Supongo que mucho de vosotros, sobre todos los que tenemos demasiados vicios y aficiones, solemos tener guardadas multitud de cosas. No solo los discos, libros, comics…. que suelen estar ordenados, más o menos y al alcance. También viejas revistas, recortes, posters, carteles, entradas… yo que se, una puta locura digna de estudio del mejor analista. A veces pienso, que si algún día de los que rebusco entre los cajones, apareciese una lámpara como la de Aladino, -que por cierto, aunque por obra de Disney, pensamos que aparece un genio maravilloso que nos concede tres deseos, según la tradición árabe, los genios de las lámparas eran demonios-, y me permitiese volver a vivir alguna época pasada, de carácter musical, tendría muy complicado decidirme por alguna en concreto, pero creo que una de ellas sería viajar a aquella Sevilla de los 70, donde muchos músicos se reunían alrededor de la Glorieta de los lotos, compartiendo experiencias, adquiridas por un lado de la música que escuchaban en el barrio, aquel flamenco que emanaba de la calle, del día a día, y lo ponían mano a mano con el rock proveniente de UK y USA, para crear una escena maravillosa.
Y volvería a aquellos tiempos revolases, porque amo a todas aquellas bandas plenas de talento y creatividad. Y encuentro mi máquina del tiempo personal justo a mi lado, cuando comienza a sonar el disco debut de la banda sevillana Hard Days, y me llevan de la mano mientras me pierdo recreando la mirada en su maravillosa portada, hacia ese rock de los 70, influenciado por el hard rock de Deep Purple o Uriah Heep, por el rock pleno de soul, por el rock psicodélico, por la guitarra de Hendrix. Y me vuelvo a reencontrar con cada sonido que me ofrecen la voz de Aurelio Dominguez, la guitarra de Luis Gomez, el teclado de Fran Rosado, la batería de Fernando Arteaga y el bajo de Carlos Ruiz. Amigos, discazo maravilloso el que han parido estos tíos.
Abre el disco «Acid explosion» donde riff y sintetizador se dan la mano para abrir la puerta de esta orgía sonora y cósmica, con ese pellizco Purple/Heep que a mi me pone como una moto. ¿Se puede hacer una declaración de amor más sincera que la que hacen con «Hey Jimi»?, lo dudo, porque aquí los sevillanos rinden pleitesía (como tantos) al llorado genio de Seattle. «Hard blues» tiene un feeling que tira de espaldas, que te atrapa a la primera, una voz que me ha recordado muchísmo a mi admirado Eric Burdon. «Soulles people» suena directa, fresca, con ese estribillo que engancha y de que manera, junto al duelo hammond/guitarra. «Hot Wheels» posee ese tipo de riff himnico que se te queda en la memoria a la primera, además muestra el estado de forma de unos músicos inmensos. No se queda atrás «Maybelline», que la bordan, logrando otro de los puntos álgidos de la grabación.
El órgano se convierte en el punto de partida y guia del viaje que es «No Future», donde además se aprecia cierto regustillo funk. «Desert spirits» huele a carretera, ecos californianos de The Doors, a ese blues potente de moteros, cerveza y grandes autopistas en los States. Bienvenidos a la grandilocuencia de «I don’t need you», simplemente maravillosa, con un fabuloso desarrollo instrumental. Se cierra el disco con la emotiva «I am free», y te deja la sensación de que no es justo que bandas con este talento tengan que andar peleando para que se les conozca, se les haga caso, cuando sus canciones son tarjeta de presentación sobrada para estar en primera fila. Y hablamos de su disco debut, al loro.
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