Que nadie se rasgue las vestiduras rockeras. Lo sé, esta tipa es una mamarracha y debería arder en el infierno por sus shows ridículamente ofensivos y sus vestimentas horteras. Aquel traje hecho a base de chuletas que lució en una entrega de premios merecía una buena parrilla con ella dentro. Provocar por provocar acaba siendo un arma de doble filo, sobre todo si detrás no hay un auténtico talento. Al final el impacto se diluye y siempre viene otra payasa más joven a entretener a las masas o a mostrar más partes de su anatomía. Que le pregunten a Britney Spears. Lo cual nos lleva a preguntarnos si detrás de Lady Gaga había algo más que pura provocación y singles para adolescentes.
Nunca había escuchado un disco completo de Lady Gaga, únicamente esos singles pegajosos e intrascendentes con los que nos lleva machacando desde hace casi una década. Pero he aquí que para este nuevo disco ha decidido ser tomada en serio, parece que lo de ir de diva petarda ya no daba para más. Hay muchas aspirantes al trono de Madonna y algunas parecen bastante más preparadas (Beyoncé, Taylor Swift, Rihanna). Lady Gaga llevaba un tiempo intentado cambiar de registro y ganarse el reconocimiento de ese público más adulto que la repudiaba. Así pues, se subió al escenario con los Rolling Stones, grabó un disco de clásicos americanos con el nonagenario Tony Bennet e incluso se fue de gira con él. Con Joanne la Germanotta decide dejar atrás las estridencias y las salidas de tono para hacer finalmente un disco de madurez a su manera. Para ello nada mejor que hacerse con los servicios de gente tan reputada como Beck, Josh Homme (Queens of the stone age), Kevin Parker (Tame Impala), Florence Welch (Florence + The machine) o Father John Misty. Todo ello enjugado por la acertada producción del hacedor de éxitos Mark Ronson (Bruno Mars, Amy Winehouse, Adele). Sin embargo, Ronson y Lady Gaga no se han dejado llevar al terreno sonoro de sus colaboradores de relumbrón, sino todo lo contrario. Han sido capaces de asimilar el talento de sus colaboradores para parir un nuevo sonido alejado diametralmente del sonido de ambos. El resultado no puede ser más sorprendente y refrescante.
Germanotta suena más guerrera que nunca en trallazos bailables paradójicamente compuestos por Josh Homme como Diamond heart o John Wayne. Si Josh Homme accede a colaborar con Lady Gaga ¿quienes somos nosotros para criticarle? sobre todo cuando el resultado es más que aceptable. Lo mismo se podría decir del primer adelanto Perfect Illusion en el que colabora Kevin Parker, parece que a los fans de siempre no ha gustado pero a mí me parece de lo mejor que ha hecho nunca esta señora si hablamos de cañonazos para las pistas de baile. Si hablamos de cañonazos, A-yo es pura fiesta. La voz de Gaga suena mejor que nunca en este disco. La desnudez de su voz y una guitarra son suficientes para llevar el tema Joanne a buen puerto y salir victoriosa. Joder, no me lo puedo sacar de la cabeza. Gracias a Father John Misty fusiona a la perfección el pop con el country en Sinner’s prayer y Come to mama. Por otro lado, la sensacional Hey girl recrea la sensualidad y el sonido del Prince de sus inicios al que la voz de Florence Welch hace ganar enteros. Una vez más, intuimos la decisiva labor que ha realizado Mark Ronson para el sonido final del disco.
Joanne es un crisol de canciones que se benefician muy inteligentemente de los colaboradores de lujo elegidos por Lady Gaga. Joanne es una jugada maestra para ganar credibilidad y un engendro totalmente disfrutable.
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