Primera de las seguro muchas obras poéticas que esperan a Ángel Ferrer, una de esas personas afortunadas con la sensibilidad suficiente para acometer este poemario.
«Aequilibrium» es un caleidoscopio de emociones, un viaje entre la melancolia y la esperanza, entre la añoranza y el humor. Dividido en cuatro partes, la central es la primera titulada «La vida». Un conjunto de versos sin rima con diferentes métricas pero que mantiene la constante en el tema de alejarse de la realidad a esa magia que nos hace escuchar el metrónomo cósmico, como bien explica Narciso de Alfonso en el prólogo: «-¿Sabes descubrir/ acompañar/ sondear/ y despedirte/ de un río/ ante el reclamo del océano?-«. El sueño nos aleja del presente y «-De repente la vida/ se vuelve dolorosa/ como la primera vez/ que se recorre un vinilo/ en silencio-«. Los versos fluyen, incluso a ritmo de haiku: «- La piedra salta/ por encima del caudal/ hasta la orilla-«, «-Destino incierto/ horizonte difuso/ cae la tarde-» o «-Mueve el viento/ a la hoja caduca/ futuro abono-«. Ese sentimiento de lo perdido o nunca tenido se mezcla con algo mejor en el futuro, lo que le aleja de esa «saudade» portuguesa que en algún momento se parece atisbar en «Aequilibrium». Un mejorar lo que se fue o no se supo retener: «-Oprimido el ser/ y fuera de la mano/ sólo voluntad-» que también se puede observar en nuestro preferido en todo el volumen que comienza: «-El matrimonio separa/ separa en marido y mujer/ a la pareja/ separa en tú y yo/ tuyo o mío/ lo que antes era nosotros, / nuestro-«. Un poema precioso que deriva en un burla al lector. Y es que el humor es importante para el autor, por lo que los cambios son variados pasando de la desesperanza a la sonrisa, de la nostalgia a la broma. Y esa capacidad de sorpresa es digna de encomio y de agradecer. Así entendemos la segunda parte titulada «El amor» y que consta de un solo poema: «No es amor/ este amor/ si solo converge en ti…» y que deja paso a la tercera titulada «El silencio mientras te miro». Pura introspección, donde Ángel Ferrer prefiere ser espectador que actor, contemplar desde otra perspectiva, incluso con dos poemas cuyos inicios nos recuerdan a Neruda: «Me sabes a silencio/ oculto/ me sabes a mar…» y «Me gustas con tu soledad/ de dentro/ cuando lloras al lado de mi soledad…» que dejan paso al corolario titulado «El humor», divertida forma de concluir a modo de cómic con una pareja y la suegra hablando de la vida de forma poética y que sirve para relajar el inmenso mundo interior que nos ofrece Ferrer.
Un interesante y recomendable libro para cualquier amante de la poesía, que ha sido publicado, con mimo y delicadeza, por Lecturas Hispánicas, cuyo catálogo merece una visita y que desde aquí dejamos el enlace www.lecturas-hispanicas.com para que los lectores puedan merodear entre sus títulos.
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