Si hablamos de los mejores escritores ingleses de la historia hay 2 que nos vienen inmediatamente a la cabeza. William Shakespeare y Charles Dickens son incontestables en los primeros puestos de cualquier lista literaria en lengua inglesa. Puestos a suponer el ocupante del tercer lugar del pódium ya hay más dudas y surgen un puñado de nombres que compiten por dicho honor. Maestros de la talla de Robert Louis Stevenson, Oscar Wilde, H.G. Wells, Walter Scott, Jane Austen, James Joyce, Aldous Huxley, Agatha Christie, George Orwell o las hermanas Bronté. La lista podría ser infinita y dependería mucho de los criterios valorativos y de las personas que los valoraran. Pero pocos dudan a la hora de incluir a los 2 protagonistas de estas líneas si establecemos un Top 3 de las letras británicas.
Como no podía ser de otra forma, el cine se ha aprovechado de su ingenio y talento a la hora de trasladar sus historias a la gran pantalla. Tanto el Bardo de Avon como Charles John Huffam Dickens son dos de los autores que más veces se han llevado al cine.
Si hablamos de Shakespeare, como icono del teatro inglés, es pieza imprescindible para cualquier director, actor o guionista que se quiera dedicar a ello en Gran Bretaña. Sus obras son clásicos que, todos los años, se representan en los escenarios británicos y, como no podía ser de otra manera, todos los grandes han abordado sus tramas a la hora de traspasar los tablones de un escenario a las pantallas gigantes de los cines de todo el mundo.
Traición, celos, amor, muerte, humor, hambre, odio, robos, bondad, fantasmas, guerra, poesía, ambición, locura, pasión, amistad, dolor, tristeza, penalidades, cualquier emoción humana puede servir como protagonista principal o secundaria de cualquiera de sus historias, y como tales, tan actuales como en el momento en que se escribieron.
Los más conocidos y destacados son los casos de Laurence Olivier, Orson Welles, Franco Zeffirelli y Kenneth Branagh. Todos ellos han llevado en diversas ocasiones las historias de Shakespeare al formato cinematográfico.
Olivier hasta en 3 ocasiones, casos de Enrique V, Hamlet y Ricardo III, todas ellas con grandes críticas, encabezadas por el propio Sir Laurence y siempre acompañado por lo más granado de cine surgido de las islas británicas, casos de Jean Simmons, John Gielgud, Claire Bloom, Leslie Banks, Ralph Richardson, Basil Sydney o Cedric Hardwicke.
Welles también repitió hasta en 3 ocasiones los textos del bardo. En su caso los elegidos fueron Otelo, Macbeth y Campanadas a medianoche que es un compendio de varias obras (Enrique IV, Enrique V, Ricardo II, Las alegres comadres de Windsor). Aquí el protagonista absoluto es Orson que, acompañado siempre de grandes actores de reparto, centra el protagonismo absoluto de las cintas dirigidas por él mismo.
El tercer director que repitió en varias ocasiones las tramas ideadas por el escritor inglés fue el italiano Franco Zeffirelli que también repitió 3 veces en el cine con Shakespeare. Sus versiones de La mujer indomable (La fierecilla domada) con Elizabeth Taylor y Richard Burton, Romeo y Julieta con Leonard Whitting y Olivia Hussey, y Hamlet con Mel Gibson y Glenn Close, sin llegar al nivel de las anteriores, también son consideradas buenas adaptaciones, especialmente la 2ª de ellas, con su visión tan romántica del clásico shakesperiano por la que logró dos premios Oscar.
El último que ha elevado las letras de William Shakespeare a un nivel superior ha sido Kenneth Brannagh, al que se le llegó a comparar con Laurence Olivier. Hasta en 5 ocasiones ha recurrido a ello para dirigir su talento a la obra inmortal. Sus inicios fueron arrolladores con grandes adaptaciones de Enrique V o Mucho ruido y pocas nueces, siendo su versión de Hamlet una auténtica maravilla del séptimo arte. Sus incursiones posteriores, casos del musical Trabajos de amor perdidos o de la romántica Como gustéis son menos destacadas.
