¡Me voy al campo a vivir!. ¿Quién no ha dicho eso alguna vez, o al menos lo ha pensado?. Me gusta la tranquilidad, los animales, a veces me toca ir a cuidar de ellos, echar de comer a las gallinas… a veces, a ratos, sin pasarse. La tranquilidad es un estado mental. ¡Venga ya!, diréis algunos, como va a ser lo mismo sentarte junto a la hierba que vivir rodeado del ritmo sincopado del tráfico rodante, de las conversaciones ajenas la mayoría sin sentido aparente. Me agobia la calma excesiva, lo reconozco. El que no lo entienda… bueno hoy no siento la necesidad de ser borde, al menos más de lo necesario. Las escapadas en busca de la paz de espíritu (que de la conciencia no se puede huir, solo actuar en consecuencia para que esta no de más problemas que los que uno sea capaz de asumir) no duran más de tres días. No es mi rollo, mi rollo es el rock, hey espera, que le estoy robando la frase a Barón Rojo, y están ahora las cosas con el entorno de la banda como para bromear aunque el cachondeo pueda ser gratis. Decía que no me veo en plan campestre, más allá que cuando enchufo los viejos discos de blues, aunque a fin de cuentas, muchos sean más urbanos que un semáforo en una avenida. Pero bueno, todos conocemos la historia, de donde le viene la casta al galgo.
Iréis intuyendo que voy a hablar de blues, por cierto, como la RAE al fin se ha dado cuenta que el lenguaje necesita estar vivo, y que para ello, debe nutrirse del vocabulario popular, os voy a decir que deberíais iros a escuchar el nuevo disco de Left Laine Cruiser, una de esas bandas que me conquistaron hace mucho con su particular forma de entender la música del diablo, volviéndola bastarda a base de no dejarse en el tintero ninguna influencia que les pueda asomar a la hora de afrontar sus canciones. La banda blues (o dúo, que vuelven a ser los dos de costumbre) más punk o viceversa. Ni son unos novatos ni unos advenedizos, lo que está claro es que son unos salvajes a la hora de tocar. En su cocktelera caben los ritmos arrastrados del stoner y la línea marcada por Black Keys, pero es que incluso llamadme loco, pero a mi «Indigenous» me recuerda a Lemmy en la melodía vocal (o será que lo echo de menos y lo encuentro por cualquier lado).
«Claw machine wizard» es puro Left Laine Cruiser, fuzz, distorsión, sonido sucio, tradiciones adaptadas. Para mi, otro disco a disfrutar a volumen considerable, ese que hace temblar las paredes. Canciones como «Booga Chaka» o «Still Rollin» seguro que te harán saltar.
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