Seguro que habéis escuchado que Extremoduro se retiran. Y que han vendido no se cuantas entradas en un ratito. Yo hace ya bastante que pensaba que Extremoduro se había acabado. Sin acritud. Ni malas interpretaciones. Pero Robe y su historia en solitario -que todo sea dicho, me parece cojonuda por las composiciones y porque no ha temido romper con una matriz que desde hace mucho es solamente él- lo daba a entender. Creo que nunca he sido realmente consciente de mi relación con su música hasta que antes de escribir este texto he pasado por donde se amontonan mis discos y he visto un buen puñado de ellos reposando en la estantería. Aun recuerdo la primera vez que me topé de frente con ellos. Fue en un programa de televisión. “Extrema y dura” y “Jesucristo Garcia” tocaron en riguroso play back si no me falla la memoria. Robe con túnica y simulando su ahorcamiento. Salo con tricornio incluido. Sonrío mientras las imágenes aparecen cual flash en mi cabeza porque si lo hacen hoy tienen alguna denuncia de los abogados de Cristo y el club de amigos de la Benemérita. Y mil tweets diciendo: “Con Mahoma no tenéis huevos” o a Girauta y Toni Cantó, pecho fuera y mirada vidriosa por la emoción frente a un coche de plástico de la Guardia Civil de Tráfico comprado en un todo a 1€.
Aquellos a Extremoduro irreverentes, henchidos de una soflama punk con la que se nace y se hace sobre la llama de un mechero. Acabó el programa y yo el bocata que me estaba merendando. Busqué monedas sueltas en el cajón donde guardaba el dinero que conseguía ahorrar, los cigarrillos sueltos escondidos debajo de los calcetines y aquel condón que no conseguía estrenar de ninguna manera y corrí a la tienda de discos buscando algo de ellos. Aún continua por aquí la cinta del “Rock transgresivo”. Miento. Se la presté a una compañera del instituto con la intención de conocernos más a fondo. No la conocí pero si que se quedó con la cinta, que nunca me devolvió. Así que la tuve que volver a comprar, ya con una portada diferente. Esa si que sigue a mi vera. Llegaron más discos. Más gente con su nombre en la boca a raíz de la publicación de “Deltoya”. El desencanto y el cansancio al seno del grupo. Primero Luis Von Fanta. Luego Carlos el Sucio. Ambos saltan por la borda. Todo el mundo hablaba de Extremoduro pero no ganaban un duro. Se mantenían tocando todo lo que podían. Contra la circunstancia. La suya propia. Robe ya tenía en la cabeza sacar un disco en solitario desde antes incluso. Dro no está por la labor. No es plan de dejar escapar la gallina de las huevos de oro sin estrujarla lo suficiente. Las condiciones que ofrecen a Robe no le convencen.
Pero este sigue dando vueltas al asunto. Ha estrechado filas con gente como Reincidentes o Platero y Tu entre otros. Compañeros de fatigas y escenarios. ¿Por qué no hacemos un disco sin poner límites establecidos?. Un disco donde hacer lo que nos salga de los cojones y la inspiración en ese momento. Lo más parecido a una suite de rock progresivo para un poeta de contenedor. Cuentan que la idea fue de Selu, por entonces aún enrolado con su saxo en Reincidentes. ¿La intención?. Hacer algo con músicos de distintas bandas. Algo que no cupiese en estas. Robe toma el envite y se lo echa a la espalda. Una sola canción de treinta minutos. Una banda formada por él y Selu, Gary, el bataca de Quattro Clavos, Iñaki de los Platero y Dieguillo D de los Quemando Ruedas y ex Cicatriz. Se juntan en Bilbao y le van dando forma mientras duermen en casas de colegas, comen en bares donde les fían y echan morro a la vida. Iñaki y Robe con la pasta que ganan en los bolos de Platero y Extremoduro van tapando boquetes, como decimos por aquí.
Una vez que tienen todo grabado, y nombrado, ya que el grupo se llamará Pedrá, llega el momento de encontrar quien ponga semejante “locura” en el mercado. La oferta de la discográfica era más o menos algo así: “ponéis la pasta y cuando se vaya vendiendo, de lo que reporten las tiendas de discos vais recuperando el dinero”. Cuenta Robe que andaban de trampas hasta el cuello así que aquello ni se lo podían plantear. Así que tirando de favores, se encierran en agosto del 93 en los Lorentzo Records de Berri. Aitor Ariño y Josu Monje en los mandos. Iñaki en la producción. Siguen tirando de colegas. Fito y Ramone de los Capitán Cavernícola se pasan por el estudio. Este último además es el encargado de diseñar la portada. Disco hecho pero nadie se arriesga a sacarlo. En septiembre sale ¿Donde están mis amigos?. Salo abandona Extremoduro. Los directos de la banda son peculiares. A Robe se le olvidan algunas letras. Sobre el escenario se va que ahora vuelvo. Cada uno tiene su versión del motivo. Encima el seno de la banda es cualquier cosa menos una balsa de aceite. Deserción masiva. Pies en polvorosa.
Los Pedrá se convierten en Extremoduro y tocan la suite completa en directo. Una canción que ya mucha gente conoce pero que sigue sin salir a la venta. Las cosas del negocio de la música. Pero los músicos que forman Pedrá tienen sus propias bandas y estas sus propios compromisos. De nuevo Robe compuesto y sin novia. Iñaki colega, búscame gente. Nueva alineación acompañando a un Robe cada vez más quemado que larga a vivir a Granada y planta cara a la discográfica. ¿De lo mío qué?. ¿Pa’ cuando?. Finalmente en febrero del 95 “Pedrá “ ve la luz. Una sola canción de casi media sin normas establecidas. La compañía que no es tonta y además ponía la pasta, la trocea en varias para poder ir sacando singles y llevar más aún el cántaro a la fuente. Al final a Robe tampoco le viene mal porque así la puede incluir en el setlist de Extremoduro sin comerse treinta minutos de este. Pedrá como grupo fue una quimera. La marca Extremoduro tenía mucho más tirón. Reconozco que la primera vez que la escuché pensé rápidamente como la iban a asimilar cierto sector del lado del rock mas castuo de la banda. Lo cierto es que posiblemente “Pedrá” haya ido ganando con el tiempo, demostrando que aquello no era una locura de unos músicos en un momento dado.
…»Luis Von Fanta con tricornio incluido»…Carlos, que el que llevaba el tricornio era Salo que, al final, le pega un tiro a Jesucristo García
Lleva usted razón. Abrazos, chato.