El mundo del rock se encuentra en un momento complicado, las cosas nunca volverán a ser como fueron antes y quizás aún no conseguimos percibir como será el futuro. De todos modos, hay gente que sigue peleando porque esto siga vivo, porque las guitarras sigan siendo protagonistas de la vida de mucha gente, y eso conlleva un esfuerzo, un trabajo extra que no siempre se ve recompensado de la manera adecuada, pero claro, nadie dijo que iba a ser fácil. Desde la desaparición del Serie Z, el sur del sur está huérfano de un festival rockero por y para la gente. Alguno levantará la mano y preguntará que pasa con el Monkey Week o ese invento de este año llamado Monkey Weekend, cada cual que aguante su carro, porque hablamos de harina de otro costal en más de un sentido. A lo que iba, la ilusión debe obtener recompensa, por eso desde Rock Scene Projects trabajaban para que esta pasado sábado 10 de junio, el rock potente tomase las riendas. Cuentan que el Electric Rock Day ha llegado para quedarse, supongo que ahora con la cabeza fría, comenzaran a echar cuentas sobre lo sucedido, pero eso es otro asunto de momento, centrémonos en lo ocurrido en la Sala Paul.
Esta primera edición presentaba un cartel orientado hacia la escena local, con dos bandas jerezanas, una de Sanlucar y otra de Cádiz, claro que hay que recalcar, que sobre el escenario estaban dos de las bandas más exportables del sur del sur, aunque de eso iré hablando a continuación. El caso, es que desde la organización querían que el festival fuese una fiesta, el comienzo de una cita obligada. Buscando un ambiente familiar a primera hora y los conciertos bien entrada la tarde. Aprovecharon el fantástico patio de la Sala Paul para llenarlos de stands de discos, camisetas… que eran visitados por la gente mientras se refrescaban con una cerveza combatiendo este calor que parece haber venido para quedarse durante todo el verano. Los primeros en aparecer en escena eran el trío The Explosions. Desgraciadamente, no pude llegar a tiempo, pero las sensaciones eran buenas por lo que me contaba la gente. Desde luego, su ep suena muy, pero que muy bien.
En el patio apuraban los últimos tragos porque comenzaba la actuación de Bourbon. Lo de estos tíos es simplemente impresionante. Los puedes ver una y otra vez en directo, y no solo no defraudan nunca, es cada vez van a más. Su popularidad no es que necesite, sino que exige cambiar ya de división porque la calidad de sus canciones y su directo hace tiempo que lo subió a otra liga. No sé si será el azar, el respaldo o que más, pero es inconcebible que tengamos hasta en la sopa bandas de menor enjundia pero mejor dirigidas, mientras que Bourbon no están sonando día si, día también por cualquier rincón de la geografía. Su conocimiento del rock de fuera y del de aquí, se une de manera magistral en sus canciones, su rendición ante el hard rock clásico británico o norteamericano, y su pasión por Triana (como bien demostraron en una estupenda versión de «El Lago») y del mejor rock facturado en la península, ha conseguido aglutinar una fiel legión de fieles (entre ellos este que escribe), que nos rendimos sin remisión ante ellos el sábado. Una apisonadora en directo, esos riffs, el feeling que destilan, la audiencia entregada, cantando junto a ellos «Devastación», «Una cuestión personal», «Te esperaré»… y por supuesto «Johnny ha vuelto al barrio».
Llegaba el turno de J.C. Sisto y su nuevo proyecto, AstroVudú. Antes de comenzar el concierto, presentó en exclusiva la audición de su nuevo disco como Mater Dronic, «Del cielo nacen monstruos». El power trío tomaba el escenario con su hard psicodélico, su acid rock comandado por el virtuosismo de Sisto y su guitarra. Al principio el sonido no acompañó pero poco a poco fue colocando las cosas en su sitio y permitiéndonos disfrutar de esta máquina bien engrasada. Tuve la oportunidad de verles tocar hace poco y reconozco que me gustaron más que en el festival, aún así tres tipos como estos es complicado que no te dejen satisfechos con su forma de tocar y sus canciones, y si, sigo rendido ante la canción «Ángeles de opio».
Casi sin darnos cuenta, llegábamos a la última actuación de la noche, The Electric Alley, que andan preparando su gira europea, y que estaba claro que había muchísimas ganas de verles en directo por parte de la gente. El propio Jaime Moreno destacaba que la anterior vez que visitaron Jerez había mucha menos gente, y es que es bastante destacable la cantidad de gente que se acercó al Electric Rock Day y cuando The Electric Alley tomaron el escenario, la sala presentaba un grandísimo ambiente. Al igual que comentaba con Bourbon, estos tipos están en otra liga, y parece que la cosa va dando sus frutos. Su segundo disco, «Get electrified» no hace más que recibir buenas críticas, y en directo son un auténtico vendaval, tanto en sonido como en presencia escénica. Desde el primer momento consiguieron una audiencia entregada, tanto los que ya sabíamos lo que se nos venía encima, como los que no. Sonaban a gloria canciones como «Get Electrified» o «Can we have some love between us?», con un Nando Perfumo que es un guitarrista fantástico y sabe como meterse en su rol de guitar hero y un Jaime Moreno descomunal, ¡como canta este tipo!, algo al servicio de muy pocos elegidos. Tampoco es justo no destacar esa sección rítmica tan necesaria como eficiente. Desparrame total, invasión del escenario, sudor, risas, saltos, aquella era una auténtica fiesta de rock and roll, coronada con un brutal medley de Led Zeppelin compuesto por «Whole lotta love/Rock and roll/Communication breakdown», que desató la histeria y locura colectiva.
Una gran noche, caras de satisfacción, de cansancio, ese mismo que demuestra que no has parado ni un segundo. El primer Electric Rock Day ya es historia, no en nuestro recuerdo claro, ahora toca comenzar a pensar por parte de la organización en el segundo. Muchos aciertos, y algún error, claro está, pero que quedan en segundo plano. Que no pare la ilusión, que no muera el rock and roll.
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