Vamos a recordar a un grande, con un disco que es como una novela negra que ha pasado de mano en mano y viajado en el bolsillo trasero de un ceñido vaquero. Lewis Allen Reed, más célebre como Lou Reed, que igualmente responde al apodo del aguafiestas del rock.
Tras una etapa completamente “destroy”, le llegó la época chulo chapero del Soho New Yorkino, y de esa guisa apareció en el disco Street Hassle, tal como si de un personaje de la película Cruising dirigida por el loco de William Friedkin e interpretada por Al Pacino, se tratase.
Street Hassle es un álbum de 1978, grabado en la ciudad de Nueva York y mezclado en Munich. Recuerdo este disco con cariño porque curiosamente fue el primero que tuve, antes de Transformer o Berlin , siendo mi favorito junto a Coney Island Baby. No es una obra mayor en la discografía de Lou, pero tiene algo que lo hace único, muchos fans le tienen un especial cariño a este disco, y es que Lou escupe las canciones con esa mala leche tan innata en él. La atmósfera que se desprende se puede palpar tema tras tema. Salió justo después de otro gran disco que pocos reivindican; Rock ‘n’ Roll Heart . Contó con un invitado muy especial, el bueno de Springsteen se acercó a los estudio donde Reed estaba trabajando, allí plasmo su voz en el tema que da título al álbum. Las canciones de Street Hassle son cáusticas y abarcan como casi siempre el mundo tan gustoso a Reed, el mundo de los inadaptados y marginados de la sociedad, de los toxicómanos, prostitutas, chaperos y travestís. «La Calle de la molestia» además de titular el disco, es el tema que abre la primera cara del disco, es un tema largo para un tipo como Lou, 11 minutos divididos en tres actos: «Waltzing Matilda» que nos narra a una mujer en busca de un prostituto masculino, la segunda parte consiste en un monólogo de un traficante de drogas sobre la muerte de una mujer en su apartamento junto a su compañero, supuestamente la Matilda descrita anteriormente. La tercera parte, «Slipaway,» Bruce Springsteen narra brevemente unas palabras, exactamente del minuto 9:02 a 9:39. Cierra la primera cara este tema junto a » con su estribillo incesante y fascinante y «Dirt” toda una declaración sobre la mugre que transita por algunas calles, la sensación desprendida es parecida a algún relato de Truman Capote o Raymond Chandler.
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La cara B empieza con una demanda que ya sospechábamos, Lou Redd quiere ser negro «I Wanna Be Black», 2:52 de puro rock provocador ritmo callejero. «Real Good Time Together», es una composición que se remonta a los días de Reed en la Velvet Underground, «Shooting Star» y «Leave Me Alone» siguen con ese característico vilipendio hacia el prójimo, «Wait» segrega inmoralidad y escabrosidad como solo la “Lou “puede ofrecer.
A lo largo del disco le acompañan las voces de su seguido de aves nocturnas, Jo’Anna Kameron, Angela Howard, Christine Wiltshire y Genya Raven. En definitiva Redd nos ofrece su visión de su calle apestosa, su “Walk On The Wild Side” sobre un tapiz de terciopelo, y es que esa era su definición de la belleza en 1978. Tras este disco Lou no volvió a ser el mismo. Recapacito y se convirtió en un intelectual decadente y sobrado de si mismo, renegando y escupiendo sobre todo lo que antes admiraba y amaba.
Uno de mis discos preferidos del maestro Reed