Aunque grandes directores como George Cukor, Roman Polanski o Michael Radford también nos han regalado buenas obras basadas en la obra de Shakespeare, hay que recurrir al cine ajeno a las letras inglesas para encontrar películas rompedoras y brillantes. Los casos más destacados son los del ruso Grigori Kozintsev, cuyos Hamlet y El rey Lear son considerados grandes iconos del cine europeo, y Akira Kurosawa que, al adaptar las historias al Japón feudal, convierte Trono de sangre (Macbeth) y Ran (El rey Lear) en joyas indispensables del cine del siglo XX.
Elegimos estas 5 como algunas de las destacadas:
1.- JULIO CÉSAR de Joseph Leo Mankiewicz (1952)
Joseph Leo Mankiewicz, magnífico director de cine, responsable de cintas tan reputadas hasta ese momento como “Carta a tres esposas” (1949) o “Eva al desnudo” (1950), se encargó de adaptar fielmente la obra teatral que Shakespeare dedicó a Julio César y su muerte. Con un reparto espectacular (Marlon Brando, James Mason, Louis Calhern, Edmond O’Brien, John Gielgud, Deborah Kerr o Greer Garson), unos colaboradores de lujo (Joseph Ruttenberg se encargó de la fotografía en b/n o Miklos Rozsa de la música), y todo el apoyo de dos de las productoras más importantes de Hollywood (MGM y UA).
La acción se divide en dos partes. La primera en Roma, cuando Julio César vuelve vencedor de la guerra civil contra Pompeyo y se convierte en dictador vitalicio, generando la reacción de algunos patricios romanos, que se rebelan ante ello y deciden asesinar a César para salvaguardar la república romana. Aquí la película se convierte en excelsa, con unos juegos dialécticos entre los protagonistas de auténtico escándalo. La cámara se mueve casi sin verse, dando el contrapunto perfecto a las milimétricas actuaciones de Louis Calhern como Julio César, James Mason como Bruto, John Gielgud como Casio, Edmond O’Brien como Casca, Alan Napier como Cicerón, Greer Garson como Calpurnia o Deborah Kerr como Portia, quedando Marlon Brando como el más recordado en su papel de Marco Antonio por la maravillosa dialéctica ante la plebe romana sobre el cadáver del héroe del pueblo.
La segunda parte se aleja de Roma, mostrando la huida de los traidores y la guerra siguiente, con las dudas, motivaciones y diatribas personales de los actores como más protagonistas que las pocas y secundarias escenas bélicas.
Una obra tan actual y resistente que, con el paso del tiempo, sigue siendo tan vigente y fuerte como el primer día. Fresca, imponente y furiosa, con una puesta en escena de manual.
2.- RICARDO III de Laurence Olivier (1955)
Adaptación muy clásica de uno de los hechos más funestos en la historia de Inglaterra. Tras la Guerra de las Dos Rosas, Eduardo IV de York asciende al poder, pero es su hermano Ricardo el que mueve los hilos tras las cortinas, acechando entre traiciones y subterfugios.
El propio Laurence Olivier se reserva la dirección, adaptación del guión de la obra de Shakespeare y la interpretación del protagonista. En las 3 vertientes se muestra notable, especialmente en la actoral, dejando su Ricardo III como una de las figuras más siniestras del universo cinematográfico. Su deformidad física va acorde a sus ansias de poder y ambición.
Se hace acompañar de lo más florido del cine británico de la época, con Cedric Hardwicke como el Rey Eduardo IV, Ralph Richardson como el Duque de Buckingham, Mary Kerridge como la Reina Isabel, John Gielgud como el Duque de Clarence o Claire Bloom como Lady Anne completando un reparto espectacular.
La gracilidad con que la cámara se mueve por los espacios cerrados de los palacios, jugando con las luces y sombras de manera brillante, aprovechando la colorista fotografía de Otto Heller para lograr esos contrastes, así como el detallismo empleado a la hora de ambientar los pequeños detalles como vestuario, peluquería, maquillaje, atrezos, etc… nos meten de lleno en el siglo XV de la realeza inglesa.
