El Leyendas del Rock es un referente en cuanto a festivales de metal en España. Once ediciones les contempla y su secreto para superar la “burbuja de los festivales” ha sido no volverse loco con los carteles, apostando por un perfil medio en la contratación de grupos, sumando a los de rock español, que fue la piedra angular en sus inicios, las bandas internacionales que llegaban desde el extinto Lorca Rock. Tras varios lugares de celebración se han quedado desde hace cuatro años en el magnífico Polideportivo de Villena (Alicante), un recinto cómodo, enorme, con césped y tres escenarios, dos principales (Jesús De La Rosa y Azucena) y uno más pequeño (Mark Reale) y que todos las temporadas van mejorando con su abono de piscina, esta edición camping con sombra, pantallas para ver mejor los conciertos, mesas y sillas para comer, nueva zona de mercadillo y más conciertos en otras zonas, como en el camping de 14 horas a 15.45 y en la Plaza Mayor de Villena con unos acústicos a las 12 del mediodía con Eluveitie y Gigatrón. Todo con unos precios más que competitivos que les sitúan como un evento importante. Y así lo piensa el público, cada vez más numeroso en sus tres jornadas, y sobre todo en la gratuita.
Todo comenzaba el miércoles 10 de agosto donde llegué a la actuación de Lords of black, ya que fue imposible llegar a ver a In Mute. Ronnie Romero al que vi en Nova Era o The Rising, el tributo a Rainbow que ha acabado por conducirle a esta banda como ocurrió con Arnel Pineda en Journey y que demostró ser poseedor de un timbre de voz como pocos hay en España como demostró en la versión del “Neon nights” de Dio. Llegaban a presentar su segundo álbum de nombre “II” y sirvió de perfecto aperitivo a uno de los platos fuertes como era Fear Factory que fueron a
lo seguro con un set list donde destacaban los temas del “Demanufacture”, sin duda su mejor disco, como “New beed”, “Self bias resistor” o “Replica”, con un Burton Bell mejor de voz que en otras ocasiones que he visto a los estadounidenses y un Dino Cazares demostrando lo buen guitarrista que es, aunque es lamentable que una banda de metal industrial vengan sin sintetizador y con todos los efectos grabados. Puedo perdonarlo si es un tema puntual pero no cuando es uno de los pilares de tu música. Cosa que no hizo Warcry que en un alarde aparecieron con una orquesta, aunque sin decir en ningún momento cual, para interpretar sus temas arreglados para su acompañamiento clásico. Como es lógico, se centraron en su repertorio más tranquilo, con preferencia a la balada pero gustaron a su enorme parroquia con temas como “Nana”, “Aire” o “Hoy gano yo”. Un Víctor garcia bien de voz y una banda que por desgracia sonaba muy por encima de las cuerdas (los violines apenas se distinguían) y bien sincronizado con metales y percusión. Tras los asturianos era el turno de Mojinos escozíos que a ritmo de Rocky entraban en escena con “Tío chulo”. Quien haya visto algún concierto de “El Sevilla” y compañía sabe lo que va a ver. Risas aseguradas, unos músicos mejores de lo que aparentan y letras de “cachondeo” como “Soy guay”, “Ueoh!”, “Jerónima” o “Las niñas de Lasalle”. Noventa minutos donde hubo desnudos femeninos en el público, las bromas de siempre con la banda metiéndose unos a otros y hasta un par de cortes en el sonido bien resueltos (por cierto, como sucedió también con Fear Factory). Como dicen los catalanes-andaluces “¡Qué canshiones más bonitas tenemos! Y de un tono burlón a otro, pues El reno Renardo es más de lo mismo pero desde Euskadi. Empezaron con un sonido horroroso que hizo que no se oyese nada de “Ancho cipote” pero poco a poco fueron solventando la difícil papeleta y con cortes tan hilarantes como “Merienda-cena medieval”, “Festival”, “El bogavante” o “Crecí en los ochenta” acabaron “metiéndose al público en el bolsillo” y cerrando la jornada por todo lo alto.
