Otro disco extraño que me ha cautivado este 2018. Los suizos Zeal & Ardor perfeccionan en este su segundo trabajo su peculiar fusión de gospel, blues y black metal. Así, como lo oyes. Zeal & Ardor fusionan black metal con black music y el resultado es de lo más black. Zeal & Ardor suenan como si los esclavos de América del norte hubieran rechazado el cristianismo impuesto por sus amos y se hubieran convertido en adoradores de satán. Zeal & Ardor suenan a la evolución metalera del supuesto pacto con el diablo que hizo el gran bluesman Robert Johnson. Al fin y al cabo, el gospel y el blues son el origen de todo el rock posterior. Lo más gracioso del tema es que todo empezó como una broma en la web 4chan: Manuel Gagneux se comprometió a crear una canción en 30 minutos fusionando estilos musicales propuestos por otros usuarios. Una vez alguien propuso “nigger music” y otro “black metal”, dos estilos que aparentemente nunca se podrían fusionar. Está visto que sí se podían fusionar, y con resultados más que satisfactorios. Puede que todo sea un proyecto temporal que no debamos tomarnos demasiado en serio pero el resultado sonoro es encomiable.
No soy yo muy metalero, más bien nada, por eso he recibido como un agradable soplo de aire fresco la segunda propuesta de Zeal & Ardor. Amén de un talento compositivo fuera de toda duda, Manuel Gagneux tiene una voz perfecta tanto para la espiritualidad negra como para una rabia propia del black metal nórdico. Stranger fruit es un trabajo más redondo que su antecesor, el seminal Devil is Fine en el que el soul y el gospel predominaban sobre el metal. Ahora todo está más equilibrado, dando como resultado un sonido espectral. Lejos de sonar forzada o artificial, en manos de Zeal & Ardor esta fusión de estilos diametralmente opuestos da como resultado una mezcla explosiva. Si algo tienen en común el blues y el metal es que funcionan perfectamente para reflejar algunos de los rincones más oscuros del alma humana: miedo, rabia, rebeldía, etc. El resultado es un crisol oscuro, casi satánico, la banda sonora perfecta para un akelarre (Coagula, Ship on fire, Row, row) o un film de terror independiente (Fire of Motion). Tampoco les duelen prendas en usar ambientes más calmados no menos cinematográficos (The hermit). Aviso para navegantes, la alternancia de momentos de calma y brutales descargas de furia me recordó a los mejores Nine inch nails, avisados estáis.
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Reconozco que lo he descubierto hace poco y lo estoy disfrutando mucho. Lo dicho, sorprendente y disfrutable paseo por el infierno.
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