Regresemos a nuestras queridas ‘Oleadas Stoner’ con una banda que nunca ha hecho demasiado ruido a nivel popular (tampoco en la escena Stoner) y que ha nacido por y para el ‘underground’ como los yankees de Wilkes-Barre, (Pennsylvania), Balero. Como en todos los estilos, hay veces que te hace falta rasgar un poco más, que necesitas meterte más a fondo y descubrir bandas que están ahí desde hace años peleando y luchando por su banda y por su propuesta siendo igual o más interesantes incluso que algunas que llegaron demasiado pronto y gozaron de reconocimiento y ventas en muy poco tiempo. El caso de los practicamente desconocidos Balero podría ser uno de ellos, con una propuesta exclusivamente instrumental pero una banda enorme al fin y al cabo, con una capacidad interpretativa para quitarse el sombrero y unas maneras con el instrumento a la altura de los grandes del Stoner o, incluso fijaos lo que os digo, del Progresivo ‘a la Rush‘.
Insuflemos a la lectura ‘La Fuerza Negra’ de Balero…
Paridos a la causa desértica en 2002, el power trio, inicialmente formado por Jim y Jay Komitz, bajo y batería respectivamente, al que se les une el guitarra Shawn Lopuhosvky, se comprometieron a llevar su exigente propuesta instrumental hasta el máximo de los extremos. No es una banda que se haya prodigado demasiado discograficamente hablando, prefieren girar y moverse en su hábitat natural como lo es el escenario, aún así, en 2004 sacan su primera ‘demo’, en 2006 su primero E.P., One Planet Short Of The Sun, para en 2010, por fin, editar su primer álbum, After The End, que les abre al circuito internacional y pasar seis años ni más ni menos para tener continuidad con este segundo The Impossible Crusade (2016).
Si antes he utilizado el término ‘exigente’ no es que me refiera a que son infumables y/o difíciles al oído, simplemente a la dificultad que podría escuchar el oyente sin una voz y unas letras. A parte de ésto mínimo ‘handicap’ para gente sensible, The Impossible Crusade se consume perfectamente bien, no hay voz que amenice las hostilidades pero, ¡qué más da!, la banda se lo sabe hacer perfectamente bien para no aburrir mostrando una batería de riffs brutales y un abanico de giros y cambios de ritmo que abruman con ese Stoner Metal de tintes Groove/Sludge que acomenten.
Temas como «Thor», «The Reptile» o el track/título del álbum, «The Impossible Crusade», te van a recordar por momentos a Prong/Machine Head como a Orange Goblin/Karma To Burn, al igual que otros más elaborados y con más cambios en ambientes te traeran a la mente a Red Fang/Mastodon caso de «The Black Force» o te sumirán en obsesivos riffs y cambios de ritmo que lo mismo se asoman a Rush en «The Impossible Crusader» como a Helmet en el majestuoso «Atlas» en donde la banda alcanza una intensidad y un poderío de auténtico escándalo.
No ganarán nunca un puto Grammy pero en el ‘underground’ ya tienen a un ‘die hard fan Dilatado’…
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