La gira “Twisted Love Tour” traía a THE QUIREBOYS por toda la geografía hispana para presentar su nuevo disco de título homónimo, así que el viernes 17 de febrero de 2017 nos encontrábamos en la Sala X de Sevilla para comprobar en que estado se encuentran los británicos en la actualidad.
Antes de los de Spike y compañía calentaron el ambiente dos bandas; los gibraltareños METRO MOTEL, un cuarteto que tocan un rock con toques pop, muy en la onda de grupos de gran éxito pero que por la poca gente que se encontraba en la pista y por tener un estilo algo alejado del “hard rock” no terminó de convencer a los presentes. La segunda eran los turolenses VISITANTES que a golpe de rock urbano “a lo Barricada” sí que empezaron a caldear el ambiente y a ofrecer unos tres cuartos de hora de diversión. Nos quedamos con algunos temas que sorprendieron como “Navegando”, “El cazador” o “Envuelto en llamas”. Un trío todo actitud.
Y sobre las diez y media de la noche aparecían “el plato fuerte” a ritmo de “Twisted love”, el single de este último trabajo. Un tema que los reconcilia con su mejor época, ya que no nos engañemos la parte fundamental del concierto siguen siendo sus antiguos clásicos y, sobre todo, de aquel extraordinario primer álbum titulado “A bit of what you fancy” del que sonaron nada menos que ocho temas, aunque todos parte de la historia de los QUIREBOYS. Desde la tercera canción cuando sonó “Misled”, se sucedieron “There she goes again”, “Hey you”, “Roses & rings”, “Sweet Mary Ann” y “7 O´clock” (estas tres últimas sirvieron como colofón al directo) y “Sex party” como segundo bis. Antes habían tocado ese “baladón” que es “I don´t love you anymore”, coreada por una sala que con los ingleses presentaba un aspecto extraordinario que no se presagiaba al encontrarse el local bastante vacío en las primeras actuaciones. “I love this dirty town”, que junto a la histórica “Mona Lisa smiled” fueron la muestra del “Homewreachers & heartbreakers”. Es decir que tocaron las mismas que del disco que venían a presentar, ya que solo sonó en la noche hispalense la de apertura al directo y un buen rock & roll como “Breaking rocks”, aunque cosas peores se han visto, ya que en la última gira de Billy Idol no tocó ninguna de su último LP (aunque es cierto que en este caso no estaba a la altura de su trayectoria y “Twisted love” es un disco interesante y recomendable). “Too much of a good thing” y “Gracie B” fueron la concesión a los tiempos más recientes y “Tramp & thieves y “This is rock & roll” completaron un set list brutal y lo que espera el seguidor de THE QUIREBOYS. Una hora y media de auténtico deleite.
La formación se sigue basando en el carismático líder Spike, con su eterno pañuelo en la cabeza, su traje con clavel y su peculiar voz rota. En la noche del viernes se le notaba algo cansado por lo que no la forzó en demasía (como dice el refrán “más sabe el diablo por viejo que por diablo”) y el sonido tampoco ayudó al estar más bajo el micrófono que el resto de instrumentos, donde destacaron esa “máquina de hacer riffs” llamado Guy Griffin y ese acompañamiento perfecto a las seis cuerdas que es Paul Guerin que junto al sintetizador de Keith Weir son la base del sexteto. Parte de la historia del final de los ochenta y buena parte de los noventa, que con los años siguen emocionando a una audiencia que esperamos sus actuaciones con ansia. Otro de esos conjuntos que echaremos de menos cuando se retiren. Mientras tanto nos podemos alegrar con sus continuas visitas por nuestro país.
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