Sobre la vida y muerte de Vincent Van Gogh se han hecho unas cuantas películas a lo largo de los años siendo la más conocida «El loco del pelo rojo» de Vincente Minelli, con la que Kirk Douglas consiguió su única nominación al Oscar o cintas de los noventa como «Vincent y Theo» o «Van Gogh», aunque esta es muy distinta y con otras pretensiones, pues Dorota Kobiela y Hugh Welchman han construido un largometraje que impacta en su primer visionado.
Una cinta de animación donde todos los escenarios están pintados al oleo y simulan los cuadros del inmortal pintor holandés y los actores son pintados después de la interpretación. Un trabajo «de locos» donde seguro se ha invertido una ingente cantidad de tiempo y que el resultado es espectacular, moviendo al espectador en esos salvajes trazos del post impresionismo. En ello, Kobiela y Welchman han conseguido que con los años su película se revalorice y aunque se les escapó el Globo de Oro a la mejor película de animación, ahí estuvieron disputándole a «Coco» el trofeo siendo una coproducción anglo- polaca. Pero hay que sumar a su inclasificable puesta en escena, un más que eficaz guion, obra de sus dos realizadores junto a Jacek Dehnel, a modo de cine policíaco intenta desentrañar la muerte del pintor, mediante la entrega de una carta póstuma que nos llevará a los últimos años del artista mediante entrevistas a los que le conocieron con vida y «flashbacks» en blanco y negro que van conduciendo al espectador durante una hora y tres cuartos a través de la campiña francesa.
Todo con un reparto acertado encabezado por Douglas Booth, del que no hace mucho le vimos en una divertida «gamberrada» como «Orgullo, prejuicio… y zombies» y cuyo rostro más conocido es el de una actriz al alza como Saorsie Ronan, reciente ganadora del Globo de Oro por «Ladybird». Un elenco acertado aunque supeditado a la imagen, con unos técnicos de envergadura, donde destaca la banda sonora de Clint Mansell y que consiguen que «Loving Vincent» sea uno de los estrenos más importantes de este inicio de 2018 (aunque la cinta sea de 2017). Magna película y una recomendación para este, de momento, frío invierno.
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