por cierto, lo de recordar cosas de líneas temporales paralelas es una total estupidez que incluso asumen los personajes como tal. Tampoco me pareció original que ahora el peligro para la humanidad haya mutado a ser un programa que conecta dispositivos móviles. Skynet es ahora un software llamado Genisys que me recuerda a esas actualizaciones que lanzan los gigantes de la informática, creo que se le podría haber sacado algo más de partido a esta idea.
T5 funciona si el espectador apaga su cerebro y se deja llevar por las resultonas escenas de acción, que tampoco son tan novedosas ni tan adrenalíticas como las de T2. Estamos ante un film de acción correctito que se disfruta en la sala de cine pero que no está a la altura de lo esperado (y ya van 3 películas seguidas). No creo que sea tan mala como la cuarta, pero no supera a la tercera. Al guión le falta originalidad, y lo más novedoso es ese T1000 convertido en oriental (parece ser que Robert Patrick rechazó el papel, bravo por él). El resto, un refrito de cosas ya conocidas a las que se les da la vuelta en busca de una originalidad que hace mucho que expiró.
Tampoco el casting ayuda. Emilia Clarke me gusta como Khaleesi en Juego de Tronos, pero no da la talla como Sarah Connor. No la acabo de ver en el personaje. Yo eché de menos a Linda Hamilton. Por cierto, me parece curioso que hayan retocado digitalmente el trasero de Emilia Clarke en los carteles del film. Parece que no puede haber una heroína sin el trasero de una modelo.
Tampoco el retorno de Schwarzenegger cumple las expectativas; el tipo está mayor (de hecho, le llaman abuelo todo el rato) y su interpretación (por llamarlo de alguna manera) no puede levantar un guión que no se toma en serio a sí mismo. Esa mueca forzada intentando sonreír o esa frase de «Viejo, no obsoleto» me sonaron a Quiero y no puedo. Ese tono de autoparodia funcionó en Los mercenarios, pero aquí me resultó forzado. Tampoco el resto del reparto contribuye mucho a la credibilidad de la inverosímil trama. Tanto Jason Clarke en la piel de John Connor como Jai Courtney interpretando a Kyle Reese me resultaron muy sosos. J.k. Simmons hace de contrapunto humorístico del guión, algo totalmente prescindible. Es una pena ver a este gran actor en cosas como ésta. Poderoso caballero es don dinero.
Resumiendo, estamos ante la génesis de una nueva franquicia que aprovecha el nombre de la original para ofrecer un pastiche (como ya ocurrió con Prometheus y Alien). T5 es una especie de Regreso al futuro 2 para reiniciar la saga. Esperemos que no lo logre. Olvidable.
P.d.: Dicen que James Cameron ha bendecido esta película afirmando que los amantes de sus filmes de Terminator adorarán esta película. Cameron es, desde ya, candidato a la jubilación forzosa por haber perdido el juicio.
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