La carrera de Riverdogs es peculiar: sacaron dos discos y un directo a principios de los noventa. Después se los tragó la tierra hasta que en 2003 anunciaron su regreso, grabaron una serie de demos que no se publicaron como álbum hasta 2011. Ahora, seis años después, retornan con un trabajo que recuerda mucho a aquel ya lejano elepé de debut.
Si nos olvidamos de la pachanguera chapuza que es el tema de apertura, Riverdogs han vuelto con un álbum digno en el que aparecen tres de sus miembros originales, incluido, por supuesto, Vivan Campbell.
En estos tiempos en que bandas como Black Country Communion o The Winnery Dogs han redescubierto el hard rock de los setenta de raíz zeppeliana (esto es, nada que ver con el stoner rock), ya se echaba de menos que Riverdogs volvieran con su peculiar manera de mezclar el hard rock a la antigua con algo de blues rock. E incluso se permiten el lujo de incluir alguna que otra balada.
Ya decimos que el tema de apertura se lo pueden ustedes saltar. De ahí pasamos a un disco en el que caben los medios tiempos como “Golden glow” o “The revolution starts”, corte este último en el que nos recuerdan a Thin Lizzy. Hay temas rítmicos como “You’re too Rock and Roll”, en el que la voz acariciante del vocalista da paso a una embestida de guitarras, bajo y batería de alto octanaje.
En definitiva se trata de un cedé que no sorprenderá a nadie a estas alturas, como no sea el hecho de que Vivian Campbell se haya tomado un descanso en Def Leppard para, después de sus problemas de salud, reunirse con sus viejos amigos de Riverdogs y desmarcarse de las modas actuales grabando un trabajo que los pone en la misma división que a los mentados The Winnery Dogs. No hay tanta diferencia entre ambas bandas, aunque mucho nos tememos que en la piel de toro Riverdogs pasarán con más pena que gloria. Una pena, sí, porque no vean ustedes cómo les sacude Vivian Campbell a las seis cuerdas.
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