Mención aparte requiere la interpretación de Laurence Olivier como Ricardo III, deforme, física y moralmente, que dotándolo de un verbo supremo se desliza insinuante entre las habitaciones palaciegas para conseguir el poder que ambiciona. Su figura, su voz, su joroba, su cojera, son los protagonistas absolutos en cuanto aparece en escena, incluso en algunas tomas en que no aparece no puedes más que pensar en él, tal es su importancia en la historia que lo acapara todo.
3.- WEST SIDE STORY de Jerome Robbins y Robert Wise (1961)
Modernísima adaptación al género musical de la tragedia amorosa por excelencia. Los Montesco y los Capuleto originales se convierten aquí en María, de ascendencia puertorriqueña y hermana de uno de los líderes de la pandilla callejera “Sharks”, y Tony, de ascendencia europea y antiguo fundador de la otra banda callejera del barrio “Jets”. Verona se transforma en Manhattan y la acción pasa del siglo XVI al siglo XX, convirtiendo los versos originales en canciones.
Robert Wise se encargó de dirigir las escenas dramáticas mientras Jerome Robbins coreografiaba los bailes y escenas musicales. Su éxito e impacto fueron abrumadores, convirtiendo a Natalie Wood en una estrella y a la BSO de Leonard Bernstein en una superventas mundial.
Obtuvo 10 premios Oscar, además de un montón de reconocimientos a nivel mundial, convirtiéndose en uno de los musicales más queridos por los aficionados al género. La fuerza y emoción que desprenden algunas de sus imágenes, así como el vigor y pasión surgido en algunos de sus temas musicales, impulsados por las maravillosas pieles de Rita Moreno, Russ Tamblyn o George Chakiris siguen siendo recordadas hoy en día con la misma entrega que cuando se estrenó en 1961.
El amor lucha contra la violencia, el odio y la muerte a golpe de bailes y canciones, desde que esa introducción espectacular nos lleva desde el cielo de Nueva York al barrio pobre protagonista de la acción. Una auténtica maravilla que da otra visión, totalmente nueva y distinta, a los dramas shakesperianos.
4.- RAN de Akira Kurosawa (1985)
Casi 30 años después de su brillante adaptación del Macbeth de Shakespeare en “Trono de sangre” (1957), Akira Kurosawa se supera a sí mismo con esta maravillosa, violenta, colorista, sangrienta y deslumbrante adaptación de El Rey Lear del mismo autor al Japón medieval con “Ran”.
El Señor Hidetora abdica todo su poder en sus 3 hijos, aunque el menor termina desterrado, repartiendo sus dominios y la ambición y el deseo de poder asume el protagonismo absoluto. La portentosa fotografía de Takao Saito, Asazaku Nakai y Masaharu Ueda, donde nunca los rojos fueron tan rojos, ni los colores tan protagonistas, así como los complicados vestuarios de Emi Wada o el equipo de maquillaje y decoración, siendo todo ello rodado en diversas localizaciones del propio Japón, son un protagonista más de la cinta.
La imponente figura de Tatsuya Nakadai como el Señor Hidetora Ichimonji impone desde el primer plano, donde su figura es vista como ejemplo del poder dominante, aunque en su última visión con la locura y el maquillaje corriendo por su rostro, desprovisto de poder y vida, sigue imponiendo tanto como al principio. Akira Terao y Jinpachu Nezu dan vida a los dos hijos que asumen el poder transmitido por su padre, aunque son sus esposas Mieko Harada como Lady Kaede y Yoshiko Miyazaki como Lady Sue las que mueven todos los hilos para dar vida a la tragedia.
Las escenas bélicas son fílmicamente imponentes, con un halo hipnótico atrayente que te domina por completo, logrando que la belleza de lo filmado domine el horror de lo visto. Logra momentos estremecedores, como los pasajes con el ciego, y otros apabullantes, como los sangrientos con las esposas, pero en todos ellos la figura de Kurosawa resulta vencedora.
Kurosawa dijo que Ran era la culminación de toda su obra. Recibió muchos premios y reconocimientos que, con los años, no ha hecho sino crecer merecidamente, como casi toda la obra de Akira Kurosawa, un director japonés con una visión que hace del localismo su internacionalidad.