El primer día de abono comenzaba con los geniales daneses D-A-D, acrónimo de Disneyland after dark y a pesar de abrir fuego a las cuatro y media de la tarde y tener solo cincuenta minutos fueron de lo mejor del día desde su inicio con “Bad crazyness” y un Stig Pedersen que aparecía vestido de Napoleón con su bajo de dos cuerdas y los hermanos Binzer transmitiendo en cada acorde y riff hasta un final impagable con “Monster philosophy” y “Sleeping my day away”. Tras los daneses fui al Mark Reale a descubrir a los suecos Bombus, cuarteto de múltiples referencias desde el rock setentero, al punk metal de Motörhead o el thrash de Metallica. Una sorpresa a la que pienso seguir pues sonaron demoledores a pesar de no tener definido el estilo. Y tras ellos de nuevo a los dos escenarios principales para observar la fiesta que montaron los finlandeses Korpiklaani y su folk metal. Sesenta minutos llenos de gaitas, violines y ambiente festivo y etílico con temas como “Vodka” o “Tequila” que dejaron paso a sus compatriotas Stratovarius, a los que se nota que su estrella empieza a decaer pues estoy seguro que hace diez años hubiesen sido casi cabeza de cartel en un festival como éste. La diferencia es que ya no se encuentra Timo Tolkki y uno disfruta de esa etapa hasta el 2005, con su power metal melódico y temas como “Phoenix” o “Black diamond” en contraposición con sus últimos discos mucho más aburridos como su más reciente “Eternal”. Los de Timo Koltipelto se quedaron a medias. Y tras ellos los británicos Uriah Heep que dieron en su hora y diez minutos toda una lección de hard rock y aunque desde finales de los sesenta solo quede Mick Box a las seis cuerdas, su portentoso vocalista Bernie Shaw lleva con ellos desde 1986, “The wizard” o “Easy livin” solo se la he escuchado a él en directo. Da gusto una banda tan serie y con tanto gusto y clase. Lo contrario a Steel panther, una banda de buenos músicos, parodia de los grupos de glam ochenteros y con letras corrosivas e hipersexuales como “Glory hole”, “Community property” o “Asian hooker” y que al llevar al escenario a 17 jóvenes en la canción con ese título, levantaron una polvareda de polémica entre cierta parte del público que acusaba a la banda de misoginia y cosificar a la mujer. Tema del que se habló durante el resto de festival y que tendría un capítulo aparte pues se puede argumentar desde varios puntos de vista. Lo malo de Steel panther no es eso sino el exceso de parones para hablar sin descanso, pero es parte de su show. Tras la broma, algo serio como la actuación de Anthrax que si bien es verdad que tocaron tres temas del “For all kings” que venían a presentar , se centraron más en sus clásicos como “Madhouse”, “Got the time” o “Antisocial” donde demostraron el buen estado físico de Joey Belladona y la genialidad de Scott Ian a la guitarra, que además transmite dando la impresión de que disfruta con su trabajo. Y eso es de privilegiados. Con todos estos grandes conciertos el death metal de los suecos At the gates no consiguió que me enganchase, como sucedió la otra vez que los vi hace años en Getafe, y acabe agotado por lo que di fin a la jornada para descansar.
