El Tío Pepe Festival concluía en esta edición de 2018, con un balance más que positivo, abriendo el abanico hacia el Rock & Roll con un «broche de oro» como es la actuación de Loquillo, todo un referente en el rock en español que cumple este año, ¡nada menos!, que cuarenta años de trayectoria musical. Así que a las 21.30 comenzaba a ritmo de la banda sonora de «Los siete magníficos» un concierto donde se demuestra que el barcelonés sigue siendo una de las figuras en activo más importantes del panorama patrio, como podían comprobar las cerca de mil quinientas personas que se dieron cita y que daban un precioso color al Patio de la Tonelería de las jerezanas bodegas de González Byass.
Un directo que podríamos dividir en dos partes, con una primera donde dominaron los temas de su última etapa y una segunda más enfocada a los clásicos. Dos horas y cuarto de duración que comenzaban a ritmo de «Rock & Roll actitud» y donde pudimos comprobar que «el loco» sigue con esa tesitura vocal de barítono, tan característica y que no ha perdido un ápice con los años y una banda que funciona como un metrónomo, una maquinaria perfectamente engrasada con Lucas Albadalejo al teclado, Alfonso Alcalá al bajo, Laurent Castagnet a la batería y las Fender de Mario Cobo y Josu García y la preciosa Gretsch de Igor Paskual que como nos explicaba el protagonista de la noche al presentar a cada miembro y su procedencia: «-Todos sumamos, no restamos-«. «Salud y Rock and Roll», Memoría de jóvenes airados» o «Territorios libres» eran muestra de la potencia de sus letras más recientes que juegan entre la libertad y el desencanto que pueden resumirse en el estribillo de «El mundo que conocimos» que dice «-¿Dónde está, dónde fue la Europa que ganamos?, ¿dónde está, dónde fue la España que perdimos?-«. A esa línea de nostalgia se unía «El rompeolas», que subía el nivel de aplausos entre el público. Pero nada comparable a la interpretación de «Carne para Linda» cuando Loquillo bajaba entre las primeras filas para cantar el tema y allí llegó la catarsis, pues hasta las butacas delanteras hasta entonces sentadas abandonaron esa posición quedándose en pie el resto del concierto. Suponemos que lo hizo a propósito pero a eso se le llama «levantar al respetable». Y no era para menos pues hay que descubrirse ante la explosión de canciones que llegaron: «Brillar y brillar», «El ritmo del garaje», «Piratas» con ese principio anarquista de Sabino Méndez que dice «-He modelado una bandera que como todas es para quemar-«, «Esto no es Hawaii» y las versiones de «Rey del glam» de Alaska y «El hombre de negro» de Johnny Cash que dejaban paso a uno bises donde «La mataré» era presentada como un tema compuesto por Sabino Méndez en 1987 y que fue el primero que habló de la violencia de género, el atemporal «Cadillac solitario», ese himno más moderno que es «Feo, fuerte y formal» (aunque sea de 2006) y «En las calles de Madrid» como remate. Una inolvidable cita con un grande, en todos los sentidos.
Por último, queremos dar las gracias al Tío Pepe Festival por su magnífica organización, sus facilidades con los medios y el fantástico trato de todo su personal. Esperemos vernos en la próxima edición de una cita cada vez más importante en el verano de la provincia de Cádiz, de Andalucía y, por supuesto, de España pues estuvimos charlando en los prolegómenos con gente que venía de otras ciudades para asistir al evento.
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