5.- HAMLET de Kenneth Brannagh (1996)
Espectacular y apabullante superproducción británica que, de la mano de Kenneth Brannagh, y con un reparto difícilmente superable, adapta el clásico shakespeariano por excelencia. Con una duración de 4 horas y un diseño de producción cuidado hasta el más mínimo detalle, el propio Brannagh se encarga de trasladar el guión al formato cinematográfico, de protagonizarlo y de dirigirlo y, sin dudarlo ni un segundo, me aventuro a proclamar que su aventura deviene en sobresaliente.
Hamlet regresa a Dinamarca y su padre, el rey, ha muerto. Además, su madre, se ha casado de nuevo con Claudio, que hasta entonces era su tío. Pero el espectro paterno le revela que Claudio es la mano real asesina por lo que la venganza pasa a ser la protagonista absoluta de este drama.
La maestría con la que Kenneth Brannagh ya había deslumbrado a la audiencia con sus adaptaciones de “Enrique V” y “Mucho ruido y pocas nueces” si nos ceñimos al ámbito del genio inglés, se acrecientan a un nivel superlativo con esta maravillosa versión que deja los clásicos de Laurence Olivier, Tony Richardson o Franco Zeffirelli como meras comparsas en una supuesta competición deportiva.
Derek Jacobi como Claudio, Julie Christie como Gertrude, Brian Blessed como el difunto rey, Kate Winslet como Ofelia, Richard Briers como Polonio, Michael Maloney como Laertes, Jack Lemmon como Marcelo, Rufus Sewell como Fortinbras, Timothy Spall como Rosencratz, Robin Williams como Osric, Charlton Heston como el jefe de la compañía teatral, John Gielgud como Príamo, Nicholas Farell como Horacio, Judi Dench como Hecuba, Gerard Depardieu como Reinaldo, más un inacabable puñado de brillantes actores como Michael Bryant, Richard Attenborough, Billy Crystal, Peter Byggott, Rosemary Harris, John Mills o Andrew Schofield, bajo el amparo protagonista del propio Kenneth Brannagh como Hamlet, componen una pléyade de intérpretes magistrales para el drama clásico más apabullante que salió de la pluma del bardo de Avon.
Sus magníficas críticas solo fueron igualadas por sus fracasos en taquilla, pero con el paso del tiempo ha ido ganando el respeto y reputación que merece.
ADAPTACIONES DE WILLIAM SHAKESPEARE
1.- Romeo y Julieta, George Cukor (1936)
2.- Enrique V, Laurence Olivier (1945)
3.- Macbeth, Orson Welles (1948)
4.- Hamlet, Laurence Olivier (1948)
5.- Otelo, Orson Welles, (1952)
6.- Julio César, Joseph Leo Mankiewicz (1952)
7.- Ricardo III, Laurence Olivier (1955)
8.- Trono de sangre, Akira Kurosawa (1957)
9.- West Side Story, Jerome Robbins y Robert Wise (1961)
10.- Hamlet, Grigori Kozintsev (1964)
11.- Campanadas a medianoche, Orson Welles (1965)
12.- Otelo, Stuart Burge (1965)
13.- La fierecilla domada, Franco Zeffirelli (1967)
14.- Romeo y Julieta, Franco Zeffirelli (1968)
15.- Hamlet, Tony Richardson (1969)
16.- Macbeth, Roman Polanski (1971)
17.- El rey Lear, Peter Brook (1971)
18.- El rey Lear, Grigori Kozintsev y Iosif Shapiro (1971)
19.- Ran, Akira Kurosawa (1985)
20.- Enrique V, Kenneth Brannagh (1989)
21.- Hamlet, el honor de la venganza, Franco Zeffirelli (1990)
22.- Los libros de Próspero, Peter Greenaway (1991)
23.- Mucho ruido y pocas nueces, Kenneth Brannagh (1993)
24.- Otelo, Oliver Parker (1995)
25.- Ricardo III, Richard Loncraine (1995)
26.- Hamlet, Kenneth Brannagh (1996)
27.- El mercader de Venecia, Michael Radford (2004)
28.- Macbeth, Justin Kurzel (2015)
Si volvemos los ojos hacia Dickens, también ha sido llevado al cine en multitud de ocasiones, aunque sus dramas son más adaptados a la televisión que la gran pantalla. Muchas de sus novelas fueron presentadas por entregas, llegando por capítulos en periódicos o revistas, semanal o mensualmente, dando una preponderancia a los capítulos televisivos. Las visiones británicas, como no podría dudarse, son las más destacadas, aunque todas ellas disfrutan de una trama tan universal y exportable que, desde Hollywood a los dibujos animados, han recurrido a ellos para contárnoslas.
