Recuerdo cuando vi a Radiohead en el Reading de 1994. Aquel concierto me gustó mucho, unos chavales lleno de vitalidad, acababan de lanzar Pablo’s Honey y aquel Creep no paraba de sonar en las ondas. Ha corrido tinta desde entonces, la banda fue adquiriendo notoriedad, personalidad y misterio gracias a trabajos como “Ok Computer” y “Kid A”. A partir de aquí el quinteto de Abingdon se convirtió en una banda de culto con millones de seguidores de todo tipo de tribu urbana.
Radiohead gusta tanto al moderno, como al amante del folk o a los fanáticos del progresivo. Ya que para muchos el grupo se convirtió en lo abanderados del nuevo Krautrock desde que publicaron Kid A. A Moon Shaped Pool es su nuevo trabajo, la continuación de The King of Limbs. Las primeras pistas llegaron en enero, cuando el grupo registró una nueva empresa, Dawn Chorus LLP, y otra entidad llamada Dawnnchoruss Ltd. Aquello era señal que algo empezaba a moverse, ya que anteriormente el grupo antes de lanzar In Rainbows y The King of Limbs habían hecho lo mismo. Luego la banda empezó su juego del gato y el ratón soltando pistas en el momento más inesperado. Primero empezaron a circular temas por la red; luego el sábado 30 de abril, algunos fans que habían comprado previamente material en su página oficial encontraron en sus mails, una ilustración con las frases “Sing the song of sixpence that goes ‘Burn the witch” y “We know where you live”. A continuación el grupo vaciaba su web y sus redes sociales, dando que hablar en todos los portales informáticos dedicado a la música. El martes su página web y sus redes sociales volvían a funcionar con un previo enigmático. El miércoles, un vídeo de animación del tema, “Burn The witch” empezaba a poner nerviosos a sus seguidores. El jueves, una segunda información enigmática y para rematar, el viernes otro vídeo y este dirigido nada menos que por Paul Thomas Anderson.
Un vídeo para la canción, “Daydreaming”. Para terminar la intriga, un pequeño comunicado anunciando que la versión digital del álbum llegaría este domingo a las siete de la tarde… Radiohead ha jugado a lo que mejor hace, a provocar incertidumbre entre sus expectantes seguidores. El esperado noveno trabajo de la banda británica ya está recorriendo como la pólvora la red, descargándose tanto legalmente como ilegalmente, dinamitando todo los portales de descargas. 52 minutos, integrados por once temas ordenados en orden alfabético es lo primero que salta a la vista del oyente más avispado. Pero con la primera escucha uno se percata que muchos temas son una sorpresa a medias, ya que los fans más acérrimos las conocen desde hace tiempo, es el caso de “True Love Waits”, una composición de más de 21 años de antigüedad ya que la primera vez que se escucho fue en 1995 en la gira de su segundo disco;The Bends, y posteriormente incluida en 2001 en el disco “I Might Be Wrong: Live Recordings “. “Burn the Witch” es un descarte de “Hail to the Thief”, “Present Tense” se había escuchado previamente en vivo en los conciertos de Thom Yorke durante la gira “The Eraser”, solo “Daydreaming”, “Decks Dark”, “Tinker Tailer Soldier Sailor Rich Man Poor Man Beggar Man Thief”, el resto son temas que la banda ya había interpretado en algún momento, pero Yorke y sus compinches son lo bastante astutos para sacarle un brillo inédito a dichos temas, remodelándolos sabiamente.
En definitiva el nuevo disco de Radiohead suena a Radiohead desde que suena esos violines en el minuto 0. Tenemos de todo un poco, y es normal, ya que como lo he comentado más arriba, el disco está compuesto por muchos temas que se compusieron a lo largo de su carrera, por lo que a cada corte un regusto a antiguos trabajos nos vuelven a la memoria. Evidentemente el factor sorpresa ya no es tan fuerte como cuando salieron “Kid A” o “Amnesiac”. Pero temas como “Daydreaming” , “Desert Island Disk”, ”Glass Eyes”, “The Numbers” son unas joyas que desde este mismo momento son parte del mágico mundo de Radiohead.
Ahora, como siempre llegara tanto las alabanzas como las críticas negativas, pero qué más da, lo importante es que se hable de A Moon Shaped Pool y eso hace tiempo que lo entendió Thom. Stanley Donwood, que no es otro que el escritor Dan Rickwood sigue siendo el responsable del diseño de la portada, una cubierta que me recuerda mucho las de Tangerine Dream, y que refleja perfectamente el contenido. Por cierto, amigos y fieles amantes de lo tangible, la edición en vinilo se puede comprar en su página oficial, con el gancho de que viene con un disco de caras B; lo que no me ha quedado muy claro que si ya, o el 17 de junio.
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