Todavía estoy algo inquieto. No sé si es normal. Espero que sí. Y que me dure. Tranquilidad, la inquietud mencionada en la frase anterior no es de naturaleza maligna. Bueno, sí lo es, pero el efecto en mí no puede ser de mayor gozo. Gozo por lo que ocurrió anoche en la madrileña sala La Riviera, a escasos metros del Manzanares.
La tríada de bandas (sin duda el tres es un número más que importante para esta crónica) responsables de que esté todavía lejos del sosiego fueron, por orden, Wolves In The Throne Room, At The Gates y Behemoth. Tres bandas, tres países (Estados Unidos, Suecia y Polonia) y tres estilos (Black, Death y una maravillosa combinación de ambos). ¿Casualidad? Me gustaría creer que no.
Al apagarse las luces de la sala, Wolves In The Throne Room comenzaron con su ceremonia. Con un Black Metal ambiental de temas a medio tiempo, con atmósferas alimentadas por las melodías de guitarra y los teclados sobre un cimentado de batería y guitarras. En cuanto a lo musical, se echó en falta la presencia de un bajista, pero ello no fue óbice para que la actuación, aromatizada con incienso, nos fuera introduciendo en lo que más adelante viviríamos.
A continuación la atmósfera se tornó más agresiva, más directa y más cañera. Y es que fueron los mismísimos At The Gates los culpables. Demostrando, por si alguien albergaba cualquier tipo de duda, por qué es una de las bandas claves para entender el Death Metal melódico sueco. Totalmente despreocupados, dieron un recital que terminó de prepararnos el cuerpo. Llenando de intensidad el ambiente, con un set list en el que fueron dejando sus grandes temas (esos con los que hemos movido el cuello y gritado hasta la extenuación tanto en casa como en los bares) como si de trufas se tratasen. Nombrar los títulos sería una ofensa. Así que, querido lector, si no conoces nada de ellos escucha Slaughter Of The Soul. Sabrás reconocerlos.
Dicen que el fin también es el principio. Y en este caso es una verdad incontestable. Nada más terminar la actuación de At The Gates un telón negro se apoderó del escenario y muy sutilmente fuimos escuchando, con una cadencia que recordaba al rumor del oleaje, pequeñas frases cantadas por un coro de niños. Era la transición a la última intervención de la noche. La calma antes de la tormenta.
Desde hace años tengo la certeza de que Behemoth son una de las bandas más importantes dentro de todo el espectro de estilos que cuentan con la palabra metal al final de su etiqueta. Y de las más interesantes dentro de su vertiente más extrema. Pero ayer se constató que con I Loved At Your Darkest subieron un escalón más. El que los coloca en la cima del metal extremo.
Y es algo que han conseguido a base de trabajo duro, de no conformarse, de buscar horizontes inexplorados y recorrerlos hasta conocerlos como la palma de su mano. Para, acto seguido, desviarse hacia otros nuevos. Haciendo del cuidado al detalle una forma de vida. Con cada disco aportan una mirada distinta, un paso más en la evolución de su música. Todo ello sin negociar jamás la excelencia en todo lo que hacen.
Lo mismo debe de decirse con sus directos. Siempre buscan la manera de sorprender y darnos algo distinto, cosa que hicieron. Las canciones elegidas para su actuación en Madrid dentro de la gira Ecclesia Diabolica Europa 2019 E. V. estaban acompañadas de fuegos artificiales, proyecciones y con cambios en el atuendo de los miembros. Conformando todo ello en un verdadero espectáculo. Y todo ese esfuerzo antes mencionado se vio recompensado, superando de lejos la afluencia de público, llenando la sala.
Nergal nos regaló una actuación impecable, con su voz en un estado magnífico. Canciones de su nuevo disco como “God = Dog”, “Wolves Ov Siberia” y “Bartzabel” sonaron atronadoras, hermanando perfectamente con clásicos como “Ov Fire And The Void”, “Ora Pro Nobis Lucifer” (canción que ya sonaba en mi cabeza ese día al despertarme), “Blow Your Trumpets Gabriel”, “Conquer All” y “Chant For Ezkaton 2000 E. V.”.
Poner punto y final a esta crónica no es fácil. Ya que estoy seguro de que seguirá resonando en mi memoria por mucho tiempo. Hasta entonces, servirá de alimento en la espera hasta la próxima vez que pueda disfrutar de la experiencia que es compartir espacio con esta enorme banda.
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