La mezcla de crítica social y relato autobiográfico ha ido condicionando las diversas adaptaciones que sus obras han visto durante el paso del tiempo. Desde las más clásicas y fieles al texto hasta las más rompedoras e imaginativas. Grandes esperanzas, Historia de dos ciudades o David Copperfield son algunos de sus trabajos más famosos, pero son, sin duda, Oliver Twist y Cuento de Navidad los que más veces se han llevado al cine, viendo sus historias desde casi todos los puntos de vista, desde al musical hasta la animación.
Grandes directores del cine británico como David Lean o Carol Reed recurrieron a Dickens para firmar algunas de sus mejores cintas, y otros como Brian Desmond Hurst filmaron su mejor obra con una adaptación del gran Dickens. Los grandes actores y actrices de la escena británica también han pasado por la piel de Fagin, Pip, Sydney Carton, Mr. Scrooge o David Copperfield. Actores de la talla de Alec Guinness, Dirk Bogarde, Ron Moody, Albert Finney, Jean Simmons, Derek Jacobi o Ben Kingsley se han puesto en la piel de los protagonistas de las historias de Dickens, obteniendo multitud de premios internacionales.
Aquí van 5 de las más destacadas:
1.- DAVID COPPERFIELD de George Cukor (1935)
La complicación de una trama que barca a un mismo personaje durante tantos años implicaba la elección de un director solvente y con mano maestra para conjugar el dramatismo y la crítica típica de Dickens con la conexión que exige el cine. El elegido fue George Cukor, ya que la idea era de David O. Selznick que, tras el éxito de Las cuatro hermanitas, quería adaptar otra novela juvenil clásica.
Viajaron a Inglaterra para empaparse de los lugares y ambiente de la obra, y allí ficharon a un jovencísimo actor de teatro para encarnar al David niño, Freddie Bartholomew, al que terminaron por unir a grandes y reputados actores como Maureen O’Sullivan, Lionel Barrymore, Basil Rathbone, Elsa Lanchester, Madge Evans o Edna May Oliver, dejando al gran W.C. Fields para el papel del Sr. Micawber.
El pulido del guión que empezó a trabajar Howard Estabrook lo terminó satistactoriamente Hugh Walpole, ganándose un puesto en el reparto, uniendo su gran trabajo al realizado por Slavko Vorkapich como responsable de los efectos especiales. La perfecta combinación del genio de Selznick y Cukor dio como resultado una película más larga de lo habitual para la época, más de 130 minutos, pero que logró un éxito de crítica y público, siendo nominada a 3 premios Oscar, incluidos Mejor película y Montaje.
El detallismo en los escenarios de Cedric Gibbons, el vestuario, maquillaje y peinados de Dolly Tree y la puntillosa fotografía en b/n de Oliver T. Marshall, consiguen que, realmente, nos metamos en la Inglaterra de mitad del siglo XIX, viendo las claras diferencias sociales, las críticas clasistas y el dramatismo vital a lo largo de la vida de David, poniendo su vida en la piel de Freddie Bartholomew cuando es niño y de Frank Lawton cuando ya es un hombre.
2.- HISTORIA DE DOS CIUDADES de Jack Conway (1935)
Una de las obras más dramáticas y oscuras de Dickens encontró rápidamente acomodo en el cine norteamericano, y fue Jack Conway (con la ayuda de Robert Z. Leonard) el encargado de llevarlo a la gran pantalla.
