Nunca he sido de fechas especiales. Yo soy de los que demuestro el afecto todos los días, no necesito que sea Navidad, o el cumpleaños de nadie para recordar que no soy el centro del universo. Acechando el medio centenar de reseñas, puedo hacer balance y es más que positivo. Ir a un concierto y que uno de los músicos me pregunte qué piensas de su banda y qué decisión debería tomar, que me traigan y lleven a otras ciudades para hacer la crónica del concierto, que grupos de otras ciudades me ofrezcan entrada gratis sólo por ir a verlo, las radios, mis hermanos de Rockthebestmusic… A día de hoy tengo el absurdo récord de no haber pagado ni una entrada en el Stereo, y juro que paso por la puerta con el dinero en la mano. Putos músicos. Sólo soy un humilde juntaletras, y empecé a escribir estas reseñas por casualidad. Quién me iba a decir que me iba a valer la entrada en un club tan selecto, y tan guay. Muchísimas gracias a todos, y todas, mi autoestima está en máximos históricos. Hala, al turrón… un, dos, tres… ¡Noiah!
[divider]NOIAH – PULSOS[/divider]
Pulsos. Tiene un rollo abrir disco con la canción que le da nombre. La guitarra anuncia, y la batería-bajo certifican. La parte instrumental tiene un rollo a rock alternativo que amenaza con irse al ska, pero la voz podría pasar por la de Carlos Escobedo, de Sôber. Con una batería machacona pero no monolítica y un bajo que hace cabriolas en la sala de máquinas, huyendo de esos ritmos de cuatro acordes. Pero lo realmente bueno viene en el mini puente y sobre todo en el estribillo. Todos los mapas son de papel / dibuja tu país en él / y explícame la única verdad. En estos tiempos de banderitas en la muñeca e impuestos en las islas Guadalupe, es refrescante ver que no todos nos tragamos ese mondongo, ni esa excusita barata para reprimir o menospreciar otras culturas, sobre todo cuando son un patrimonio común.
Nebulosas. Ese punteo de la guitarra me trae recuerdos. Siendo yo chavalín, con once o doce años, la música electrónica empezaba a dar exitazos que ahora son clásicos, y este Children, de Clubbers fue la canción del momento en mi clase. Salvando el tempo y el enfoque de las notas, recuerda vagamente a ese piano. Por debajo, esa voz a lo Sôber en Arrepentido, ese rock a lo Foo Fighters, descontrolado, furioso, enérgico, y las letras que me traen a la mente al Major Tom de Space Oddity, de David Bowie, ese hombre de las estrellas convertido en una especie de naufrago sideral, enloquecido por la soledad.
Tú decides. El bajo da una muestra de lo que es capaz de hacer, que puede llevar a la banda a cuestas. Una vez que entran todos los instrumentos al tiempo, vuelven a ese neblinoso terreno de nadie entre el rock alternativo y un poco de ska. Es cierto que el tempo va algo más acelerado, pero la posición de bajo y guitarras, la batería quizá es más rock… no lo sé, igual es una paranoia, pero tiene una parte ska. El estribillo no, el estribillo sí que tiene un rollo muy Escobedo. Cuanto más trata de alcanzar los agudos, más parecido le veo.
Medalla de plata. Tal vez un poco de Red Hot Chilli Peppers en Under the bridge sí que tiene. En los primeros compases, esa guitarra… hasta que entran los demás (es curioso que Noiah suele emplear está formula), que se convierten en Pearl Jam, pero con un poco de funk. Muy curiosa la mezcla de guitarras con el bajo, que logra ser a la vez contundente y juguetón. No pierde fuerza como elemento estabilizador, pero huye del típico bajo de cuatro notas poderosas.
Equilibrio. Este bajo es otra historia. Crudo, oscuro, esto podría sacarse de un solo de Víctor Wooten. Han bajado el tempo, y la dicción de la voz recuerda a un rap de la vieja escuela… hasta que se acercan al puente. Puro hard rock de camino al estribillo, puro Espectro Lobo. Cuando pierdo el equilibrio / aprenderás la lección / Cuando pierda el equilibrio / vuestra paz saltará por los aires. Esto sí que es fuego. De vuelta a ese medio tempo, podemos analizar el mensaje social subyacente en cada verso. Estos tíos tienen las cosas claras, y saben cómo transmitirlo para que se te disloquen las cervicales.
El precio a pagar. Aquí no hay fórmulas. Desde el primer segundo salen todos en tromba, furiosos, con ese desparrame de energía que sólo dan las cuerdas de acero. Deprisa, de Espectro Lobo, es una buena referencia. Las guitarras huelen a gasolina quemada, y los estribillos: No es cuestión de dignidad / es cuestión de odio / no es cuestión de humanidad / es cuestión de odio. Esto no se canta, se vocea.
En resumidas cuentas, un buen disco de rock, de letras muy claras, con un estilo mestizo, que abre los oídos al funk, al ska, y los mezcla con su receta base de mucha energía y guitarras ásperas. De esos grupos que cuando los ves en el cartel del bareto de tu barrio, te tienes que apuntar en la agenda porque sabes que van a dar un buen espectáculo.
Y antes de despedirme, enlaces de la banda.
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