A ver que eche cuentas, si soy capaz de recordar. ¿Cuanto tiempo ha pasado ya? Uff, si no recuerdo mal, porque os estoy hablando de memoria. El hasta ahora primer y único disco de Lionheart vio la luz en el 84 y en el 86, daban por finalizada su aventura. Nacidos al amparo de la NWOBHM, aunque su sonido no tuviese nada que ver con el de sus coetáneos de escena, como les pasara a Def Leppard, sí que siguieron el camino de muchas de las maravillosas bandas que dieron aquellos días en las calles y clubs del Reino Unido, y no consiguieron pasar aquel trance que otorgó a los States, el reinado del hard rock y el heavy metal. Lionheart optaron por un sonido más melódico que la mayoría de bandas con las que compartían sitio. Evidentemente, su lugar estaba al lado de otras bandas británicas del momento como Dark Star, FM, Airrace o incluso Magnum, más que de Iron Maiden, Holocaust o Gaskin. Y eso que Lionheart eran herencia de la grandeza de la NWOBHM, pues en su seno se daban encuentro miembros de Iron Maiden y Tygers of Pan Tang. Además de un par de ex McAuley Schenker Group. Los músicos que se unieron para aquella aventura eran Chad Brown, Steve Mann, Dennis Straton, y Rocky Newton. Un éxito que debía llegar con «Hot tonight» pero que quedó por el camino.
Curiosamente, en 2016 decidían volver a poner a rodar este grupo, ya peinando canas y experiencias. Para ello reclutaban al vocalista Lee Small, y así parir este «Second Nature«, un auténtico portento de hard melódico o como coño queráis llamarlo. Melodía, clase, la fuerza dosificada y sobre todo un muy buen puñado de canciones que te harán volver a creer en que en el Reino Unido, se sigue sabiendo hacer posiblemente el mejor hard rock cuando se dan las circunstancias. Portada poderosa, a la que da los primeros compases «Prelude (intro)» para entrar ya a por todas con «Give me the light» y sus teclados, que te hará retroceder en el tiempo. No sé cuánta gente habrá ya versionado «Don´t pay the ferryman» de Chris de Burg, pero ¡como me gusta esta canción! y que buen tipo le dan estos tíos, llevándola perfectamente a su terreno.»Angels with dirty face» se mueve en terrenos más clásicos, ese a.o.r. elegante y técnico, de bandas que no dudaban en coquetear con el prog.
«30 years» muestra el sonido más crudo de la banda, esas influencias del hard británico de principio de los ochenta del que fueron protagonistas con un estribillo estupendo. La instrumental «On your way» desemboca en la canción que da nombre al disco, puro hard rock, alejándose un poco de ese a.o.r. que fluye libremente por el disco (and I like it). «Prisoner» sí vuelve a terrenos más melódicos, ese colchón de teclados que te hará vivir mejores tiempos lejos de ese bucle permanente en el que parecen haber entrado algunas bandas actuales. «Every boy in town» es la necesaria balada en este tipo de discos, perfectamente ejecutada, directa al corazón. «Time is watching» recupera la fuerza de las guitarras, hard rock melódico de final de los ochenta, con un estribillo matador. «Heartbeat radio». Fuerza y más fuerza en «Lionheart», de nuevo tirando de las influencias más hard rockeras, directa y con garra. «Reprise» pone punto final a un fantástico disco, ojalá no tengamos que esperar tanto tiempo para la próxima entrega.
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