Vienen de gira The Bellrays sin ningún nuevo artefacto publicado, pero siempre es grato presenciar el enérgico directo de la banda, que no deja indiferente a nadie, y aunque moviéndose a priori en aforos pequeños, siempre que visitan la capital consiguen colgar el cartel de “sold out”.
Y pocos minutos después de las 21h, salían a escena, con Lisa claramente enfadada, que se reflejaba tanto en el rostro como en alguna otra frase, en la que defendía la profesionalidad y experiencia de la banda, algo pasaría, pero bueno, lejos de los típicos cabreos de “rockstars” de película, The Bellrays salieron pateando culos desde el minuto 1, sin concesiones. Lanzando los temas como hicieran en sus primeros discos, donde el punk-rock mandaba, y apenas apareció en soul, comparado con la visita anterior a Sala Sol, parecía una banda diferente. Los temas sonaron de seguido y sin respiro hasta completar la primera hora de concierto, una primera hora que debiera que demostró lo que es un concierto de rock and roll sin especulaciones ni adornos, directo, duro, contundente, dinámico, sin picos, todo el tiempo arriba. Versiones de Black Sabbath, Ramones, Led Zeppelin, Chuck Berry, acompañaron a sus temas, pero la banda se los lleva a su terreno, y cualquiera que no conozca los temas puede pensar que son parte de su repertorio. Versiones en las que la banda ayudo tomando protagonismo en la parte vocal, no por ello apartando a Lisa, que cual torbellino no para quieta de bailar, correr, golpear la pandereta y jaleando al público. Poco tiempo permanecieron fuera de escena para salir a rematar con los bises, donde todo lo contado anteriormente se puede aplicar para un vigoroso fin de fiesta.
Lo dicho, una apuesta segura el acudir a cualquiera de sus shows, directo contundente cargado de fuerza e intensidad, y con solo dos conciertos de experiencia, incluso tienen capacidad de sorprender en la forma que enfoquen los temas y desarrollo del directo.
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