Siendo conscientes de que ya han pasado unos meses desde su lanzamiento llega la hora de enfrentarse al nuevo trabajo de Snakeyes, banda formada tras la disolución de Sphinx por el bajista Pepe Pineda, el guitarrista Justi Bala y el batería Carlos Delgado junto al vocalista rumano Cosmin Aionita que ya en el anterior disco del grupo se mostró como un auténtico descubrimiento y engranaje perfecto para el heavy metal que practica esta banda gaditana. Cada vez que escucho a Snakeyes, en mi cabeza aparece el disco «Painkiller». Más que como sonido, o influencia de Judas Priest, que no termino de verla tan clara, como concepto de ese heavy metal compacto, de un octanaje y dureza superior en varios grados al heavy metal tradicional pero que no llega a la frontera del thrash metal ni a la velocidad del speed metal al menos en su concepción más estricta.
Lo primero que quisiera destacar es el sonido del disco, un auténtico bloque sin fisuras que te permite disfrutar del buen hacer de todos y cada uno de los miembros de la banda pero colocando el significado de grupo por encima de todo, es decir, acotando el protagonismo personal para los momentos en que son necesarios sin relegar ninguno de los instrumentos o la voz a un primer plano. También importante la portada, impactante, muy heavy, que te deja a las claras (por si el título del disco aún te ha dejado alguna duda) que vas a encontrar una vez que pulses el play. Así que vamos a centrarnos en el contenido, una vez dejado a un lado el continente. «Into the unknown» abre fuego con una velocidad endiablada y ese refuerzo de dureza que aporta el sonido de batería junto al juego potencia/melodía de la voz de Cosmin. «Evolution» se centra en la fuerza por la fuerza, base rítmica y riff buscan conjugarse en un bloque impenetrable.
«(Point of) no return» cambia el registro alejándose del derroche de fuerza de las dos primeras canciones y si se centran en una estrofa de ciertos aires Judas Priest junto a un estribillo más próximo a historias del metal alemán y que puede funcionar muy bien en directo. Algo que es justo destacar durante toda la grabación es la labor de Justi Bala, un guitarrista muy capaz y con una grandísima capacidad que va dejando muestra de su buen hacer durante todo el disco y además demuesta algo muy complicado para los buenos guitarristas, ser además un buen guitarrista de grupo. «Cyberkiller» con esa batería rapidísima y un bajo de sonido muy metálico conforman un continuo golpeo en tu pecho adornado por la guitarra y un buen estribillo. «Metal monster» es el típico himno metálico, que no por tópico es menos necesario, declaración de amor a este heavy metal nuestro ideal para corear puño en alto.
Vuelve la fuerza bien controlada con «Edge of the world» y su fantástico riff. Puro heavy metal. «Sign of death» tira hacia arriba de manera brutal y aquí si es justo destacar (que su trabajo vocal durante todo disco ya de por si es de sobresaliente) la labor de Cosmin, escuchad el estribillo si no, ese ritmo cortado de la estrofa, la guitarra destacando en el momento justo, la calma tensa durante el inicio del solo, los teclados… otra gran canción que puede resultar explosiva sobre el escenario. «Facing the darkness» consigue un sonido ultra heavy junto a un estribillo muy cuidado. «Your own shadow» tiene en su interior ciertas reminiscencias a Iron Maiden, en un disco del que los Judas Priest de «Painkiller» o «Jugulator» y Primal Fear podrían estar muy orgullosos. «Circus of fool» vuelve al cauce guitarrero de los Downing/Tipton (cuanto te vamos a echar de menos querido Glenn). «Rise up (the red plague)» pone punto y final a un gran disco de puro y duro heavy metal, sin concesiones ni aditivos, pero si muy adictivo. Andan presentando «Metal Monster» en directo, no perdáis la oportunidad.
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