Todo el que me conozca un poco sabe de mi amor/odio hacia M.M., aquellos comienzos, desde el minuto ‘1’, os lo aseguro, con Portrait… (1994), Smells… (1995), Antichrist… (1996) y Mechanical… (1998) fueron toda una revelación para quien suscribe en muchos sentidos y estados vitales, defendí en muchos debates universitarios su posicionamiento y el verdadero objetivo vital de nuestro protagonista que nunca fue otro que ser una estrella del rock’n’roll levantando ampollas con su espléndido sentido de la provocación y su capacidad crítica ante el sistema social, político y de doble moral de Yanquilandia. Hasta aquí todo bien. Pero, como todo, las musas (y la implicación musical de Manson) nunca podían estar al máximo nivel a pesar de discos tan solventes y con tanto single potencial como Holy Wood (2000). A partir de aquí me debatía entre mis sentimientos/fanatismos y la sensación de ‘deja vú’ que me dejaban los discos que le sucedieron, sobre todo un Eat Me, Drink Me (2007) que me sigue pareciendo una bazofia infumable y sensiblera (lo único bueno fue ver a Dita Von Teese en los clips).
Pero ete aquí que llegó 2015 y Warner se saca de la manga The Pale Emperor, su disco más diferente, en el que se posiciona, por fin, lejos de la fotocopia/caricatura en la que se había convertido en la última década y que me hace reconciliarme con su decadente sombra gracias a un listado de canciones más ‘desnudo’ en instrumentación que nunca, dejando que el blues y la música gótica campen a sus anchas en unas canciones que estaban muy bien planteadas.
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Llegados a 2017, M.M. confundió un poco al personal al adelantar la fecha de SAY10 (título original del disco) a febrero y tener que ser retrasada al no sentirse a gusto con las canciones que tenía. La llegada de Tyler Bates (guitar) fue crucial en The Pale… y gracias a éste (Twiggy se ha quedado ya en segundo plano) volvió a replantearse su material para ofrecer algo más cohesionado dentro la variada paleta de sabores y olores que se plantea en el, ahora sí, definitivo Heaven Upside Down (2017). Para empezar, tenemos uno de los discos más agresivos y crudos que ha parido en más de diez años, se nota que ha querido sentir las sensaciones de Portrait… en, por ejemplo, «Revelation#12» y de Antichrist… en «We Know Where You Fucking Live», que ha querido revivir al ambiguo alienígena ‘bowiano’ de Mechanical… en pasajes de «Tattoed In Reverse» y «SAY10» haciéndolo con solvencia, pero no ha querido perder de vista la credibilidad recuperada con The Pale Emperor y la segunda parte del disco vuelve de nuevo claramente a los medios tiempos de guitarras tirando a blues con atmósferas oscuras y goticismo ‘a la Bowie’ bien planteado. El disco tiene altibajos, ¡joder si los tiene! con dos canciones infames, una «Kill4Me» sonando a unos Depeche Mode de segunda y el bluff de la sobrante e impostada «Jesus Crisis» que bien podría haberse ahorrado. Menos mal que antes, la larga y extrañamente bien desarrollada «Saturnalia»
Con todos ustedes y para despedirme, Johnny Depp peleando por el trono del ‘Cielo del revés’…
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Dita solamente salió en un video, mOBSCENE (The golden age of grotesque, 2003).