Es a través de El Dromedario Records que tenemos noticia de El Desván, grupo procedente de Pamplona que empezó a dar su primeros pasos en 2012, y ahora en este 2017 nos llega su tercer trabajo tras el EP Las prisas si son buenas, y su primer largo Al Descubierto, disco grabado en los Estudios R5 de Oricaín bajo la supervisión de Kolibri Diaz.
Navarra, Kolibri, Marea, El dromedario Records … imputs que en principio nos puedan señalar las sendas por las que este La Taberna del infierno, pero ya desde que «Mi madriguera», primero de los diez temas que componen el disco, nos da la bienvenida, nos damos cuenta de que el grupo, sin renunciar a ninguno de esos imputs mencionados anteriormente, añade una buena dosis de dureza con una más que notable base rítmica que con su contundencia rockera se encarga de marcar el camino a un magnífico trabajo de guitarras, presentes de principio a fin, para ser los mejores escuderos de Gabriel Gainza, para que a lo largo de los casi cincuenta minutos del disco, sin olvidar las raíces de los imputs mencionados al inicio, esa marca de la casa grabada a fuego, herencia de los Kolibri and cia que ha sentado cátedra por aquellas tierras del norte, el grupo consiga manufacturar un magnífico disco de rock, uno de los mejores trabajos patrios de este año, dando un especial hincapié a esos estribillos pegadizos que una vez concluida la canción siguen dando vueltas por la cabeza.
Un disco homogéneo de principio a fin, cosa que hace difícil resaltar un tema, pero ahí están, «Antihéroes», «Poeta de mi Tierra», «El coraje del silencio», la mala leche de «Perros de Corral» o la de «Jungla de Cemento» (magnífico el sólo)… dando forma a un trabajo donde la letras y contundencia rockera se funden de manera magistral.
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