Está visto que a los de DC/Warner les ha costado dar con la fórmula del éxito. Las sesudas aproximaciones al mundo de los súper héroes de Zack Snyder (Watchmen, Man of Steel) no fueron todo lo exitosas que se esperaban. Tampoco Batman v. Superman gozó del favor mayoritario de la crítica y el público. Algo que empeoró sensiblemente en la horrible El escuadrón suicida y en fallida La liga de la justicia (en la que Snyder fue sustituido a última hora por Joss Whedon). Mientras Marvel trazó un plan maestro hace una década y lo ha seguido a pies juntillas para desembocar en Infinity war, DC/Warner parece que no tiene ningún plan y va improvisando sobre la marcha. El Batman de Nolan estuvo muy bien, pero luego no han sabido por dónde tirar. Solamente cuando DC se decide finalmente a copiar el tono irónico de Marvel es cuando su cine da mejores resultados, ahí está Wonder Woman, un film sin pretensiones pero entretenido y sin tanto héroe acomplejado. Ahora parece que se habían decidido por seguir con el tono ligero en Aquaman, personaje que ya nos presentaron en La liga de la Justicia en clara muestra de desorganización. Vista la exitosa recaudación, los de DC van a seguir por esta línea.
Al lío, Aquaman está dirigida por James Wan, quien revolucionó el cine de terror con Saw hace 15 años y luego nos trajo films del mismo género como Expediente Warren para pasar luego a la franquicia Fast & Furious. Nadie puede negarle a Wan que sabe lo que el público quiere ver y sabe cómo entregárselo. El tipo es un todoterreno de lo más eficiente pero carece de personalidad, algo que no tiene por qué ser malo en el cine de súper héroes. El problema de Aquaman no reside en su director ni en sus intérpretes ni en sus espectaculares efectos especiales. Reside en su guión. Por mucho carisma que destile Jason Momoa sin camiseta y muy apretadas que aparezcan Nicole Kidman y Amber Heard en sus ajustados trajes, Aquaman necesitaba algo más para entretener. Si la presentación del personaje principal es un completo desastre, la cosa ya pinta mal. Reconozco que no entré fácilmente en la historia. La forma de presentar a los personajes es tan caótica y desastrosa que me sacó de la sala de cine. Esa princesa Mera de Atlantis que aparece del agua perfectamente maquillada (por no hablar del natural color de su pelo) en plan damisela que viene a pedir ayuda al héroe me pareció algo forzado y pasado de moda. Tampoco se entiende la relación del personaje de Willem Dafoe con Arthur. Por no hablar de ese villano gritón interpretado por Patrick Wilson. Un horror.
La verdad es que a mí me pareció un film fallido por la confusa narración de una historia de lo más sencilla. Hasta tenemos un McGuffin que nos interesa más bien poco, esta vez es un tridente que solamente puede ser rescatado por el auténtico rey de Atlantis. Además tenemos un duelo a muerte por el trono de Atlantis entre el héroe y su antagonista a mitad del metraje. No creo que haga falta deciros cómo acaba la cosa en este primer duelo. La verdad es que esta historia no aporta nada que no hayamos visto ya y me resultó bastante previsible. Eché de menos la mala leche que se suponía a esta cinta.
Hasta que los personajes no llegan a Sicilia la película no alcanza el tono irónico que uno le suponía al personaje. Es entonces cuando estamos ante una solvente película de aventuras que se olvida de tanta burda conspiración en la sombra para hacerse con el trono. Hay pasajes que me gustaron bastante como todo lo relacionado con la fosa y el mencionado de Sicilia.
Hacia el final la cosa decae nuevamente para acabar en una grandilocuente y estruendosa batalla que culmina en el inevitable duelo final entre el héroe y su antagonista. El problema principal de Aquaman es su excesiva duración, 2 horas y 21 minutos es demasiado para una historia que en hora y media hubiera funcionado a las mil maravillas.
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