Uno de los discos que más he escuchado de heavy metal nacional, ha sido «Acero y sangre» de Muro. Un disco que ha sonado en casa tantas veces que he perdido la cuenta, que creo que los vecinos deben de saberlo de memoria, y eso que he cambiado varias veces de residencia durante los últimos quince años, sin contar que me lo compré justo al salir, así que imaginad. Por eso le tengo un cariño especial a esta banda y sobre todo a Silver, que siempre me ha parecido -no le conozco personalmente, aunque si tenemos amigos en común- un gran tipo. Y es que Silver sin lugar a dudas, es parte ineludible de Muro, pero también he disfrutado muchísimo de sus discos con su propia banda, Silver Fist, siempre un poco a la sombra de la situación de la banda madre. Diez años han pasado ya desde aquel «Lágrimas de dolor», (en 2015 lanzaron un ep) por lo que, en lo que a mi me respecta, tener en mis manos un nuevo disco completo de Silver Fist es símbolo de alegría.
Silver y los suyos, siguen haciendo lo que mejor saben hacer, heavy metal puro y duro, pero nada de sabor a viejos tiempos, líneas muy actuales son las que se dan cita en este «Fe ciega», que nos muestra a un Silver en muy buen estado de forma y unas guitarras que suenan realmente bien, nos pegan en la cara con uno de esos discos que reviven tu fe en el heavy metal, que a veces parece no ser tan ciega como creemos. Abren con «El infierno en mi», con un gran riff y esa batería de ritmo casi thrash, además de esos cambios de ritmo que no dejan lugar a la tregua. «Todavia vivo» es una canción a escuchar con atención porque me da la impresión de que es muy personal para el vocalista. «Mi rebelión» es un ataque frontal en toda regla, una batería aceleradísima, un riff contundente, sin prisioneros.
«El dolor» tiene un sonido muy heavy, mientras que vocalmente explora terrenos más melódicos, además de esos teclados magníficos. La canción que da nombre al disco, «Fe ciega», es posiblemente la que esté más entroncada en anteriores lanzamientos del grupo, de nuevo con una letra que estoy seguro que sale de los más profundo de Silver. «Morir otra vez» es muy rítmica, espoleada por ese riff cortante y esos teclados que se cuelan dando más vida aún. «Mi último día», contempla un ritmo muy fuerte, que te envuelve, gracias a la batería, y es que el trabajo que hace durante todo el disco es sencillamente espectacular. «Entre el odio y el amor» es la que más me recuerda a ratos a Muro. «Se acabó» luce un riff tremendo, y es que lo vuelvo a decir, el trabajo de guitarras es de nota durante toda la grabación. Pone punto y final, una correcta versión de «A light in the black». Siempre es un placer tener a Silver dando clases de buen heavy metal.
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