No me interesan ni lo más mínimo ese tipo de programas televisivos denominados reality show. Ni tan siquiera cuando utlizan la música como excusa, porque sigo pensando que no es más que eso, una simple pretexto. Encima aquí son más casposos porque así lo marca la tendencia de la industria. En los States son capaces de abarcar otro rollo, aunque en su interior no dejan de ser el mismo formato con misma piel. Michael Lee se plantó en las audiciones de la versión gringa de La Voz tocando “The thrill is gone”. No quisiera imaginar la cara de los Bisbales, Rosarios o Melendis si se topan aquí con algo de esa guisa. Los gestos de extrañeza y desconocimiento. Y si le diesen el adelante, la rápida llamada de la productora advirtiendo que ahí no hay negocio. En fin, que voy a obviar el paso de Michael Lee por el susodicho programa, entre otras cosas porque no tengo ni idea de sus hazañas en él. Ni me importa. Su debut discográfico sin embargo si. Y mucho.
Lee se decanta por un blues en el que su voz y la tonalidades soul se convierten en las grandes protagonistas. Además se muestra como un correcto guitarrista. El disco lo abre “Heart of stone” con su guitarra distorsionada y sus vientos y ya notas ese rollo que sabes que te va a gustar. A ver. Este no es un disco únicamente para puristas del blues. Ni mucho menos. Estamos hablando de unas canciones que pueden calar sin problemas entre la gente del rock y que tiene la capacidad bien concebida de poder sonar en las radios mayoritarias -no las españolas, claro-. “Don’t leave me” muestra a las claras esa querencia soul de la que puede presumir sin ruborizarse. “Weeds” es una de mis canciones favoritas de este disco. Un cañonazo soul Con fuerza y un estribillo para enmarcar. “Praying for the rain” regresa a las guitarras distorsionadas dejando entrever la faceta más rockera de Lee. ¿Eres capaz de seguir sin dificultad el ritmo de una canción chasqueando los dedos?. Si eso ocurre, es que es maravillosa. “Love her” se amolda perfectamente a esa definición. Y su estribillo me recuerda a otra grande de pasado televisivo, Beth Hart. Otra de mis canciones preferidas.
“This is”, sentida balada en la que los coros y los vientos le añaden calor e intensidad. “Can’t kick you” es puro blues rock como semilla del rock and roll más elemental y necesario. No podía-o tal vez si- faltar la versión de “The thrill is gone” que tantas puertas le abrió. Millonésima revisión de un clásico básico con talante rockero por parte de Lee. Otra de las canciones de este disco que se me clavan en lo más profundo es “Fool of oz”, un medio tiempo de reminiscencias rockeras y será que la cabra tira al monte pero a mi la interpretación vocal me trae a la cabeza a Mr. David Coverdale. “Here I am” es otro tema lento -se acumulan al final del disco pero no lo convierten en una empalagosa ración de almíbar- que da paso a “Go your own way” que pone punto y final al disco. Un muy buen trabajo de un músico al que su aventura en los platós seguramente le ha dado un buen empujón pero que de solvencia va sobrado.
0 comentarios