Si tuviese que explicarle a alguien qué es el Stoner Rock o, al menos, cuál es uno de los elementos que lo caracterizan diría intensidad. El Stoner es intenso, es machacón hasta el punto de que, cuando lo escuchas, no puedes evitar mover arriba y abajo la cabeza como si fueses uno de esos perros que la gente solía poner en los salpicaderos de sus coches.
Coñas aparte, yo diría que el Stoner Rock es el estilo que recoge el testigo dejado por Black Sabbath. Los ritmos pesados y cadenciosos que, a base de sus repeticiones, te llevan a otro lugar donde sólo lo esencial existe. Pero no me hagáis mucho caso, puedo estar equivocado ya que seguro que muchos de los que leéis esto seréis más duchos que yo en la materia. Disculpas adelantadas por si hay metida de pata.
Dejándonos la teoría ya lista, pasemos a la práctica. Y la realidad es que la noche del 2 de noviembre, en la que algunos todavía estaban pagando las facturas físicas de la noche de Halloween, todo esto de lo que he hablado en el párrafo anterior tomó forma corpórea. ¿Los culpables? 2 bandas, 6 personas en total. Llegados del Este, los ucranianos Somali Yacht Club y Stoned Jesus hicieron retumbar la sala Caracol de Madrid con 4 cosas: una voz (bueno, más de una, que había coros), una batería, una guitarra y un bajo con mucha distorsión, fuzz y efectos varios.
Somali Yacht Club protagonizaron una actuación correctísima. Presentando su último trabajo The Sea, nos regalaron unos pasajes instrumentales deliciosos, compuestos de sencillas (que no simples) melodías, en los que podemos poner a navegar nuestros sentidos. Pero también nos demostraron que no hacen falta más que tres personas con sus instrumentos y sus voces para que suene una verdadera banda capaz de llenar cualquier sala que se le ponga por delante, sin importar el tamaño.
Tras casi una hora de concierto, dejaron paso a Stoned Jesus y con ellos llegó la locura. Hora y media de actuación en la que la gente se dejó la piel y la voz para responder a lo que este power trio nos decía. Los que allí nos reunimos pudimos oír mucho de su último álbum Pilgrims, de cuyas canciones brillaron significativamente “Excited”, “Apathy”, “Thessalia” y “Hands Against Him”. Pero tampoco se quedaron atrás algunos temas de sus anteriores lanzamientos, cuyas primeras notas fueron más que vitoreadas por los asistentes (es decir, que la peña lo flipó). Sobre todo “I Am The Mountain”, salido de Seven Thunder Roars y “Here Come The Robots”, tema con el que abrían su anterior trabajo The Harvest, y que fue el broche de cierre del gran recital que nos dejaron.
En definitivas cuentas. Que el Stoner Rock mola un huevo y que en estas dos bandas tienen ustedes una excelente muestra de lo que nos puede dar este género. ¡Hasta la próxima!
0 comentarios