Sinceramente, reconozco que me alegré muchísimo cuando me dijeron que Beethoven R. volvían a sacar disco de estudio, con nuevas canciones. Cuando el hard rock no estaba en su mejor momento de popularidad, ahí estaban ellos. Cambios de formación, historias varias, en fin, lo que por desgracia sucede a la mayoría de bandas que intentan mantenerse en este complicado mundo del hard rock, sobre todo si tiras de los Pirineos para abajo. Lo suyo esta claro, no necesitan meterse en otros rollos, ni abarcar otras formas de entender la música, porque su nombre es necesidad de buen hard rock, lleno de melodía y grandes guitarras.
Este «A fuego en la piel», quinto disco del grupo, es lo que esperamos de ellos, y la voz de Alberto García es todo un acierto para la banda. Y es que cinco años manteniendo la misma formación, que si no me fallan los cálculos, puede que sea la más duradera hasta el momento, bien valía que demostrase metiéndose en un estudio de grabación, si sus credenciales estaban a la altura del pasado del grupo, que sentasen las bases para un proyecto duradero. Y bueno, aquí está el resultado, todo el esfuerzo condensado en 12 canciones.
Comienzan sin pelos en la lengua con «Fuertes», tanto letra como música, muy potentes, ideal para abrir el disco. «A fuego» tiene ese sabor a Bella Bestia, una canción muy Beethoven R., hard rock directo. Muy destacables las guitarras, con unos solos muy buenos durante todo el disco. Me gusta mucho «La tentación… (no vive arriba)», muy rockero, y un buen estribillo. «Fruto prohibido» me suena muchísimo a Sangre Azul, sobre todo en la forma de cantar. «Como en un sueño» es una balada, en la que se basan en los cánones del género, acústicas, fuerza en el estribillo y de nuevo en la voz, algún recuerdo de Tony de Sangre Azul. Vuelven a la carga con la potente «Acción», donde la sección rítmica le da un toque más de energía junto al riff de guitarra. «Falsas promesas» presenta un gran riff, desgranando una buena canción hard rockera, con un estribillo muy directo.
«Siempre quiero más» tiene un comienzo muy sureño, para pronto tornar en hard rock típico de los 80, de nuevo basándose en un estribillo coreable. «El amo del miedo» recupera todo el legado del hard and heavy que se hacía en este país hace ya unas décadas. «El último tren» es un medio tiempo que les ha quedado muy, pero que muy bien, huyendo de la grandilocuencia de la power ballad, se han marcado una canción que se te queda marcada. Puro hard rock melódico es lo que nos ofrecen con «Vientos de cambio». Terminan a toda velocidad con «Normandia», guitarras fuertes, buenos coros y muchísima fuerza. ¡Qué alegría tener a Beethoven R. sonando en nuestros altavoces!
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