Cuentan los viejos del lugar, que hubo hace mucho tiempo una banda en las Islas Británicas que podía haber competido con The Black Crowes por el cetro dorado de nuevos dueños de las almas de los seguidores del rock más clásico. Sus discos tenían himnos de esos que te hacían levantar tus brazos y gritar al aire como un jodido poseso, esbozar una sonrisa, conseguir mezclar sudor y satisfacción a partes iguales. La gente les hacía caso, los medios también, eran esa gran esperanza para un tierra que había tenido en sus entrañas a las bandas más grandes del rock pero… casi dieciocho años después si las cuentas no me fallan, que es posible, Reef vuelven a tener disco entre nosotros, el quinto de su discografía y yo lo celebro como el niño que descubría nervioso su primera revista porno hace ya muchos años. Una reunión para tocar por clubs consiguió que el feeling volviese a resucitar, a colocarse en primera fila y gracias a dios, al tuyo al mio o al que os de la gana, este «Revelations» está entre nosotros.
Y el disco comienza como una bomba de relojería con la canción que le da título y que me hace renovar mis votos de amor eterno a Bon Scott y a los hermanos Young. Se calma la tormenta para que junto a Sheryl Crow se marquen un atractivo y contagioso gospel llamado «My sweet love» que llevo cantando varios días. «Provide» presume de cierto rollo bailable, sexy, chulo y canalla. «How I got over» vuelve a llevarnos directamente a la Iglesia del Rock and Roll con sus hechuras gospel. «Don’t go changing my mind» es una intensa balada en la mejor tradición Rod Stewart de esas que desearías poder cantar alguna vez. «Precious metal» es rock auténtico, de guitarras pesadas, batería contundente y soniquete a lo Robert Plant. «Just feel love» es muy grande, medio tiempo lento y pesado, con una guitarra cuyo riff se funde con el rock más granítico. «Ball and chain» completa la trilogía rockera, de nuevo con las guitarras en primera fila apuntando alto.
«First mistake»se nos vuelve blues, infecciosa, triste al estilo británico. «Darling be home soon» levanta el espíritu y nos lleva de regreso a ese R&B británico que tanto hemos disfrutado. «Lone rider» abre la botella del rock sureño mientras que cierran el disco con «Like a ship (without a sail)» de vientos soul, para poner punto final a un grandísimo disco en el que la banda ha dejado salir entre los surcos que lo componen todas sus influencias llevadas de maravilla a este gran puñado de canciones que vuelven a poner a Reef entre nosotros y que sea para mucho tiempo.
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