Un Mito. El arquitecto de música rock. Un genio. Un icono nos dejó hace unos meses cuando ya tenía preparada su regalo, su adiós y su último legado. Tras 38 años sin que hubiera dado muestras de su arte original en formato de larga duración Chuck Berry tenía en mente dejar su oficio de contador de historias músicadas a la edad de 95 años y por fin ha visto la luz su despedida aunque lo fuese de forma póstuma.
El tratar de describir un disco bajo las premisas del personaje , su edad, su obra y las consecuencias de su edición de forma objetiva se torna una tarea complicada pese a ello intentaré escapar de la zozobra de su ausencia y pensaré que este CHUCK todavía es aquel que pese a no ser un adolescente cambió la vida de muchos de los jóvenes allá por los años 50 del siglo pasado con un sonido rebelde de origen negro que aunó las voluntades , sentimientos y pasiones de toda una generación . Cerrando los ojos y sonando Wonderful Woman el primer tema del álbum todavía se otea al Chuck como si el tiempo no hubiera pasado desde aquel Berry On Top de los 50 , su misma chulería, el mismo idioma y formas más que similares dónde sólo la presencia de Gary Clark jr a la guitarra podría entenderse como una concesión a tiempos modernos . El single elegido Big Boys mantiene el vivo el rock and roll tal y como Berry creó y en este caso son Tom Morello y Nathiel Ratelieff quienes hacen los honores de acompañar al maestro . Dos primeros temas y Chuck sigue siendo el meritado arquitecto de los años 50. El tiempo se ha detenido para nuestra satisfacción. Si hasta el momento Berry nos ha recordado lo que nosotros le debemos a él o mejor a su música con You Got To My Head y Darlin muestra un ejercicio de memoria de los que a él le marcó en su vida musical . Dos excelentes ejercicios de blues con el piano Robert Lohr como seña de identidad que suponen los momentos dónde uno no puede obviar que se trata de un disco de despedida en esa mirada hacía los albores de la música negra .
Chuck Berry de complejo carácter y con enorme ego ( merecido eso si ) se marca su propio autohomenaje con su secuela de uno de sus temas más carismáticos el inmortal Johnny B Goode reconvertida en Lady B Goode aunque para evitar que este lp se convierta en ejercicio de vacua nostalgia nos deja Dutchman , un blues recitado que deja sin aliento demostrando que esta joven en espíritu y que nadie ningún jovencito de nueva generación ni los presuntos imitadores de su legado son capaces de ponerse a su altura constituyendo el cenit de su trabajo pues el resto de los temas Jamaica Moon, Eyes of Man, ·3/4 Times (Enchilada) o She Still Loves Me son correctas canciones que no destacan en demasía sobre su obra conocida aunque si otros las hubieran firmado serían saludadas con salvas
He cerrado los ojos y en mi mente se encuentra fijada la imagen del Chuck en su pose clásica. Ha sonado el disco y esa imagen sigue ahí inalterada. No hay arrugas no hay vejez no hay luto. Lo mejor que se puede decir de este disco es que no hay despedida ni un recuerdo ni un comeback ni una adaptación a los tiempos, es Chuck Berry como siempre ha sido Grande y así te lo dice en una buena parte de sus surcos. Oído sin lagrimas ni desconsuelo si esto lo hubiera grabado hace unos 60 años tendría la misma notable valoración.
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