Hace una semana, en la presentación de un festival de cine, un importante exhibidor cinematográfico comentaba lo buen verano que estaba siendo en lo referido a taquilla gracias al estreno de «El rey león», una obra que está barriendo en términos de recaudación. Y no es de extrañar, pues la película de animación de 1994 fue el colofón a cuatro cintas que salvaron a Disney de un posible quiebra, cosa que hoy nos parece increíble, ya que casi todos los «taquillazos» les pertenecen, más todo lo generado en ventas de material o los celebérrimos musicales, a los que parece que hay que ir por obligación (tengo que reconocer que he visto «La Bella y la Bestia» y «Aladdin» pero no así «El rey león»). Pero en los ochenta los estrenos de la compañía eran grandes fracasos como «Tod y Toby», «Tarón y el caldero mágico», «Basil, el ratón superdetective» u «Oliver y pandilla». Estos fiascos sumados a otros en la parte de no animación fueron milagrosamente salvados por «La sirenita», volviendo a ese tono de candidez «marca de la casa».
El rey león» marcó el punto de inflexión, tras las taquilleras «La Bella y la Bestia» y «Aladdin». Una historia ambientada en la sabana africana, con tintes «shakesperianos», donde el cachorro hijo del «rey de la selva» es engañado por su malvado tío, resultando su padre muerto y siendo culpado por el crimen. El pequeño cree ser el responsable y huye de su familia dejando que el villano comience un reinado despótico acompañado de las siniestras hienas, mientras que él descubre, junto a sus nuevos amigos, el placer del «dolce far niente». Sólo al aparecer su antigua amiga, escapando de su zona en busca de una comida que empieza a escasear, volvera para enfrentarse al traidor y tiránico líder actual.
Pocas novedades, en cuanto guion y puesta en escena, pues las únicas diferencias son alguna canción más, que la verdad no aporta nada y dista mucho de las originales de Elton John y Tim Rice. Suponemos, que al igual que sucedía en la nueva versión de «Aladdin» están compuestas para conseguir una candidatura al Oscar, premio que consiguió con la banda sonora de Hans Zimmer y con la canción «Can you feel the love tonight», nominadas quedaron «Hakuna Matata» y «Circle of life». Dentro del «libreto» han descafeinado un tanto la cinta de 1994, pues han centrado la trama en el drama y eliminado casi todo el humor, lo cual hace que el personaje de Scar quede peor retratado y más que es Ricardo III, débil en lo físico pero inteligente y con una enorme maldad quede en un dictador sin más matices que el ansia de poder.
Dirige Jon Favreau, tras su más que interesante «El libro de la selva», con un completo despliegue de efectos especiales generados por ordenador, ayudados por la convincente fotografía de Caleb Deschanel. Un realizador que comenzó a generarse un respeto con los primeros «Iron Man» (tras las flojas «Elf» y «Zathura») y que ha confirmado con la irregular «Chef» y, la anteriormente citada, «The jungle book». En esta, no cabe decir nada malo desde el punto de vista visual, pues a los paisajes se suma un hiperrealismo en los animales digno de alabanza (y más, si se ve en tres dimensiones) y como drama funciona bien, es ágil y no resulta aburrida pero consideramos un error suprimir la ironía y el sarcasmo en los villanos, única contribución al «remake» pues el resto es más o menos una fotocopia filmada del clásico, no como se estaban dedicando con estas nuevas revisiones en acción real como «Cenicienta», «El libro de la selva» o, en este año, «Dumbo» y «Aladdin». Han prometido en próximas fechas «Mulán» y «La sirenita». Serán mejores o peores pero es innegable la capacidad de la factoría de Mickey Mouse por convertir en oro todo lo que toca. ¡Quien se lo iba a decir en los ochenta cuando intentaron dejar el edulcoramiento por cine más tenebroso tipo «El abismo negro», «El dragón del lago de fuego», «El carnaval de las tinieblas» u «Oz, un mundo mágico».
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