Actores de la talla de Ronald Colman o Basil Rathbone ponen su piel a alguno de los personajes, logrando cierta relevancia a nivel internacional, siendo únicamente cercada por una versión posterior de Ralph Thomas con Dick Bogarde de protagonista.
El notable trabajo de W.P. Lipscomb y S.N. Behrman adaptando el guión y de Oliver T. Marsh con la fotografía en b/n, dan un plus al buen trabajo del plantel interpretativo y del propio Conway en la dirección, dada la dificultad de aunar el Londres y el París de finales del siglo XVIII, previos a la Revolución Francesa, combinando el drama, el melodrama y el romanticismo a partes iguales.
La mezcla de denuncia social y escepticismo vital, junto a esa nueva revolución que eleva a la guillotina como la nueva arma de venganza teñida de sangre, da un contrapunto escéptico a la fuerza con que Jack Conway aborda las escenas. Un notable largometraje que optó a los premios Oscar a Mejor Película y Montaje de ese año y que, hoy en día, todavía merece un buen puñado de halagos.
3.- CADENAS ROTAS de David Lean (1946)
Antes de las épicas que le dieron la fama internacional, David Lean fue el responsable de un buen puñado de películas que, por sí solas, ya merecerían un lugar en la historia del cine, casos de “El déspota”, “”Breve encuentro”, “La vida manda”, “Un espíritu burlón” o sus adaptaciones de Charles Dickens, “Oliver Twist” (1948) y, un par de años antes, “Cadenas rotas” (Great expectations).
Grandes nombres del cine británico como Alec Guinness, Finlay Currie, Martita Hunt o Jean Simmons dan soporte a un joven John Mills que, sobre sus espaldas, carga con el papel de Pip.
La Sra. Havisham (M. Hunt) tiene bajo su protección y dominio a Estella (J. Simmons), joven de la que se enamora Pip en sus visitas a la mansión de la ricachona del pueblo. Su elitismo y altivez crean una imagen del amor juvenil en Pip que le acompañará el resto de su vida. Incluso cuando va a Londres y vive junto a Herbert Pocket (A. Guinness) seguirá enamorado de ella.
Lean, con una magnífica puesta en escena, lleva la pasión y ambición del texto de Dickens, algo modelado al lenguaje cinematográfico, mezclando los toques góticos de la mansión Havisham con el romanticismo que los ojos de Pip desprenden ante la visión de Estella, aunando el dramatismo inherente al relato de Dickens con gotas de comedia (maravilloso el personaje de H. Pocket al que da vida A. Guinness) para dar aire a una historia repleta de emociones.
Su delicado pulso narrativo, la solidez con la que avanza la acción, la crítica pegada al texto original, sus magistrales aspectos técnicos (Oscar a la fotografía y Dirección artística incluidos) y el gran reparto que encabeza el plantel la convierten en una obra imperecedera y merecedora de un puesto en la historia.
4.- CUENTO DE NAVIDAD de Brian Desmond Hurst (1951)
Multitud de versiones han adaptado el “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, incluida una divertida y original versión de Los Teleñecos dedicada a su creador Jim Henson, pero elegimos este clásico de 1951 porque, seguramente, sea el que mejor traslada el mensaje que Dickens quiere conseguir.
Dirigida por el norirlandés Brian Desmond Hurst, con guión adaptado de Noel Langley, y fotografía en b/n de C.M. Pennington-Richards, la película puede considerarse la mejor de las que llevaron a la gran pantalla la inmortal historia de Dickens.
Ebenezer Scrooge, genialmente interpretado por Alastair Sim, es un avaro prestamista que odia la Navidad y todo lo que no tenga que ver con el trabajo y el dinero. Uno de sus empleados, Bob Cratchit (al que da vida Mervyn Johns), le recuerda que al día siguiente es Navidad para que les dé el día libre y puedan celebrarlo con sus familias. Bob tiene varios hijos, y uno de ellos sufre una enfermedad que le obliga a llevar muletas y al que se le plantea un futuro nefasto, pero la bondad y viveza con que los trata les otorga su pedacito de felicidad.
