Con una de las portadas más horrorosas y cutres del año con semejante ‘collage’ tan pueril y desafortunado, se nos presentan los germanos Kadavar con Rough Times (2017), su cuarto disco de estudio tras su cuestionado (no en mi caso) Berlin de 2015.
Que Kadavar se han labrado una reputación a prueba de bombas desde su gestación en 2010 es algo que ya no se discute, están en boca de todo el melómano seguidor de los sonidos más duros pero también más ‘retro’ con tres pepinazos supinos que los han posicionado en la primera división del hard rock europeo y mundial. Festivales, giras multitudinarias, profesionalidad, carisma, imagen y unas canciones enormes avalan a uno de los power trios más poderosos de la faz de la tierra. Ha llegado el momento de tentaros para que escuchéis lo nuevo de ‘Lupus’ Lindemann (vocals, guitar), ‘Tiger’ Bartelt (drums) y ‘Dragon’ Bouteloup (bass). Salta hacia la ‘aspereza de los tiempos’…
Comienza el viaje ‘muriendo’ cariño, ‘muriendo‘…
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La carrera de los berlineses no se ha caracterizado nunca por el inmobilismo y la repetición de esquemas, cada disco ha sido un ‘tour de force’ desde aquel crudísimo Kadavar de 2012, la experimentación setentera de Abra Kadavar (2013) para acabar en un Berlin (2015) que fue muy criticado por la accesibilidad de su cancionero y su viraje hacia sonidos menos contundentes jugando mucho más con la melodía y la psicodelia en lugar de basarlo todo en los riffs monolíticos Iommi/Page. Como ya he dicho anteriormente, lo recibí como un disco muy fresco agradeciendo el riesgo.
Llegamos a este Rough Times (2017) y lejos de tener a una banda acomodada lo vuelvo a flipar con estos rubios barbudos. En lineas generales, es un disco que engaña, que puede confundir en un principio por la disparidad de sonidos tratados y la extraña estructura de su tracklist pero, pasadas las dos primeras escuchas (siempre me pasa con ellos), te rindes sin remedio ante la magia de Lupus, Tiger y Dragon. Para empezar, la triada inicial es de absoluto infarto, ¡justifica sobradamente la adquisición del cuarto álbum de Kadavar! con una musculosa a la par que estruendosa afinación Stoner en «Rough Times», la oscura barbaridad Stoner Doom de «Into The Wormhole» y el subyugante desierto con el monolítico riff de «Skelenton Blues» (¿el cruce perfecto Sabbath/Stooges/
Concluyo. Tenemos Kadavar para los restos, con una banda asumiendo riesgos necesarios, con un poderío instrumental alucinante y, cada vez más, con una capacidad para crear himnos absolutamente admirable. Por favor, no te pierdas los clips porque no tienen desperdicio estético tampoco…
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