El viernes comenzaba con más nórdicos, Dark tranquility, que como At the gates son suecos, tocan death metal pero son más melódicos y me convencen en directo, con genialidades como “Therein”, por lo que una hora se nos hizo escasa a muchos, entre los que me incluyo. Y al escenario pequeño a ver la primera banda española en dos días pero Leize son parte del patrimonio del rock urbano y su último disco “Cuando te muerden” una maravilla. Los de Patxi Carrasco y Félix lasa dejaron buenas sensaciones y siempre es un placer escuchar “Futuro para mí” o “Buscando, mirando”. Y como decían unos paisanos de Leize “No hay tregua”, así que en el escenario Jesús De La Rosa esperaba Dirkschneider, nuevo combo de Udo Dirkschneider que ha dejado su nombre de pila y utiliza su apellido para una serie de conciertos interpretando sus éxitos de Accept. Cierto que los años no pasan en balde y se le ve mayor pero la voz a pesar de no ser la de hace treinta años, como es lógico, se mantiene en una forma admirable secundado por un grupo bien engrasado y con un set list apabullante con todos los “hits” de los míticos teutones, así que en la tarde alicantina sonó “Princess of a dawn”, “Restless & wild”, “Fast as a shark”, “Metal heart” o “Balls to the Wall”. Uno de los conciertos del día. Tras el germano de nuevo al Mark Reale a ver a unos clásicos de la New Wave of British Heavy Metal como Tygers of Pan Tang, con su guitarra fundador Robb Weir y el estupendo cantante Jacopo Meille. Una hora espléndida con enormes temas como “Euthanasia”, “Raised on rock” o “Hellbound” pero que tuvo la anécdota de la jornada cuando su vocalista, con muy poco “savoir faire” abroncó y amenazó al técnico de sonido, ya que le disgustaba su ecualización, cosa que nadie más notó pues estuvieron más que correctos. Tras la buena actuación de los británicos les tocaba turno a los fineses Children of Bodom que realizaron un directo gélido y glaciar que no consiguió transmitir en ningún momento y que los ochenta minutos resultaron eternos, aunque una buena muestra del respetable, sobre todo la más joven, sí que disfrutaban las evoluciones y el death metal que se interpretaba encima de las tablas. Tras la pequeña decepción de los del norte de Europa, pequeña pues nunca me han convencido en directo, llegó el “vendaval” Avantasia, con sus dos horas de actuación y un Tobias Sammet desatado como “maestro de ceremonias” y presentando a sus invitados Michael Kiske (Helloween, Unisonic), Jorn Lande (Masterplan), Eric Martin (Mr. Big), Bob Catley (Magnum) y Ronnie Atkins (Pretty Maids). Un precioso escenario en dos alturas, una banda de lujo con Amanda Sommerville en los coros y un “show” que más que un concierto de power metal parece una ópera-rock o un musical. Algo digno de ver y que hay que agradecer a los responsables del evento poder hacer disfrutar de un espectáculo tan mágico. Algo especial. No pensé que tras Avantasia llevase bien a uno de los grupos más célebres del black metal noruego como Mayhem pero la misa negra que desplegó su vocalista Attila Csihar, junto a la oscuridad de la madrugada, la catedral Nidaros en el telón y buena parte del repertorio de su inolvidable primer disco “De Mysteriis Dom Sathanas”. Otro motivo por el que son especiales sus promotores es por cosas como esta, ya que mayhem pierde si no tocan de noche y siempre ofrecen estas horas de la madrugada a alguna banda oscura como el año pasado sucedió con Satyricon. Barón Rojo se encuentran en un declive claro, ya que a pesar del magnífico guitarrista que es Armando De Castro, su hermano Carlos ya no tiene voz suficiente para llevar a “buen puerto” un concierto entero y si no quieren hacer las paces con Sherpa deberían contratar un cantante. Este que nos ocupa no ha sido de los peores que les he visto en los últimos años, ya que era un evento especial al tocar en su integridad el mítico “Volumen brutal” y desde “Incomunicación” hasta “El Barón vuela sobre Inglaterra” disfrutamos unos temas que ya son patrimonio del rock en español. Y encima de regalo nos ofrecieron más genialidades como “Cuerdas de acero”, “Con botas sucias” o “Barón Rojo”. Y es que aunque no estén en su mejor momento estos sí que son leyenda. Para cerrar Saurom, donde los gaditanos demostraron que cuando quieren son capaces de formar una fiesta inolvidable y pasadas las cuatro de la mañana ahí tenían a una nutrida representación del público divirtiéndose y sin parar de bailar. Un repertorio más festivo con sus malabaristas, actores, zancudos y hasta un dragón, aunque evitando sus efectos con el fuego, dejando los cortes más sentimentales y centrándose en su juglar metal. “la batalla de los cueros de vino”, “La leyenda de Gambrinus”, “Dracum nocte” o “La taberna” me dejaron para el arrastre.
