En menos de un año hemos podido ver a Myrath en tres ocasiones aunque esta es la primera vez que llegaban a España como cabezas de cartel y que demuestra que la banda de Túnez va en claro ascenso, vista la comunión con su público en una sala Caracol que presentaba un excelente aspecto.
Aunque antes de los protagonistas de la noche se presentaban Manigance, banda francesa que transita entre el power con tintes de progresivo, cantado en idioma galo y que tienen nada menos que siete discos de estudio, demostrando ser buenos músicos sonando compactos pero al sustituir a su vocalista Didier Delsaux por Carine Pinto, a la que notamos nerviosa y sin potencia que sumado a los teclados grabados y no tener una canción referente, quedaron sus cuarenta y cinco minutos correctos pero sin más recorrido.
Así que tras los «teloneros» y con puntualidad se levantaba el telón con un escenario plagado de toques árabes, una escenografía simple pero eficaz donde aparecía una bailarina ambientando la escena con su «danza del vientre» y los músicos apareciendo uno a uno para comenzar su hora y veinte minutos de actuación a ritmo de «Born to survive», donde se demostró el buen momento que viven los africanos, un estilo definido como «oriental metal», donde utilizan numerosas reminiscencias de su cultura unido al metal progresivo y toques de «power». Una fusión que resulta acertada y además bien ejecutada por la guitarra de siete cuerdas de Malek Ben Arbia y el bajo de cinco de Anis Jouni junto al eficaz teclado y la capacidad de hacer coros de Elyes Bouchoucha que dejan el peso a su carismático cantante Zaher Zorgati, que no sé si por nuestra posición en la sala o problemas en la mesa sonó peor que en otras ocasiones quedando limitada su portentosa voz entre el resto de instrumentos. Tal vez, el único «lunar» de un concierto que les servía de confirmación en la capital. Pronto llegó el primer tema del «Legacy», su disco referente y último trabajo, como «Storm of lies» aunque «Dance» hizo las delicias del respetable con la ayuda de la bailarina y sus movimientos a ritmo de la música que a los profanos en este baile nos resultó espectacular (aunque una amiga que practica esta danza dijo que la ejecutante era demasiado delgada y a pesar de su innegable técnica quedaba algo deslucida por no poder ver mejor los movimientos de los músculos). «Wide shut» y «Merciless times» del «Tales of the sands» dejaban paso a otro tema del «Legacy» como «Get your freedom back», dedicada a las víctimas de los atentados del 2015 en Tunez donde murieron unas sesenta personas por la ira irracional del integrismo islámico y del que el turismo de su país todavía no se ha recuperado. Siguieron en el «Legacy» con «Endure the silence» y «Nobody´s lives» para volver al pasado con «Madness» (bien seguida por el público) y «Sour singh» para llegar a ese homenaje a la Khaleesi de «Juego de tronos» con «The unburnt» (con detalle gracioso al entregarle un ejemplar de la novela de George R.R. Martin desde la primera fila) y «Tales of the sand» que finalizaba la primera parte, aunque con poco tiempo para el «relax» sonaba por los altavoces los compases de «Jasmin», con el gran momento de lucimiento de la bailarina ejecutando su danza con el doble velo, que servía de preludio a «Believer», su gran éxito, coreado por toda la sala y que les llevó al punto álgido para finalizar con «No holding back» y «Beyond the stars» que sirvió de perfecto colofón y que, con un fácil juego de palabras, resultó su gran «legado» ese martes 27 de abril, pues Myrath significa legado en árabe como sucede con su disco «Legacy».
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