45 años después del mítico concierto de Pink Floyd en la ciudad de Pompeya, David Gilmour regresó a la ciudad del Vesubio. Esta vez sí hubo público durante las dos noches que Gilmour actuó en el antiguo anfiteatro romano de Pompeya. El film David Gilmour Live at Pompeii se pudo ver en salas comerciales únicamente el día 13 de Septiembre. Una oportunidad única para disfrutar de lo que fueron esas dos actuaciones en Pompeya en Julio de 2016. Como era de esperar, al apabullante montaje audiovisual debemos sumar la belleza del peculiar recinto. Era la primera vez que desde la época romana se ofrecía un espectáculo con público en dicho anfiteatro y no se me ocurre un artista mejor para ello que el gran David Gilmour.
El film es una auténtica maravilla para los aficionados a la música de Pink Floyd y David Gilmour en solitario. Tanto el sonido como la imagen son apabullantes. Como pude comprobar en el Royal Albert Hall, los conciertos de Gilmour son algo inolvidable. A la calidad intrínseca del repertorio hemos de sumar la calidad técnica de los ejecutantes y un montaje ciertamente asombroso. Ahí está esa pantalla circular en la que se proyectan imágenes que sirven de complemento perfecto a las canciones. También los focos y los láseres contribuyen a que el espectáculo esté muy por encima de la media. En el caso de los conciertos de Pompeya se suman a todo lo anterior el peculiar entorno y los fuegos artificiales. Todo para ofrecer un espectáculo imprescindible para los fans de Pink Floyd y David Gilmour. Ver esta película en una pantalla de cine y con un sonido cristalino no se puede comparar con asistir al concierto, pero es una gran experiencia. El director Gavin Elder cumple su cometido de transportarnos a un concierto. Todo ello sin moderneces innecesarias ni salirse un ápice de lo que se supone que debe ser un film sobre un concierto de rock. Rodado con decenas de cámaras y drones sobre volando el recinto, montado de forma primorosa y con un sonido cuidado en detalle, el film es una joya audiovisual. Quizás no llegue a la altura de Remember that night pero está muy por encima de la media de filmes sobre conciertos.
El film dura 125 minutos con lo que parte de las canciones interpretadas en la gira se quedan fuera. Los conciertos solían rondar las tres horas por lo que supongo que habrá material de sobra para los bonus del dvd y blu-ray. Por cierto, sale a la venta el 29 de Septiembre en múltiples formatos como doble CD de audio, doble dvd o bluray y cuádruple vinilo. Se alternan temas de la carrera en solitario de Gilmour, sobre todo de su último LP Rattle that lock (2015) con temas clásicos de su etapa en Pink Floyd. Yo destacaría las interpretaciones de High hopes, In any tongue, Shine on you crazy diamond, Sorrow, Time/Breath y el apoteosis final con Confortably numb. La inclusión de One of these days me pareció todo un acierto y un guiño al film de 1971. No faltó tampoco el homenaje a Richard Wright con A boat lies waiting. Todos los músicos de la banda son de un altísimo nivel acorde con lo esperado. La única cosa que me pareció fuera de lugar es la inclusión de una voz masculina en el tema The Great gig in the sky, creo que no está a la altura de las voces femeninas y desluce un poco esa maravilla compuesta por Richard Wright. Por cierto, tampoco me gusta la interpretación que de este mismo tema hizo Sam Brown en el PULSE de Pink Floyd. A pesar de todo el despliegue técnico, lo más alucinante es el estado de forma de Gilmour y su dominio de la guitarra. Sigue siendo uno de los mejores y más influyentes guitarristas de la historia del rock.
Mientras Roger Waters se empeñó en aburrir al personal con sus traumas personales en el film sobre su gira The Wall, Gilmour se limita a mostrarnos de manera impecable cómo son sus conciertos. Sin traumas ni búsquedas de padres y abuelos muertos en guerras mundiales ni críticas al sistema. Waters busca siempre una justificación política a todo lo que hace, Gilmour, por el contrario, plasma en su música todo lo que tiene que decir.
David Gilmour Live at Pompeii demuestra que tras 50 años de carrera Gilmour sigue siendo capaz de ofrecer conciertos inolvidables. Imprescindible.
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