La avaricia y falta de empatía lleva al fantasma de su antiguo socio Jacob Marley, vestido por Michael Hordern, a anunciarle la visita de 3 fantasmas que le harán replantearse la vida. El fantasma de las navidades pasadas, el de las navidades presentes y el de las navidades futuras, convierten al ceñudo Scrooge en un ser distinto, capaz de cambiar el desdén y el enfado constante por la amabilidad y la ayuda al prójimo.
Hurst rueda con mucho tiento, marcando solo los puntos importantes que hacen que los personajes avancen, sabiendo jugar con soltura los planos medios y los primeros planos que enfatizan los sentimientos de Scrooge, Marley, Cratchir, etc…
El conmovedor cambio que sufre Scrooge convierte a este texto en uno de los preferidos de los seguidores del escritor de Portsmouth, y a esta película en una de sus mejores adaptaciones al cine.
5.- OLIVER! De Carol Reed (1968)
Elegimos otra adaptación musical para remarcar el traslado a la pantalla de la descomunal obra de Charles Dickens. En esta ocasión, el muchas veces olvidado y brillante, Carol Reed se encarga de llevar a la gran pantalla la historia de Oliver Twist.
Mark Lester encarna a Oliver Twist, pero son los extraordinarios Ron Moody, en la piel de Faggin, Oliver Reed como Bill Sikes, Shani Wallis como Nancy, Joseph O’Connor como el Sr. Brownlow o Hugh Griffith como el juez los que dan brillantez a la notable actuación de los jóvenes que componen la pandilla de Faggin.
Los números musicales son extraordinarios, las composiciones de Moody o Reed brillantes, la trama dramática magistral y la brillantez en la dirección de Reed consiguen componer uno de los musicales más notables de la historia.
Ganadora de un montón de premios, entre los que destacan los Oscar a mejor película y dirección, la película consiguió que obras tan reputadas de ese mismo año como “El león en invierno”, “2001, una odisea del espacio” o el otro musical protagonista de ese año como “Funny girl”, no le pudieran toser ante la magnificencia y la deslumbrante e imaginativa puesta en escena que Carol Reed lleva a cabo.
El guión de Vernon Harris, la fotografía de Oswald Morris y la fantástica música de Lionel Bart y Johnny Green conjugan un todo magistral. Mención aparte para la BSO que, desde la inicial obertura orquestal hasta el cierre, pasando por temas tan reconocibles como “Pick a pocket or two”, “Consider yourself”, “”Be back soon” o “Reviewing the situation” la convierten en una de las imperecederas en la historia del cine.
ADAPTACIONES DE CHARLES DICKENS
1.- Grandes esperanzas, Stuart Walker (1934)
2.- David Copperfield, George Cukor (1935)
3.- Scrooge, Henry Edwards (1935)
4.- Historia de dos ciudades, Jack Conway (1935)
5.- Cuento de Navidad, Edwin L. Marin (1938)
6.- Cadenas rotas, David Lean (1946)
7.- Vida y aventuras de Nicholas Nickelby, Alberto Cavalcanti (1947)
8.- Oliver Twist, David Lean (1948)
9.- Cuento de Navidad, Brian Desmond Hurst (1951)
10.- Los papeles del Club Pickwick, Noel Langley (1952)
11.- Historia de dos ciudades, Ralph Thomas (1958)
12.- Oliver!, Carol Reed (1968) – Oliver Twist
13.- Muchas gracias, Mr. Scrooge, Ronald Neame (1970)
14.- Los fantasmas atacan al jefe, Richard Donner (1988)
15.- Los teleñecos en Cuento de Navidad, Brian Henson (1992)
16.- Grandes esperanzas, Alfonso Cuarón (1998)
17.- La leyenda de Nicholas Nickelby, Douglas McGrath (2002)
18.- Oliver Twist, Roman Polanski (2005)
19.- Cuento de Navidad, Robert Zemeckis (2009)
20.- Grandes esperanzas, Mike Newell (2012)
Como siempre, un placer leerte. Aprendo un montón con tus artículos. ¡Mil gracias! Y, lo mejor de todo, me motivan a seguir disfrutando de la lectura y el cine ?.