Esto es un punto de inflexión, mi confirmación como reseñador: es la primera vez que hago dos reseñas a la misma banda. Técnicamente, se les adelantaron Bicho*Z, pero la segunda era de un directo. A The Boo Devils o Suevicha, por ejemplo, les he hecho reseña y crónica. También he reseñado bandas que comparten miembros, con lo que a algunos músicos los he destripado más de una vez, pero reseñar dos álbumes de estudio de una misma banda, nunca. Esto debería confirmar lo único que he pretendido siempre: que trato bien a los músicos y hago justicia a las bandas. Muchas gracias a los grupos que se han dejado destripar el trabajo… ¡Y los que quedan! Un, dos, tres: ¡Rock!

[divider]VENDÍ MI ALMA[/divider]

Intro. Un minuto de Easy Rider, hablando de la libertad y su percepción. Entre la filosofía descarnada de Hobbes y un aura a lo Aldous Huxley.

Los más viejos. Una de las canciones más enérgicas que les he escuchado. Su receta es rock sin chorradas, y lo cumplen como si lo hubiese bajado Moisés esculpido en una piedra. Guitarras afiladas, Chus haciendo el animal, un bajo sobrio… y Julio cantando. El ingrediente fundamental en esta receta es la forma de cantar. El propio Doctor J dice que es su descoordinación, que tiene que cuadrar la voz con las revoluciones por minuto que coge su mano derecha, pero a mis ojos es una forma de dar personalidad a la banda, como el grito de Rob Halford o las locuras de Ozzy. Sin este tipo de cosas, no serían Cuarentena. Suena a rock de toda la vida, pero pasado por un filtro más modernete, más punk. Y yo te digo hay que pensar / no les puedes vender tu libertad / que sólo hay un líder aquí / y ese líder eres tú. Decía Sixto que a medida que cumplen años en vez de volverse más sosegados, se vuelven más ácidos y más indignados. Ese estribillo suena a Durruti.

 

 

Aquí no cabe un tonto más. No me gustan los rankings, ni poner una cosa por encima de otra, pero las reglas están para poner excepciones: la mejor canción que ha dado Cuarentena, mi favorita de largo. Nada más empezar, los punteos de Sixto me traen a la mente a la guitarra de Amparo Llanos en Straight To Jail, del Late al night, de cuando los Dover molaban. En el momento que entran las voces, nos metemos en harina. Postureo, telebasura, prensa rosa y demás delicatessen que catamos diariamente para llegar a un estribillo-mantra que gana fuelle con los coros de los Terzero en discordia. Repito: lo mejor que han dado, guiño incluido a los Porretas en su inmortal Marihuana.

Eres piara. Desde mi punto de vista, es fortalecedor ver a gente con la que nunca he hablado de temas políticos o sociales coincidir casi por completo con mi punto de vista. En la parte instrumental, la batería de Chus recuerda un poco a la de Ibi en los últimos pasodobles de Barricada, en ese remarque con la caja al final de cada estrofa. En San Martín iremos a por ti / no eres manada, eres piara. Un puente que deja claro su punto de vista para dar a un estribillo que repite ésta última frase a modo de mantra. O sea, que cuatro tipos de más de noventa kilos, por lo menos dos de ellos con formación militar (saben pelear cuerpo a cuerpo), arramplan con una chavalilla que no pesa ni sesenta y no hay intimidación alguna. Al maco, hijos de puta.

 

 

Inocente. El mismo tempo, la misma intensidad del Vamos muy bien, de los Obús. Es un rock sin chorradas, con esa forma de cantar de Julio, sílaba a sílaba. Joder, también tiene un rollo a The Rolling Stones. Charlie Watts o Keith Richards también podrían haber colaborado en este tema.

Epopeya del músico callejero. Un título poco pretencioso. La versión rockera de los goloritos de un bardo, narrando una historia en versos. Muy buenos los coros (esos uhhhh), que parecen decorativos, pero le dan potencia a la canción. Otro recurso que no falla: deja el bajo solo, con cross stick y un poco de bombo, debajo de la voz. Cuando entran las guitarras y los coros, salimos disparados.

Vendí mi alma. Justo entre el blues y el rock, como The Jack, de los AC/DC. Estos cuatro forajidos, por muy originales que suenen sus composiciones (que no lo discuto), no pueden evitar servir de homenaje a sus influencias, y está cantado que Young y compañía les hacen tilín. Fueron al infierno a vender su alma y el diablo les dijo que no podían, que su alma ya pertenecía al rock & roll. ¿Será la historia de Robert Johnson?

Morirás en la 232. El tema más riojano del disco, como decir sí por los cojones mientras te comes unas patatas con chorizo en pantaloneta. No hay derecho que en pleno 2020 tengamos que ver las portadas del periódico con un par de muertos —mínimo— a la semana en accidentes del mismo tramo. La circulación riojana tiene una solución trifásica: fase uno, 150 km de línea continua. Fase dos: un 80 y fase tres: un radar, y bien de denuncias. Y el que quiera correr, que vaya a la de pago. Mi tierra es La Rioja, Logroño es mi pueblo… En lo musical, es un punk a medio tempo. Beat on the brat, de los Ramones, a lo John Lee Hooker.

 

 

Rockero de postal. Tiene un rollo grande al Agradecido, de Rosendo. Esa batería suena como el traqueteo de un tráiler. Cómo les gusta el postureo a estos cuatro. Cuando hablaban de los Ramones y decían el milagro de los tres acordes… DeeDee era un puto maestro. Con cuatro notas y un par de cojones, salen maravillas.

Quién quiere ser planeta. Hablemos de bandas tributo. Planetas que dan vueltas al calorcito de las estrellas de rock. Quién quiere ser un planeta de una estrella de rock / prefiero ser, aunque sea una enana marrón. Estos son los vientos que soplan. Baladas fresquísimas de los Scorpions, bandas que salen hasta disfrazados… y salas medio vacías para bandas que apuestan por su música. A ver, las versiones, sobre todo cuando te las llevas a tu terreno, sin fotocopiar, te enriquecen como músico, como banda, pero centrarte en hacer versiones o ser el doble de no sé quién… en fin, haga cada cual.

Cuarentena. Yo en temas técnicos no entro, pero la letra es un descojone. Ha ganado pegada en la parte instrumental (sobre todo en la parte guitarras-bajo). La batería… en su línea, todo potencia. Y esos estribillos, marca de la casa.

En resumen, más de media hora, un disco como Dios está mandado y se ve claramente el crecimiento de Cuarentena. Al fin y al cabo, su primer trabajo es de 2017, y tres años para una banda no tan contrastada, tampoco está mal. Lo he dicho en su momento y lo repito: Cuarentena son ese tipo de persona que le dan dignidad al oficio de músico. No todo son estadios llenos y bañeras con jamelgas —o jamelgos— semi en pelotas. Un músico (hombre o mujer), es el que mete una tacada de kilómetros para un bolo de menos de hora y media, tres abrazos y adiós, palmando pasta. Cuarentena son esos tíos que les cueste lo que les haya costado llegar al sitio, y haya la gente que haya delante del escenario, van a hacer unos cuantos colegas. Un honor verlos crecer y un honor que cuenten conmigo para que redacte sus alabanzas.

Para berrearles algo, o escuchar Morirás en la 232, enlaces de la banda:

Facebook: https://www.facebook.com/cuarentena40

Musikaze: http://musikaze.com/_sites/site/index.php?site=cuarentena

Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCwKdqTgPGuDH5awbnBlsz7w

 

[divider]CUARENTENA[/divider]

 

 

 

 

 

CUARENTENA – VENDÍ MI ALMA

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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