Vivimos unos tiempos donde las bandas que cimentaron el rock de grandes recintos van jubilándose, desapareciendo o perdiendo fuelle, por lo que cada nueva gira de alguna de esas bandas de leyenda crea una elevada expectación. Y esta visita de KISS, sin disco a presentar y con poquísimas fechas confirmadas no iba a ser menos. En su cita en la capital, contaban con The Blackmordia y Megadeth para preparar el terreno, pero debido a algún retraso, se demoro la apertura de puertas, cosa que se comió la actuación de los primeros, dejando solo a Megadeth en la tarea de calentar el ambiente.
Y con ese retraso que ya no abandono el evento, Megadeth salían unos 15 minutos después de su hora prevista, pero con los cosas bien claras y sin apenas respiro, se aproximaron a la hora de actuación, donde se permitieron incluso meter material de su Dystopia de 2016, entre mezcladas con un buen repertorio de himnos del thrash que les puso en primera división. Contando con un gran sonido, cosa que no es tan común en teloneros en este tipo de recintos, y con una actitud desbordante, Megadeth cuajo una actuación de nota alta. Lo cual me reafirma en mi teoría que Mustaine y sus huestes funciona mejor cuando no llevan el peso de cartel, más directos y efectivos.
Con bastante retraso, acercándose a la media hora, KISS haría su presencia utilizando como “intro” el Rock And Roll de Led Zeppelin, y con un inmenso telón negro con el nombre de la banda, para que el susodicho cayera con los primeros riffs de “Deuce”, con un gran sonido desde el principio, y sus pirotecnias, juegos de luces y pantallas a pleno rendimiento. Y quisiera hacer un inciso en esta crónica para comentar, que si se debiera poner un pequeño pero a la notable actuación de KISS, es el estado de la voz de Paul, que fue una ligera sombra sobre la actuación, que por otra parte suple con su actitud, presencia escénica y capacidad de sobra para controlar al publico allí presente. Por otra parte, el set list estaba perfectamente confeccionado para que las labores vocales se fueran intercambiando, dando mucha presencia al Simmons, al que veo en muy buena forma, incluso el guitarra, Tommy Thayer se marco el “Shock Me” con muy buen resultado, o el “Black Diamond” de gran nivel que se marco Eric Singer, que termino con la plataforma de la batería en alto, y es que las plataformas elevadas fueron recurrentes, y Simmons la utilizo en “God Of Thunder”, tras su habitual solo vomitando sangre, y Stanley cruzo en tirolina sobre el público, para cantar en una plataforma situada en mitad de la pista “Love Gun”, y es que ya sabes, KISS, además de ROCK, son espectáculo.
En torno a la hora y media de rock and roll show, cargado de temas de la etapa setentera de la banda, donde se colaba “Say Yeah” de su Sonic Boom de 2009. Bien es cierto que el rock no necesita de adornos si tienes actitud y pegada, pero a nadie le amarga un dulce, y ellos además de tener grandes temas e interpretarlos con soltura, aportan su parte visual al asunto, y en eso, son expertos. Los bises y el fin de fiesta corrieron a cargo de “Detroit Rock City” y “Rock And Roll All Nite” con una lluvia/tormenta de confeti para cerrar lo que para mí fue una gran actuación, ya que KISS nunca han pretendido inventar nada, tan solo entretener a partir del rock y eso, en esta ocasión lo volvieron a conseguir.
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