Ya sabéis que siempre tengo puesto mi tercer ojo en el desierto, es un sentimiento, una pulsión un estado anímico y emocional al que siempre recurro por lo que devuelvo la aridez de las planicies desérticas a RTBM con los Drive By Wire y el magnetismo sin igual de Simone Holsbeek. Adéntrate en la arena y visualizarás el espejismo de tu Mamut…
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Envenenados en sangre por la madre naturaleza del desierto desde 2005 en la localidad de Deventer, el cuarteto está formado por la rotunda, experimentada y carismática Criatura Simone Holsbeek (vocals, guitar), Alwin Wubben (lead guitar), Jerome Miedendorp (drums) y Marcel Zerb (bass). Hasta la fecha han sacado cuatro discos, el último todavía calentito de hace unos días y del que más tarde hablaremos. Teniendo a Kyuss, Black Sabbath, Nirvana y Mudhoney en su ADN, su debut homónimo le guiña claramente el ojo a los Fu Manchu/Nebula y los crudos Nirvana de Bleach con melodías vocales que te recordarán a la mismísima P.J. Harvey. Dos años después pulen composición y mejoran en sonido con una perfecta continuación en Between Oceans (2008) que resta espacio al garage punk y el grunge para empezar a predominar el fuzz y los ritmos más áridos y ‘colocados’. Simone evoluciona su forma de cantar, su magnetismo, es mucho más personal apreciándose su amor a la Harvey pero también a Kim Deal y Janis Joplin. Esto debe ir bien pues tardan bien poco en telonear en su Holanda natal a Mudhoney, Brant Bjork y Kyuss Lives!.
Tras un ‘misterioso’ vacío discográfico de 8 años, llega el importantísimo The Whole Sheebang (2016) que es todo un decálogo de stoner y acid rock bien entendido y en donde su faceta psychedelic blues se explota con fabulosos resultados ampliando la paleta a Kyuss, Blues Pills, el desert/robot rock de Queens Of The Stone Age y, sobre todo, haciendo un auténtico homenaje entre sus surcos a Ozzy y Tommy Iommi entre hipnóticas melodías. La Simone volvió hace dos años con energías renovadas y se nota.
Llega 2018 y volvemos a tener un nuevo disco con el ‘hechizo’ de Spellbound (2018). Lejos de proponer otro disco de stoner correoso y acid rock trotón, esta última colección de canciones se diversifica, no es predominante el stoner aunque todo lo toca y lo pervierte («Mammoth»/»The Devil’s Food») con los riffs de Wubben y las obsesivas pero sensuales líneas de bajo y batería de Zerb y Miedendorp. Experimentan más que nunca con el desert blues, la psicodelia y el vintage rock caso de la sensualidad de «Van Plan» a lo Brant Bjork o las texturas y atmósferas colocadas de «Apollo». «Lost Tribes» y «Ghost Rider» se acercan a los dominios de Blues Pills y Pristine mientras que en «Superoverdrive» intuimos los punteos de Josh Homme. Mis temas favoritos, además del citado «Mammoth» son «Where Have You Been» con su obsesivo riff y su densidad fuzz junto con el inquietante y oscurillo «Blood Red Moon» y sus cambios de ritmo entre el stoner y el alternative rock ‘a la Harvey’. En definitiva, un disco que abre horizontes con una banda que no parece querer estancarse dentro de las más áridas dunas, que quiere ir más allá de espejismos y oasis sónicos. Así son, en la ‘BOLA EXTRA’, los Drive By Wire…
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Hechízate entre tulipanes…
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