No se si arriesgar es de valientes, de locos o de ambos a la vez. Lo que tengo claro es que el riesgo asumido, si no está respaldado por el talento, tiene todos los visos de acabar en el fracaso más estrepitoso, y de eso tenemos ejemplos a mansalva, algunos conocidos otros desterrados de la memoria, a pulso, todo sea dicho. Perder el miedo es señal inequívoca de que el temor está presente, y este debe ser vencido aunque a la vez sea necesario, para no perecer en el intento, como dijo aquel, el miedo nos mantiene vivos. Y si trasladamos todo esto al arte, la sensación de desazón a veces es el acicate necesario para no dormirse en los laureles, cegado por el propio ego, más inflado que nunca a causa de los palmeros que habitan las redes sociales, y buscar el crecimiento continuo, el detalle revisado para ofrecer lo mejor de si mismo. Y unos locos, o unos valientes, o ambas cosas, pero plenos de talento son los sevillanos Wild Chain, que después de un disco debut de puro heavy metal sin aditivos ni conservantes, se lían la manta a la cabeza, o la asignatura de latín, y se plantan ante nosotros con esta adaptación de visos metálicos de Carmina Burana, algo arriesgado y a la vez plenamente satisfactorio.
Para los que no conocéis aún a esta banda sevillana, deciros que está formada por miembros de grupos clásicos del heavy sevillano como Cadena Perpetua o Urbe entre otros. En la banda podemos encontrar a los hermanos Pipio, Fali a las guitarras, Juan a la batería, FJ Kubero (voz), Pepe Mejías (guitarras) y Johnny Sobrino (bajo), y para este disco han adaptado siete de las composiciones de los cantos goliardos de los siglos XII y XIII, que componen Carmina Burana, todo ello en latín. Una mezcolanza de la potencia del metal y toda la sonoridad de la música medieval. Acompañando a los instrumentos clásicos de una banda de rock con aquellos predispuestos para llevar a cabo esta misión. Doce canciones que a priori podrían correr el riesgo de ir a parar a ese cajón desastre del folk metal, donde aparecen bandas interesantes pero también demasiada morralla apuntada al carro por meter el violín de marras, pero no, esto es otra cosa amigos.
«Rota fortunae» es el trabajo de unos músicos experimentados, curtidos, y lo más importante con talento. Una adaptación fiel, respetuosa, en la que han sabido entremezclar dos mundos en principio tan alejados y opuestos, la variedad y la riqueza instrumental es algo que no puedes alcanzar a concebir completamente en una sola escucha, sino que va incrementando cada vez que el disco va sonando a tu alrededor, ofreciéndote esos pequeños detalles que muchas veces se escapan a la primera. Además han llevado el espectáculo al directo y todo son grandes palabras para el resultado final. Un disco muy interesante, bien concebido y mejor ejecutado. Un riesgo asumido que debe culminar en éxito.
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