Tras un espectacular arroz a banda en la vecina localidad de Biar y su posterior digestión, hizo que no pudiese llegar hasta el inicio de Powerwolf, combo de power metal pero con escenografía satánica y letras mitad demoniacas, mitad religiosas. Es una banda extraña que me ofrece sentimientos contradictorios pues algunos temas consiguen mi atención y otros me distancian mucho de lo que sucede en escena, aunque hay que reconocer que sonaron magníficos. Más power metal con los estadounidenses Symphony X, que lastrados por un mal sonido no llegaron a levantar el vuelo, a pesar de un Russell Allen que salió con una máscara tipo “El fantasma de la ópera” para desgranar ese power progresivo que los ha hecho célebres, aunque esperaba bien pertrechado que podían ofrecer una de las bandas que más me apetecían ver; los escoceses Nazareth que si bien es verdad que sustituyeron hace un par de años a su mítico vocalista Dan Mc Cafferty, la sustitución no ha podido ser más acertada pues Carl Sentence es un prodigio como cantante. Ante el público más veterano de todos los conciertos del festival pues apenas se podía ver menores de treinta años debajo de las tablas, impartieron toda una lección de hard rock en setenta minutos que me resultaron inolvidables, pues debo confesar que era el directo que más ilusión me hacía ver pues nunca había tenido la suerte de verlos en vivo. No tocaron “Telegram” pero sí “Changin´times”, “Miss Misery”, “Razamanaz” o su histórica “Hair of the dog”. Y de unos clásicos a otros, pues Dare era otro destinado a paladares exigentes, ya que a la misma hora tocaban en el escenario grande Helloween de los cuales solo pude ver la última media hora para escuchar “Future world” o “I want out” y comprobar que Andy Deris se encuentra en buen estado de forma. Pero retomemos a Dare; a ritmo de “Sea of roses” comenzaba un homenaje al rock melódico y el A.O.R. que los británicos bordan. Poca gente, con diferencia el que menos público había de los que asistí, pero un concierto con gusto y clase y temas como “King of spades” o “Return of the heart”, junto con esa preciosa “Emerald” de Thin Lizzy, no en vano su teclista y fundador Darren Wharton tocó con la legendaria banda de Phil Lynott. Tarja no pasa por su mejor momento, ya que su tesitura vocal ha perdido con los años y se apoya en exceso de efectos y reverb, aunque el espectáculo es ella, con un telón enorme con su silueta y un espectacular vestido blanco con un pronunciado escote. Que puede gustar, no lo dudo, pero a la ex de Nightwish le exijo mucho más, quizás haya perdido con los músicos que lleva en la actualidad. Venom tuvieron una hora magnífica para ofrecer su pirotécnico espectáculo con un Cronos que parecía disfrutar con sus nuevos temas, algo duros para mí. Preferí su final con “In league with Satan” y “Black metal”. Para cerrar dos bandas españolas, en el Mark Reale Ars Amandi que tras mil cambios en la formación parece que se han estabilizado y que realizaron un notable concierto con su folk metal castellano perpetrado por Dani Aller y su dulzaina y pito. Bien por los abulenses. Y más castellanos para cerrar, esta vez los manchegos Angelus Apátrida que demostraron por qué los de Albacete están tocando por medio mundo, pues su trash metal está a un nivel estratosférico, incluso acabando desués de su popular “You are next” con una versión de Pantera y que acabaron con las pocas fuerzas que me quedaban.
Pd: Pido disculpas a todos los grupos que no pude ver, ya que por solapamientos o cansancio extremo (catorce horas por día son muchas) no pude asistir a todos los que me hubiese gustado. Prometo remediarlo en sala.
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