A mi no me duelen prendas a la hora de reconocer las cosas. Ganas, muchas ganas, tenía de tener en mis manos el nuevo disco de Electric Fence. La apuesta estaba alta, porque es una de esas bandas que una vez que las escuchas, comprendes que hay madera de sobra, que no son unos cualquiera, y cuando se generan expectativas, evidentemente, luego hay que cumplirlas, que los halagos son gratuitos, pero a la larga pasan factura, si no se sabe estar a las alturas de ellos. En la vida hay muchos caminos, pero al final, solo uno te lleva al sitio correcto, y lo mejor es encaminarlo de primeras, dejando los recovecos, para aquellos que necesiten excusas para ir disimulando carencias, o tiempo para ir aprendiendo las lecciones. El que tiene el don, debe levantar la cabeza y no perder rumbo, paso a paso, sin sueños ni ambiciones no necesarias, pero sin modestias que de falsas, terminan siendo molestas. Pero tranquilos, empezad a impancientaros, porque «Motorkiller» es la prueba palpable de que estos tíos son una puta banda de rock and roll con visos de ser grandes y mucho, si las circunstancias nos les ponen demasiadas zancadillas por el camino.
Si la inicial «Stole the fire» ya te pone los dientes largos, preparaos para lo que se os viene encima con la canción que da nombre al disco, puro hard setentero de sabor americano. Estos tipos tocan todo lo que les gusta, adaptándolo a su estilo y llevándolo a su terreno, y de pronto suenan sureños con toques soul con «What I am» y de que manera. Lo cierto es que la entrada del nuevo vocalista les ha dado más cancha todavía. «Red moon eclipse» los vuelve hard rockers, con unas guitarras flipantes, y una melodía de voz que te guia por su camino. «Don’t dare» sigue esa onda hard rock, que tan bien les suena, y es que bueno, a estos tíos les suena bien todo. Se vienen arriba -más aún- con el rockero de «Black Widow» y ese magnífico solo de guitarra más un fabuloso estribillo.
«Hold my claw on you» tiene un rollo muy rockabilly en esas guitarras y la batería marcando ritmo, mientras la voz le da un toque a lo Danzig. «Turn it on» vuelve a tesituras más hard rockeras, con unas guitarras muy marcadas y la voz atrayendo miradas. Cierra el disco una joya llamada «I’ll never turn my back on you», un precioso medio tiempo lleno de intensidad y elegancia, que no te puede dejar indiferente, imposible. Gran disco de una, otra, banda con muchísimo que decir, y con una base tremenda. Que bueno es este «Motorkiller».
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